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El "Indio" Solari, a seis años de su última misa ricotera

El adiós de los escenarios del cantante de "Los Fundamentalistas" dejó un sabor amargo entre sus fanáticos, y un vacío que no podrá ser llenado.

Por Astrid Moreno
| 11 de marzo de 2023

Una calle repleta de gente que va y viene en todas direcciones; la meta, pasar a la siguiente cuadra y alejarse de la muchedumbre. Algunos se trepan a los autos estacionados, otros suben rejas y hasta techos; hay una mujer con un carrito de bebé que el gentío arrastra en una especie de pasamano a la par de la madre para que puedan salir del tumulto. La esquina ya está muy cerca, la siguiente vereda se divisa vacía y la sensación de alivio aparece… hasta que, un frío metálico corta la respiración a la altura del pecho. Hay una valla fuertemente asegurada. Algunos intentan derribarla sin éxito, otros se suman a la marea que regresa al predio, uno más allá está desesperado ¿cómo salir? No es la sinopsis de una película catastrófica, es lo que vivieron gran parte de los 300 mil fanáticos que fueron a ver al "Indio" Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado el 11 de marzo de 2017.

 

El ícono de la música y la cultura argentina, una insignia del rock nacional, anunció hace algunas semanas por una radio española a un conductor español, más precisamente Mariskal Romero, que se bajaba de los escenarios: el gusto amargo de su último, y trágico, show resonó fuerte en el inconsciente local; acentuado aun más porque lo hizo en un medio extranjero y no en el aire de la "albiceleste", en la que desplegó gran parte de sus 40 años de recitales, sus 15 discos de estudio y millones en la cuenta bancaria.

 

Con la estela lejana del "Indio" cada vez más añejada en la retina de los argentinos, solo queda recordar el último recital en el que, según estimó la periodista Florencia Baccello, de la sección espectáculos de El Diario de la República, que sigue al "Indio" desde chica y no se pierde una misa india desde 2014, dejó ver que sería el final cuando hizo algo que solo había ocurrido una sola vez: el 4 de octubre de 2001 en el estadio de Córdoba, que fue el último show antes de que se separaran Los Redonditos de Ricota.

 

 

En la previa, desde el Ejecutivo y la productora, aseguraban que todo estaba completamente preparado y listo. Brenda Bahl, antropóloga y olavarriense.

 

Los espectáculos del cantante finalizan siempre con “Ji Ji Ji”; sin embargo, en Córdoba terminó con “Un ángel para tu soledad”, mientras que en Olavarría lo hizo con “Mi perro dinamita”; eso, tiempo después, fue lo que terminó de convencer a Florencia de que había sido su última misa.

 

“Me dio nostalgia y pena haber terminado esa etapa de las misas con un recital tan vacío. El 'Indio' nos dio lo mejor de su obra y ya se jubiló. Es un bajón que haya sido así y que la gente lo recuerde con los disturbios y como un artista al que no le importó lo que pasó con la gente en su recital”, lamentó.

 

“Habíamos quedado que nos cuidábamos", dijo el "Indio" en 2017 a mitad del show. La pregunta es ¿quiénes habían quedado en eso?

 

 

Medio año de… ¿preparación?

 

En noviembre de 2016 Ezequiel Galli, intendente de Olavarría, anunció que el "Indio" Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado darían un show en la ciudad a 20 años de la cancelación del espectáculo de Los Redondos, en el que por primera vez los integrantes dieron una conferencia de prensa exponiendo a las autoridades de la localidad bonaerense por considerarlos “violentos”, según el cantante. Desde el municipio aseguraron que fue porque no tenían la capacidad estructural para contener a los numerosos fanáticos.

 

“La primera pregunta que se hace la producción para organizar un show es si el lugar está capacitado para recibir tanta cantidad de gente a nivel sanitario, camas y restaurantes. Si hay mucha gente pueden colapsar todos los servicios y ese es un tema muy difícil de controlar. En los shows privados se requiere una planificación muy de la mano con el Estado”, explicó Diego Sosa, productor local y responsable de Diego Sosa Manager Group, que trajo a Los Fundamentalistas a La Pedrera en 2022.

 

Luego del anuncio de Galli en 2016, sobre el recital que se realizaría en La Colmena —un predio rural que normalmente no se usa para este tipo de eventos—, la ciudad, como el país en general con casi todas las temáticas, quedó dividida en dos. Primero estaban los fanáticos y quienes veían al show como una oportunidad de ganar dinero vendiendo alimentos u hospedaje, y aquellos vecinos que aún recordaban ese primer episodio o que simplemente desconfiaban de la organización municipal y del tipo de público que arrastra el "Indio".

 

“Se vivió acá en Olavarría como una noticia bastante comentada, comenzaron a surgir conflictos entre vecinos que estaban bien cerca del predio donde se realizó el recital y el municipio. Le presentaban reclamos al intendente pidiéndole que no se realice dentro de la ciudad, sino en lo que sería el autódromo, un lugar bien en las periferias”, narró Brenda Bahl, antropóloga olavarriense que realizó su tesis de grado sobre lo sucedido en 2017.

 

Como respuesta a las protestas, las cartas de reclamos presentadas en el Ejecutivo y los cortes de calles, el intendente realizó varias reuniones con los vecinos a las que llamaron “gabinetes itinerantes” en distintos espacios, como clubes y casa de ciudadanos, en las que llevaba tranquilidad.

 

“Lo que hacía era informarle a los vecinos que todo estaba bajo control y organizado y que este evento se iba a tratar de un gran beneficio económico para la ciudad, que iba a ser una fiesta y que la seguridad iba a estar garantizada”, contó Brenda.

 

Aunque no se dieron números estimativos de la cantidad de gente que se esperaba, los vecinos y los fanáticos locales sabían que iba a ser un evento realmente masivo, no solo por la convocatoria generalizada que tiene el grupo, sino porque ya se suponía

 

—según Brenda— que podía ser uno de los últimos, sino el final de la carrera sobre los escenarios del "Indio". En lo que no estaban de acuerdo era en el desenlace, unos pensaban que iba a ser una fiesta; otros, una tragedia.

 

“Los productores reafirmaron que el predio iba a estar totalmente preparado e iba a tener acceso al agua y a todos los servicios básicos e, incluso, atención de salud. Digamos que en la previa, desde el Ejecutivo y la productora, aseguraban que todo estaba completamente preparado y listo”, detalló la antropóloga.

 

Y así fue que llegó el show. Ya la semana previa, Olavarría contaba con un porcentaje de hospedados que alcanzaba el número de habitantes total, más de 100 mil. Para el 11 de marzo los triplicaban en número, con 300 mil asistentes.

 

Ese día amaneció nublado. Desde temprano, las filas de colectivos de todas partes del país se agolpaban en la rotonda de entrada a Olavarría. A eso de las 8, las avenidas Pringles, Avellaneda y Rivadavia albergaban a los primeros feligreses caídos por el vino sagrado; la escena, un cuadro renacentista decorado por temas como ”La bestia pop” o “Yo caníbal” anunciaban el estado al que se convertirían algunos fanáticos, que se asfixiaron entre sí hasta el punto de la muerte; y del propio "Indio" que, superado por la situación optó por solo seguir cantando, como rimó en uno de sus temas posteriores “Encuentro con un ángel amateur”.

 

“El recital no fue especial como los demás, el 'Indio' estaba muy enojado y la voz no la tenía muy bien. Pedía que no tiraran zapatillas ni prendieran bengalas, los pibes se cagaban a piñas. En ese momento no dimensionamos lo que pasaba, solo por lo que el 'Indio' decía, pero no llegué a apreciarlo como siempre”, recordó Florencia.

 

Los Fundamentalistas comenzaron a tocar minutos antes de las 22; a la media hora del show comenzaron los pedidos de calma y de cuidado del cantante para con su público. Ya para la mitad del recital, que duró dos horas entre cortes e idas y vueltas del ídolo, los gentiles pedidos se convirtieron en insultos: “No sean boludos” repetía al micrófono y seguía tocando a pedido de los productores y ante el temor de que la situación se descontrolara aún más.

 

El público estaba desbordado. Cuando el "Indio" cantaba era un dios amado y aplaudido, pero en cuanto paraba de tocar y amenazaba con dejar de hacerlo si no se comportaban, lo insultaban y le tiraban cosas con el mismo fervor.

 

“Fue un caos la salida, estaba con mi pareja de ese momento y sabíamos que nos teníamos que cuidar. Estábamos con los celulares con poca carga y no teníamos a nuestra familia cerca. Sabíamos que teníamos que volver a casa”, relató la fanática. Ese público de respetado no tenía nada.

 

Algunos asistentes tardaron hasta tres horas en salir del predio y llegar a sus colectivos u hospedajes. El primer obstáculo fue el exceso de barro que se armó en La Colmena por la lluvia de todo el día, y el segundo, uno que hasta el día de hoy se cuestiona su función, las vallas en casi todas las calles aledañas que hicieron imposible salir de la zona. La pregunta que se hicieron todos luego es ¿quién las puso y por qué? “Estoy segura de que fue una de las preguntas que se realizó en la interpelación al intendente, sospecho que fue con intención de contener a la masividad de gente, pero claramente eso no funcionó. Incluso entorpeció toda la salida. Hizo que muchos tuvieran que caminar arriba de los techos de los vecinos para orientarse y ver dónde eran las calles en las que estaban”, contó Brenda.

 

De principio a fin del 11 de marzo, la presencia de la Policía en el predio, a sus alrededores o incluso en la ciudad fue nula; en cambio había personal de Defensa Civil y una supuesta seguridad brindada por la productora.

 

“No se puede prescindir de la Policía, sin ellos no se puede hacer el show, definitivamente”, sentenció Diego Sosa.

 

La noticia de los dos fallecidos ya estaba en todos los medios locales que mostraban el caos que había quedado y cómo jóvenes de todo el país eran trasladados por la Municipalidad a zonas seguras en camiones de basura.

 

Demasiado pronto, con sus fanáticos aún desperdigados por la ciudad y siendo atendidos y trasladados a sus hogares por la Gendarmería; el visitante ilustre, proclamado el 24 de febrero de 2017 por el Concejo Deliberante de Olavarría de forma unánime, mostraría su peor cara: la ausencia de ella.

 

“El artista sabe todo de adónde va. A mi entender, ahí no se hicieron las preguntas adecuadas o ese show debería haberse evitado”, reflexionó Sosa.

 

Formalmente nadie acusó al "Indio" por lo sucedido, los concejales abrieron una investigación con la intención fallida de destituir al intendente, y la familia de los fallecidos inició un juicio contra los productores Gustavo Zurita y los hermanos Matías y Marcos Peuscovich. El proceso judicial está detenido aunque hicieron un arreglo monetario. Esa fue la única vez que el "Indio" habló sobre Olavarría, a puertas cerradas y cuando lo llamaron a declarar.

 

“En ese momento no dimensioné lo grave que fue que el 'Indio' se lavara las manos. Mi cabeza vivía en esa ilusión de que el 'Indio' era el mejor del mundo y no se equivocaba. Con el tiempo asumí sus actitudes y no me gustaron; mi fanatismo se fue dilatando”, cerró Florencia.

 

Variadas son las opiniones de los rebeldes, pero fieles asistentes a las misas ricoteras o indias. Aunque con la madurez del público, que empezó a asumir que el ídolo tiene cada vez más de humano y menos de dios, el cambio de moda hacia el género urbano que hacen que las nuevas generaciones no se enganchen con su música, y las repetidas actitudes del cantante, que van en contra de lo que profesa en sus canciones, la multitud se disipa como al final de cada show y en el suelo quedan los heridos. Los sobrevivientes se cruzan de vereda y buscan un lugar más calmo, pero aún rockero y con esencia redonda, en los gentiles brazos de Skay Beilinson. En Olavarría, Ezequiel Galli fue reelecto.

 

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