16°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

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Miguel San Martín, un argentino en la NASA

Es ingeniero electrónico y trabaja en la agencia espacial manteniendo el GPS calibrado  de la institución estadounidense, El especialista habló con Cooltura sobre su misión en Marte.

Por Astrid Moreno
| 24 de abril de 2023
Fotos: Gentileza.

Los argentinos y su pasión por subirse a lugares altos crece ante cada triunfo. Sin embargo, Miguel San Martín lo llevó a otra dimensión, la espacial. El rionegrino es jefe de Ingeniería para el Guiado, Navegación y Control de naves espaciales del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, más conocida como la NASA.

 

Uno de sus proyectos más importantes, y que está en funcionamiento, es el Perseverancia, un vehículo robotizado que ya se encuentra en Marte analizando sus suelos en la búsqueda de la tan teorizada vida marciana. 

 

En una entrevista con Cooltura, el argentino que trabaja hace 30 años en la NASA explica qué tan probable es hallar vida extraterrestre, si existe la posibilidad de que la Tierra se congele como Marte y cómo se maneja internamente la agencia estadounidense.

 

 

—¿Cuál es tu trabajo en la NASA?

 

—Yo soy experto en el guiado, navegación y control, es una rama de la ingeniería aeroespacial que se encarga del vehículo, es con matemática aplicada y también tiene su componentes de hardware, como los sensores, que son algo de mi especialidad, y de cómo pueden medir la velocidad del vehículo de forma relativa a la superficie de Marte y determinar si hay obstáculos. El vehículo, a medida que va aterrizando, tiene que frenar y guiarse en la atmósfera, lo que significa que debe saber su posición, como un GPS, no lo llamamos así porque no lo es como tal, pero funciona parecido. Ese sistema nos indica la posición del vehículo y sabemos dónde queremos aterrizar, se vuela como si fuera un avión y después tiene que reducir la velocidad para apoyarse lentamente, para eso tiene que tener un sistema de propulsión controlado que mide la altura y la velocidad. El truco es que todo eso tiene que ser de forma automática y nunca lo probamos, sino hasta que llega a Marte, todo lo simulamos acá en la Tierra así que no nos podemos equivocar en nada y si nos confundimos en un pedacito chiquito, pero es lo suficientemente grande para fracasar, el aterrizaje sería un bajón de millones de dólares, ocho años de trabajo. En resumen, nos jugamos todo en siete minutos; así que cuanto más lo hacés, más experiencia tenés y evitás los errores que cometiste anteriormente, eso me da un cierto conocimiento.

 

Al mismo tiempo, más sabemos y eso a veces nos juega en contra. Tener demasiado temor por todo te paraliza, podés sobrerreaccionar y que sea una distracción por algo que pensamos que puede ser un problema y no ponerle atención a las cosas más simples que pueden resultar en un  desastre. También hago el sistema de guiado de control que nos lleva a Marte, hay una responsabilidad en eso, ahí hay otras cosas interesantes, por ejemplo: los sensores de estrellas que miden la orientación del vehículo con respecto a ellas, porque no tenemos sistema de referencia, ni un Mc Donalds de punto. En todas las misiones trabajan miles de personas, es todo en equipo, nunca es una persona sola la que se encarga o es responsable sobre el éxito o el fracaso. Acá triunfamos o fracasamos todos.

 

 

—Actualmente están con la misión Perseverancia, ¿esperan traer muestras?

 

—Sí, está tomando las muestras y las deposita en suelo marciano en lugares en los que sabemos dónde va a estar. Hay todo un equipo que se encarga de eso. Yo soy parte del proyecto que las va a buscar, que son varios en uno: tenemos uno que es el de aterrizar cerca de las muestras; este vehículo viene con dos helicópteros chiquitos, que son otro proyecto, que van a volar y tomar las muestras en el piso y llevarlas de vuelta a la nave espacial que también tiene un cohete enorme de tres metros; el tercer proyecto, donde se ponen las muestras a través de un brazo robótico. Luego se lanza un cohete, el cuarto proyecto, y se pone en órbita a Marte. Después hay  otra nave en órbita, que es una contribución de los europeos, que se va a acercar y tomar la canasta con las muestras, las va a limpiar por fuera y encapsularlas, porque el problema es el miedo de traer material biológico marciano a la tierra y que nos mate a todos, aunque la probabilidad es prácticamente cero. Esa nave trae las muestras y después hay una última nave que desciende por la atmósfera al desierto. Así que eso es lo que trabajamos, yo en mi rol de hacer que aterrice el vehículo con el cohete y los helicópteros, que no son el plan A; sino que es el propio Perseverancia que va a llevar las muestras al cohete. Los helicópteros están ahí porque mañana el Perseverancia se puede morir. Por eso ya le dieron orden de dejar las muestras en la superficie, aún si muere mañana las tenemos a salvo para ir a buscarlas con el helicóptero, pero la idea principal, si Perseverancia está vivo, es aterrizar cerca de él y que nos lleve las muestras. Lo demás es todo por si las moscas.

 

 

—¿Qué esperan encontrar en estas muestras?

 

—Lo que estamos buscando es si hubo vida en Marte, ese es el objetivo principal de muchas de estas misiones. Hace 4 mil millones de años, cuando se estaba formando la vida acá en la Tierra con los primeros microbios, Marte era un planeta muy parecido al nuestro, tenía una atmósfera, ríos, lagos y era de clima húmedo y cálido. La pregunta es, si las condiciones se dieron para que surja la vida en la Tierra en ese momento y Marte era parecido, ¿puede haber surgido la vida? Después Marte cambió, perdió su atmósfera, se enfrió y se secó, el agua se congeló y hoy es un lugar hostil. Pero si en aquella época se formó la vida es posible que se haya adaptado y esté en el subsuelo marciano. Siempre estamos hablando de vida microbiológica, no compleja.

 

 

 En la década que viene ir a Marte, volver con astronautas y traerlos vivos me parece que es factible.

 

—¿Qué implicaría saber esto?

 

—Queremos saber si la vida es un fenómeno puramente terrestre o algo común en el universo. Hoy por hoy el único lugar sobre el que tenemos noción de que hubo vida es la Tierra, pero sería muy raro que en la inmensidad del universo seamos los únicos en los que este fenómeno haya ocurrido. Hay un tema filosófico, incluso tal vez religioso, de por qué Dios dijo que la Tierra sea el único lugar con vida, en eso viene el principal interés de esta misión y de entender si hubo vida en Marte. Aclaro que no pensamos encontrar vida al menos en la superficie, es tan complejo que es más fácil traer las muestras y analizar acá con los mejores instrumentos, algunos del tamaño de una casa. Una vez que tengamos  las muestras acá las podremos repartir por todo el mundo a los centros científicos y algunas se dejarán sin tocar para que las generaciones descubran nuevas formas de estudiarlas.

 

 

—¿Existe la posibilidad de que nos suceda lo que le pasó a Marte?

 

—Exactamente, por eso es interesante estudiar otros planetas porque te dan un modelo de lo que puede pasar en el nuestro. Aunque en la Tierra diría que, con el calentamiento climático, se apunta a un futuro más parecido al de Venus, Marte fue para el otro lado. La Tierra se quedó piola, aunque ahora se está yendo todo al diablo, pero en Venus empezó a calentarse y cuantos más gases en la atmósfera, más atrapa la energía del sol, más se evapora el agua y se vuelve densa. Hoy en día la presión atmosférica de Venus es diez veces más alta, es tan densa que las naves espaciales que aterrizan ni siquiera tienen motores cohetes, los dejas caer y es como una gelatina la atmósfera. Eso es lo que le podría pasar a la Tierra, Venus es un mejor modelo de lo que puede pasar si no controlamos la emisión de gases que atrapan energía solar; de todas formas estudiar a Marte y cómo se enfrió es algo que siempre tiene su uso para poder entender los sistemas climáticos, aún el nuestro, a pesar de que estamos yendo a la dirección opuesta.

 

 

 

—A la NASA siempre la rondan teorías de que ocultan información y que ya encontraron vida extraterrestre, ¿qué tan real es eso?

 

—Es 100 por ciento falso, lamentablemente. Nos encantaría que fuera cierto, somos todos fanáticos de la ciencia ficción. Cuando me dicen eso me río porque la NASA es una agencia espacial civil y no militar, atrae a mucha gente que justamente no quiere trabajar en la milicia y con armas por varias razones y una de ellas es porque el secreto es fundamental y son personalidades a las que no les gusta que les digan que no pueden hablar. Además, somos todos fanáticos de las Guerras de las Galaxias. De saber que encontramos vida no se podría callar, sería imposible de mantener dentro de la NASA por la personalidad de la gente que trabaja allí, nos gusta que sea abierto, por eso todo lo que hacemos podés encontrarlo en internet y ver las últimas fotos de Perseverancia, por ejemplo. Queremos que el pueblo, en especial el americano que pagó por los impuestos, tenga acceso a lo que estamos haciendo. Siempre hay ciertas cosas en las que hay que tener cuidado, en relación a los científicos que trabajan y tienen un tiempo para procesar la información antes de hacerla pública porque quieren escribir papers y ser los primeros en hacer un descubrimiento; pero a la larga todo se publica y todos tienen acceso a la información que nosotros traemos de Marte. La NASA no es una cultura para mantener secretos.

 

 

—¿Cuál es el vínculo con SpaceX y Elon Musk?

 

—Tenemos varios, primero no competimos con ellos. La gente piensa que sí, pero SpaceX no existiría sin la NASA. Fue gracias a un contrato que la NASA les dio, a través de un llamado de licitación, para reaprovisionar la estación espacial, ellos estaban en quiebra cuando comenzaron a trabajar con nosotros. Eso le permitió terminar de desarrollar su cohete Falcon 9 y una cápsula espacial. Después la NASA puso otra licitación para llevar astronautas y la volvieron a ganar.

 

 

—¿Cómo es la labor con SpaceX?

 

—Si vamos a poner astronautas, nos tienen que garantizar que sea seguro, es una relación donde la NASA tiene que supervisar, pero a su vez no les puede decir exactamente cómo hacer las cosas porque queremos que lo hagan de la forma más barata posible. Esa es una relación muy simbiótica y también la NASA los alienta a que busquen otros clientes utilizando las tecnologías que ellos desarrollaron para nosotros. Si hacen plata y están saludables económicamente y eso nos ayuda a nosotros cuando queremos hacer una misión y necesitamos un cohete podemos comprarlos más barato. Los cohetes de lanzamiento son una competencia que se pone, como decir que necesito un auto para irme el fin de semana a Mar del Plata y el flete más barato lo pedís, nosotros hacemos lo mismo. Ellos están bajando los costos y nos viene bien porque abarata nuestras misiones. Estamos muy contentos de que ellos hayan desarrollado esta tecnología y reutilizado los cohetes. Hubo otra licitación para llevar a los astronautas a la órbita lunar, de ahí a la de Marte y traerlos de vuelta. Ellos no tienen interés ni hay un negocio para ir a estudiar Marte, sino que lo tienen que hacer a través del gobierno, eso no se lo vendés a nadie es un gasto más que otra cosa. No están interesados en la ciencia ellos.

 

 

 

—Intentaron hacer orbitar la nave Starship, hablaban de un 50 por ciento de éxito y, finalmente, falló una válvula que pospuso el primer vuelo de prueba...

 

—Es la nave que él está construyendo porque quiere llevar gente a Marte. Es una propuesta extremadamente osada porque hay que recuperar todo el cohete que es gigante, más grande que cualquiera que se haya hecho. Es muy probable que esto que está preparando no funcione, entonces quiere mentalizar al público. Va a estar buenísimo y tengo amigos que trabajan en eso, siempre nos escribimos y me cuentan cómo viene la mano. Este es el primer vuelo, no será tripulado y aún está bastante lejos de eso. Como es un cohete tan nuevo, en el que quiere recuperar la segunda etapa, las probabilidades son bajas, el 50 por ciento es bajísimo para nosotros. Una misión nuestra tiene que estar arriba del 99 por ciento, aún sin astronautas, cuando hay gente arriba tiene que haber varios nueves detrás de la coma. Cuando hablamos de misiones solo con robots el porcentaje es tan alto porque cuesta mucha plata y uno no puede decir que no funcionó y tirar dos millones de dólares. Pero Elon tiene un sistema, que se lo merece porque lo buscó, de desarrollar un sistema en el que él prueba y como es una compañía privada si hay un fracaso es una cuestión de ellos; pero si sucede con un cohete diseñado por la NASA, aún si es el primer vuelo, hay mucha presión política.

 

—¿Por qué está esa presión?

 

—La gente se cuestiona qué estamos haciendo con sus impuestos. Nosotros tenemos las manos atadas por ser la NASA y tener tanto prestigio, en cierto modo nos ata las manos y no podemos fracasar nunca. Aún cuando hacemos cosas extremadamente experimentales nunca queda bien que la NASA falle, mientras que Elon ya preparó al público y fabrica estos cohetes como espagueti, se le estrella y arma otro. El sistema de él es así, si no funciona y se les estrella van a probar, corregir e intentar nuevamente. Es un sistema que le ha funcionado muy bien. Además se ríe cada vez que pasa eso, manda un tuit y hace chistes sobre el tema. Me pregunto cómo será cuando empiece a mandar cosas a Marte porque la ventana es de dos años, si lo mandás y no te funciona tenés que esperar mucho. Va a tener que mejorar la puntería, pero acá en la Tierra y la Luna te podés dar el lujo mientras tengas el recurso económico.

 

—¿Qué tan factibles son estos viajes turísticos a Marte?

 

—Eventualmente, son factibles. Lo que hicimos de mandar dos astronautas a la Luna y traerlos de vuelta es el primer challenge y es dificilísimo. Ir a Marte es 100 veces más complicado. El hecho de que Elon quiera poner 100 personas en un cohete en la década que viene nos cuesta creerlo, pero él hace cosas así. Si este cohete nuevo le funciona va a cambiar la forma de pensar en estos temas y por ahí se acelera mucho. Como ingeniero siempre uno es muy escéptico, pensás en lo peor; en primer lugar me contentaría viendo astronautas en la luna que no he visto desde los 70, ahí es dónde está mi atención. Después, poner un par de astronautas en Marte y traerlos de vuelta, me encantaría poder verlo en lo que me queda de vida. La década que viene ir a Marte, volver con astronautas y traerlos vivos me parece que es factible, pero de ahí a llevar 100... veremos. Por otro lado, la nave que hace no te da mucha elección, son diez o cien. La cápsula del Starship es enorme, incluso necesitás un ascensor para que te lleve a la superficie, es un edificio de diez pisos el que va a aterrizar, es casi ciencia ficción y está buenísimo.

 

—¿Cómo se toman desde la NASA las teorías que dicen que el alunizaje fue ficcionado?

 

—Fue real, aquellos que digan que no, es como discutir con la gente que dice que la Tierra es plana. No vale la pena ni discutirlo porque no hay evidencia que les podás dar y que la procesen. Siempre lo digo, me da fiaca responderlo porque es algo que no tiene sentido. Los primeros que se hubieran quejado hubieran sido los de la Unión Soviética, que perdieron la conquista espacial y no solo fue así, sino que mis profesores de la universidad que trabajaron en el proyecto Apolo II fueron a dar una conferencia a la Unión Soviética y los felicitaron. Cené con un astronauta que caminó en la Luna y es geólogo, aquellos que no quieren creer se están perdiendo algo muy lindo que pasó en los años 60, es su pérdida.

 

 

—¿China es el real competidor de la NASA?

 

—Tienen un programa espacial muy exitoso y lograron cosas realmente excepcionales. Estoy muy impresionado por lo que han logrado y cómo lo hicieron. Antes de los chinos el único país que había aterrizado exitosamente en Marte fue Estados Unidos, los rusos intentaron seis veces y fracasaron en todas, los europeos lo intentaron dos veces y tampoco pudieron, nosotros tuvimos una falla y después funcionó; los chinos al primer intento lo lograron. Tiene una característica muy oriental de que trabajan y a la primera les funciona, no es más que un acto de inteligencia, es una disciplina y algo más cultural. Parte de nuestro éxito es que tenemos una cultura muy abierta. Vos le podés decir a un jefe que algo no va a andar y no te van a echar, sino que al contrario te aplauden porque quieren que realmente funcione, pero en ciertas culturas es difícil de hacer, lo ven como una falta de respeto o simplemente son autoritarios. Han logrado mucho éxito así que algo deben de estar haciendo bien, copian mucho, pero también innovan, por primera vez sentimos que Estados Unidos tiene competencia real en la parte espacial. La URSS era muy buena también, pero tenían sus problemas.

 

Redacción / NTV

 

 

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