La risa incorrecta
El humorista volvió con su stand up atípico, en el que cuenta que tuvo sexo con su abuela y se ríe de la muerte de su padre.
El humor corrosivo y ciertamente incómodo de Lucas Upstein ha cambiado poco en 10 años de carrera. Con algunos temas que son su su rótulo incorrecto (pedofilia, muerte, abandono, discapacidades, onansimo), el cómico reafirmó su vínculo con el público de San Luis.
“Debe ser la sexta vez que vengo acá”, advirtió el standapero que, sin embargo, cuando pidió que aplaudiera el público que ya lo había visto alguna vez, para medir el perfil de los espectadores, descubrió que eran minoría.
La información que Lucas debe recabar antes del show sobre si la gente conoce su estilo humorístico es fundamental para que los chistes fluyan sin incomodidades.
Tanto en vivo como en redes sociales el cómico hace gala de un humor en el que mantiene relaciones sexuales con su abuela, practica sexo oral con su hermana y se ríe de la muerte de su padre.
Si en los espectáculos anteriores, Upstein contó con gracia el momento en que se enteró de la muerte de su padre del corazón, para “Ángel caído", su nuevo show, prefirió contar -y con eso hacer reír- las circunstancias que rodearon el fallecimiento de su padre biológico, con quien tuvo una relación distante. “Siempre se la jugó por mi… era ludópata”, dijo.
La duda es cuánto de verídico tiene ese relató, pero es un detalle que puede soslayarse. Sobre el final, Lucas narró un momento que aún con los rasgos de similitud contuvo hechos a todas luces inventados.
La muerte de Liam Payne, el gobierno de Javier Milei (“cuando ganó me puse contento no por libertario sino por comediante”) y su parecido con Topa fueron algunos de los temas repetidos en un espectáculo que tuvo lugar en All right, el restó de la avenida Illia, el viernes a la noche.
A diferencia de muchos de sus colegas, y para alivio de sus espectadores, Lucas usa muy poco el recurso de hacer participar al público de sus ocurrencias. “No lo hago -explicó- porque es un riesgo que depende de que elija a un tipo que no sea un plomo y de que yo esté lo suficientemente rápido para hacer chistes con sus respuestas”.
En contraste con los temas furibundos que toca, el humorista mostró un respeto total hacia quién paga una entrada para ir a verlo. “Si no creyera que los puedo hacer reír no me movería de mi casa”, concluyó, sentimental, un espectáculo lleno de incorrecciones.
Redacción.


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