Murió Jorge Lanata

El último suspiro de Jorge Lanata fue un fuck you al periodismo que se relaja en algunas épocas del año. El periodista más polémico del país murió el 30 de diciembre, para alterar las alicaídas redacciones y provocar un cimbronazo cuando el año cierra la persiana.

Como la tragedia de Cromañón, la muerte del creador de “Página 12”, “Periodismo para todos” y “Día D” fue una nueva advertencia de que el periodismo debe estar despierto los 365 días del año, las 24 horas del día. Tenía 64 años y estaba internado en el Hospital Italiano desde el 14 de junio, donde entró y salió muchas veces, pero siempre con otro destino hospitalario: la clínica de rehabilitación Santa Catalina.

Una neumonía nunca curada determinó la salud del periodista que supo molestar al poder con cada informe de domingo a la noche. Para algunos, Lanata es el creador de un nuevo estilo de hacer periodismo, para otros fue el continuador no siempre obediente, no siempre encarrilado, de una profesión que conoce claros y oscuros, como todas.

En otra mueca hacia el destino periodístico, la noticia de la muerte de Lanata se difundió pasadas las 15:30, en el horario en que la televisión argentina se inunda de programas de chimentos que durante los últimos meses se ocuparon de la disputa familiar por su cuidado y por su herencia.

Hasta se podría decir que la muerte como destino esperado a su deteriorada salud fue también una gambeta para los apresurados periodistas que recordaron a los muertos del 2024 antes de que terminara. 

Si en algo consistió el estilo de Lanata fue en buscar el impacto más allá de la simple noticia. Su postura frente a la cámara, al micrófono o la computadora, sus trajes coloridos y el tratamiento humorístico que le daba a temas muy serios llevaron al periodista al reconocimiento que hace que, otra vez, el país tenga un fin de año entre el dolor y la angustia.