Att: de Julio Cortázar para el amor
En un nuevo aniversario de su muerte, cinco historias ideales para dedicar en el Día de los Enamorados.
"Los venenos"
En el libro "Final del juego"
1956
Aunque el amor no es el eje de este libro, sí recorre el enamoramiento juvenil o más precisamente el primero del escritor. En este cuento, Cortázar agasaja al lector con un vistazo a su infancia en Banfield y los sentimientos que empieza a desarrollar con su vecina, Lila. Es un relato cargado de simpleza que no por eso deja de ser cautivador.
"La autopista del sur"
En el libro "Todos los fuegos el fuego"
1966
Si bien el cuento habla de forma generalizada de las relaciones humanas, entre sus páginas hay una historia de amor. Cuando un grupo de automovilistas, que viajan a París, quedan inmersos en un embotellamiento por varios días, el instituto humano más primitivo se activa: el de socializar. Una historia llevada al extremo.
"Rayuela"
Novela
1963
La novela narra la historia de Horacio Olivera y La Maga, aunque tiene la particularidad de poder leerse de varias formas. La trama central los convoca a ambos amantes con una relación apasionada, pero compleja. Él, a pesar de amarla, se mantiene distante debido a una disparidad intelectual entre los personajes. El desenlace dependerá de los lectores que en esta contranovela establecen su propia metodología para leerla.
"Instrucciones para amar"
En el libro "Historias de Cronopios y de Famas"
1962
El cuento corto del escritor acompaña a una serie de textos instructivos que escribió en un capítulo denominado “Manual de instrucciones”. Las narrativas van desde cómo darle cuerda a un reloj hasta la forma ideal de demostrar amor a otro. Además, ofrece consejos y secretos para mejorar la interacción.
"Los autonautas de la cosmopista"
Novela
1983
Carol Dunlop y Julio Cortázar inician un viaje por la Autopista del Sur, de París a Marsella. Toda la aventura queda reflejada en un exhaustivo cuaderno de bitácora que luego convirtieron en novela. La clave del relato: ambos tienen enfermedades terminales, ninguno sabe la propia, solo la del otro.
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