SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

EN VIVO

Traelo a Bal

El showman e hijo de Carmen Barbieri degustó la cultura y reflexionó sobre su vida frente a cámaras. El conductor fue, por unos días, más puntano que la celebración del Cristo de la Quebrada y hasta se sacó una foto en la Catedral. 

Por Astrid Moreno
| 15 de mayo de 2023

Con un tono similar al que usaba "El Comandante", Ricardo Fort, Federico Bal pidió: "Chicos, ¿podemos por cinco minutos hablar un poquito más bajo?". Con ese respeto por el laburo del otro, colmado de acento porteño y de la galantería que lo caracteriza, se sentó en un bar de comida asiática de San Luis y, pese a los pedidos de brevedad de su prensa y primo, Luciano Bal, habló largo y tendido con Cooltura sobre su visita a la provincia y su vida, laboral e íntima.

 

El conductor de "Resto del mundo" se hizo una escapada, como él lo describió, y recorrió Merlo, en donde piloteó una avioneta; La Carolina y su mina; la primera escuela de Sarmiento en San Francisco del Monte de Oro; el dique de Potrero de los Funes; e incluso, paseó por la plaza Pringles y se sacó una foto frente a la catedral.

 

 

—Estuviste de turista en San Luis ¿cómo fue la experiencia?

 

—Bueno, la verdad nunca había estado en la provincia en plan descansar y para poder conocer. Siempre que la visito es con alguna obra teatral, revista o comedia y sucede que quedan como muy pocos tiempos para poder disfrutar. Realmente, tenés que ensayar, armar la obra y salir y trabajar y otra vez subirte a un bondi o a un avión y ya ir a otra provincia. Por primera vez, estoy pudiendo disfrutar de mi país. Hay algo de que cuando uno trabaja en teatro y recorrés en micros de gira, los viajes son largos y podés salir poco, a lo sumo a ver la noche, divertirse en la mañana y tal vez hacer una actividad en algún lado. Esta vez me di el gusto y el lujo, tienen un lugar muy bello y cada vez que voy la paso bien, la gente es hermosa, la gastronomía está cada vez más arriba, tienen realmente una provincia que crece y que se ve.

 

 

—Hablabas del teatro, lo último fue 'Kinky Boots', ¿cómo fue ese desafío de hacer a 'Lola' y 'Simón', el joven que se transforma para bailar en un club nocturno?

 

—Impresionante, creo que fue el más grande de mi vida teatral y laboralmente hablando. Nunca pensé que ponerme tacos, peluca, pechos y cola iba a ser tan divertido.

 

 

 El día que nací había un fotógrafo y fue tapa de una revista, de una nota muy grande con el hijo de Carmen Barbieri.

 

—Tuviste una situación de discriminación por estar travestido en la calle...

 

—Sí, dejé mi auto en un estacionamiento y fue una situación que me dio la suerte de poder entender lo que tal vez mucha gente de la comunidad vive. Me dio gracia que, en cabezas primitivas, encontrar que todavía hay gente que realmente piensa y tiene opiniones muy homofóbicas. Simplemente tenía las uñas pintadas de rojo, porque había hecho las fotos de la marquesina el día anterior y porque durante cuatro meses tuve las uñas de muchos colores, y cuando le di la plata, el tipo que cobraba me miró y agarró el dinero con desprecio. No me reconoció porque tenía una gorra y unos lentes. Me parece que esta obra da un mensaje tan importante y lindo. Le pasa tanto a 'Lola' por dentro, y a 'Simón', que es increíble, porque tiene mucho para contar y para gritar. La obra baja un mensaje de libertad muy lindo para nosotros como país, que nos mostramos súper libres y en el fondo hay mucha homofobia, transfobia y persecución.

 

 

—Para hacer a 'Lola', ¿hubo alguna inspiración en tu mamá?

 

—Absolutamente todo de ese personaje es mi madre. Son los amigos, los vestuaristas, los bailarines y asistentes de ella. Es una persona hermosa 'Lola' y la extraño un montón porque se animaba a muchas cosas que yo no, es muy loco. Recién ahí entendí lo que es el arte del transformismo y del drageo, cuando desaparecí yo en el espejo, aparecieron todos los amigos de mi mamá y gente que conocí de la revista y la movida LGBTIQ+.

 

—Hablás con mucha admiración...

 

—Los amo, me crié en un boliche gay, entre todos los bailarines de mi vieja que me cuidaban mientras ella hacía sus ensayos y trabajaba. Estuve muy cerca de la homosexualidad de chico y me dio una libertad tan linda de poder entender, a los dos o tres años, que el amigo de mi mamá tenía un novio y era normal. Estamos hablando en los 90 que no era tan común, recién ahora se está normalizando.

 

 

— Por muchos años se te asoció a los realities y ahora te vemos en otro rol ¿fue con una idea de cambiar esa imagen? ¿Te molesta?

 

—No, a esta altura nada me molesta. En mi vida, el día que nací había un fotógrafo y fue tapa de una revista, de una nota muy grande con el hijo de Carmen Barbieri. Me acostumbré a eso. Me gustó mucho cada reality que hice y algunos eran más creativos. Con el "Bailando" podíamos armar un equipo lindo, presentar coreos y shows impactantes. En "MasterChef" fue muy divertido también el poder innovar en la cocina, yo solamente lo hacía porque tenía que sobrevivir, porque ya no está más mi mamá para hacerme las milanesas y el pastel de papa. El "Bailando" fue cambiando igual que Marcelo, pero en el momento en el que estábamos nosotros, más allá de los problemas y mis separaciones, que son como las de cualquier tipo de 33 años o 25 en su momento, se podían equilibrar con la presentación de un show grande y en el que confiábamos. Terminamos ganando, trabajamos juntos durante tres años porque no nos podíamos separar de lo lindo que salían las cosas.

 

 

 

—Con el "Bailando", años después, hubo un replanteo sobre el trato hacia la mujer en el reality ¿cómo lo viviste vos desde adentro?

 

—Como todos, pero no fue solo en el "Bailando" sino en la forma de hacer humor, de querer decirle algo lindo a una chica en la calle y no tener que decirlo porque puede sonar realmente ofensivo, de cambiar tu vínculo en la diaria en la percepción de lo que es gracioso y lo que antes hacía reír en una reunión solo de amigos y que no haya ninguna chica. Hoy, por lo menos yo, siento que hay cosas que ya no dan más gracia. Ni siquiera en un grupo íntimo de amigos. Afectó, en un buen sentido, a la tele como lo hizo en todos los aspectos gracias a Dios, nos hizo ver un montón de cosas y la vida de otra forma. Creo mucho en el cambio, pero no en la violencia ni el fanatismo, todo tiene su curso y es de a poco, el que no lo entiende hay que ayudarlo a que lo comprenda, pero con mucha amabilidad y educación.

 

 

—Sobre esta exposición ¿cómo fue, después, estar en el rol de panelista de un programa de chimentos?

 

— Rarísimo y por eso duré un mes y no lo pude hacer más; lo hice por una interna con uno de los productores del que soy muy amigo y era el programa de "Pampita" y yo la quiero mucho a ella; fui, estaba en un momento de agarrar muchos trabajos, pero no pude hacerlo, amé todo, pero no me siento cómodo en ese rol y me aburro.

 

—Muchos momentos de tu vida se convirtieron en meme. Por ejemplo, la tapa con tu mamá que decía que eras un niño superdotado o, el más reciente, que sos la persona que mejor hace sexting en el país ¿cómo tomás este tipo de comentarios?

 

— Me interesa saber quién me calificó de esa forma, porque si dijeron eso, agradezco, pero no creo que sea así. Entiendo que muchas partes de mi vida salen en la televisión, pero me gustaría que no crean todo lo que se dice porque no todo es verdad, algunas cosas sí, por eso estoy separado, pero otras no. Estoy bien, porque la televisión es eso: una maraña de información que, mientras mida, podés mentir un poco o exagerarlo y va a estar bien. Trato de reírme con los memes, apagar la tele a la tarde y vivir la vida.

 

 

—¿Cómo fue hacer "Rumbo al mar" con tu papá en una situación ya delicada?

 

—Todas las preguntas son de momentos muy lindos de mi vida y, de cada uno, es el mejor de ese aspecto. Teatralmente es 'Kinky' y cinematográficamente hice cuatro películas adelante de cámara y otras detrás, en la producción y dirección. Trabajar con mi viejo, ver su profesionalismo son los recuerdos que más me quedan en la cabeza y que no me las voy a poder olvidar, él ya estaba grande, complicado de salud y con muy poca fuerza. A las escenas llegaba como un anciano, le ponían una bata y una frazada. Hacía mucho frío en Tucumán, grabábamos en horarios muy temprano, y en Mar del Plata en pleno agosto, que era lo peor que le podía pasar. Pero le sacaban la bata, decían acción y él estaba como si nunca hubiera envejecido, faltaba Emilio Disi y Francella corriendo por La Brístol. Ese tipo era mi viejo y sigue siéndolo, en algún lugar.

 

 

Redacción / NTV

 

 

 

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Temas de nota:

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo