La justificación de la corrupción

Parecía un recorrido simple y de relax de dos hombres a bordo de un vehículo por las pintorescas y serpenteantes rutas de Traslasierra. El comportamiento y las charlas amenas entre conductor y acompañante así lo reflejaban. Pero no iban en una camioneta común, estaban a bordo de una completamente ploteada que es propiedad del Gobierno de San Luis.

Las letras grandes con la inscripción "Logística" llamaban la atención de quienes se topaban con la pick up en la carretera cordobesa, que en varios tramos tenía que bajar la velocidad porque se notaba el movimiento turístico.

Debajo de esa leyenda, en la Toyota Hilux, patente JZU043, reza el nombre del ministerio al cual pertenece, el de Salud. Por eso, la pregunta que quedaba flotando era: con tantos ajustes de por medio y con tantas denuncias por el otro, ¿qué hacía una camioneta sanitaria de San Luis en tierras cordobesas?

Testigos la alcanzaron a fotografiar en su paso por la coqueta e histórica localidad Nono, un pueblo de ensueño, tal como la catalogan quienes año a año la visitan para salir del estrés laboral, escolar y vehicular. Otros afirman que la vieron tomar por las Altas Cumbres. Incluso, hay fuentes que dan fe de que en su recorrido observaron a uno de sus dos ocupantes bajar cajas que contendrían medicamentos, a tono con el ploteado.

Ante eso, surgieron varios interrogantes: ¿habrá ido una comitiva oficial a llevar insumos sanitarios a ¿Córdoba?? ¿Cuál habrá sido el objetivo del viaje en un vehículo oficial? ¿Andaban de paseo?

El Diario de la República publicó el jueves la información en su página web y con el correr de las horas se convirtió en la noticia más leída de la jornada, con más de diez mil ingresos. En las redes, la explosión fue similar.

El Gobierno de San Luis trató por todos los medios de dar su versión de los hechos. Primero, con una nota casi a la medianoche subida a la Agencia de Noticias que estaba ilustrada con una foto de archivo. Luego, en la mañana del viernes, con una convocatoria a la prensa de la ministra de Salud, Claudia Spagnuolo.

Al lado de la doble cabina en cuestión, la médica ensayó tímidamente el "speech". Dijo que había instruido a personal de su cartera a que viajara a Santa María de Punilla para traer unos 30 aspersores que habrían sido donados por Nación durante el año pasado y que no habrían sido retirados. Los equipos fumigadores estarían destinados a la lucha contra el dengue u otras enfermedades o plagas.

El tibio intento de aclaración de una de las pocas mujeres que integran la primera línea del gabinete provincial no conformó. Muchos lo tomaron como una nueva y simple embestida contra la administración provincial anterior, un clásico ya trillado del primer mes del gobierno de Poggi. Y sonó como un intento típico de justificación de un hecho de corrupción en medio de una inédita política local de ajustes que toca principalmente el bolsillo de los trabajadores estatales y, como efecto expansivo, el de todos los puntanos.