El intendente de Merlo, Juan Álvarez Pinto, vuelve a escapar de la responsabilidad que le dieron sus electores y a solo un año de su reelección, con tres años de mandato por delante, pide licencia como jefe comunal para asumir el cargo de ministro de Turismo de la provincia de San Luis.
En el año 2019 hizo lo mismo, los vecinos de Merlo lo habían votado para ser concejal y renunció a la banca cuando aún le quedaban 2 años para asumir como intendente.
Es que Juancito siempre quiere más, no se conforma con lo que la gente le ofrece, él va por todo, porque la verdad es que no le interesan las personas, le interesa hacer realidad su proyecto personal que es ser el gobernador de la provincia de San Luis. Juancito es codicioso y egoísta, sus acciones lo demuestran.
Álvarez se toma licencia y no en el mejor momento de Merlo. Más allá de alguna obra remanente de gestiones nacionales y provinciales anteriores, las calles, las veredas, los espacios verdes, la limpieza, las luminarias, son un desastre.
Las irregularidades en los números del municipio, el nombramiento de familiares y amigos como funcionarios, las sospechas que hay “sobre los dibujos en los balances” y por ello la falta de transparencia, pueden volvérsele en contra y arruinar su sueño de ser gobernador, por eso deja al frente de la municipalidad a un tipo que su único trabajo anterior fue tener, por poco tiempo, un negocio de gastronomía (tal como se conoce en Merlo, duró poco) y de generar escándalos mediáticos con los empleados que dejó en la calle.
Qué mejor intendente interino que una persona con este perfil a la cual se le puede echar la culpa de todo en caso de que la cosa estalle por los aires, que además ayuda con su personalidad tóxica y engreída a ganarse la antipatía de los vecinos. Rodríguez es el fusible ideal para una vuelta forzada de Álvarez a la intendencia.
Por delante quedan muchísimos interrogantes:
¿Por qué Poggi le ofrece el ministerio de turismo a él? ¿lo querrá controlar? ¿lo querrá freezar? ¿será que Claudio Javier sabe de las intenciones de Juancito y lo quiere cerca para desactivarlo?
¿Será el ego de Álvarez tan desconmensurado que no advierte la posibilidad de que lo quieran quemar? ¿no se da cuenta Juancito de que la temporada va a ser mala porque la gente está eligiendo Brasil y otros destinos extranjeros por las condiciones macroeconómicas y porque su partido no hizo nada durante los últimos 12 meses a cargo del ministerio para atraer turistas? ¿Será que el amor por los flashes, los viajes y los lujos puedan más que la sensatez?
¿Poggi les habilitará la billetera a estos “buenos muchachos” sabiendo hasta dónde pueden llegar con dinero que no es suyo?
¿Juancito se creerá que puede ser “el topo” en el gobierno de Claudio para ganarle la pulseada desde adentro? ¿o será que simplemente huye del Merlo que dice amar porque Merlo ya no lo ama tanto?
Son preguntas que responderá el tiempo, tiempo que no tienen todas las personas ligadas directa o indirectamente al turismo, y que están muy preocupadas por la falta de reservas para la temporada de verano y las idas y venidas de los politiqueros de turno que estuvieron un año sin hacer nada al respecto.


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