Llegó a ser diputado nacional y uno de los ministros de Hacienda de la Provincia con mayor duración en el cargo del milenio, pero desde hace un tiempo largo su nombre está más asociado a ocupar lugares con poca exposición pública, de bajo perfil.
El protagonista de esta historia es el contador público Alberto Pérez. Con el cambio de gobierno provincial, el hombre de San Francisco del Monte de Oro volvió a una repartición que conoce como la palma de la mano: la Sapem.
Lo más llamativo es que su gestión está próxima a ser una de las más cortas porque si el DNU del presidente Milei entra en vigencia, la sociedad del Estado dejaría de existir.
El cuestionado decreto del libertario establece que las empresas del Gobierno se transformarían en sociedades anónimas para su posterior privatización. Con lo cual, su mandato sería efímero. Aunque la luz de esperanza está depositada en el plazo de 180 días que da el texto de la normativa, como máximo, para el período de transición entre distintos tipos societarios.
De concretarse, quedaría en evidencia la falta de información del Ejecutivo puntano respecto al DNU, una medida que el propio mandatario nacional le adelantó a los gobernadores hace algunos días en una reunión a la que asistió Claudio Poggi.
De rostro bonachón y de tono campechano, al "Conde" le atribuyen haber formado a varios funcionarios que acumulan años de carrera, como Facundo Santarone, uno de los encargados de realizar "el trabajo sucio" e integrante del grupo LOLA, considerado la mesa chica del gobierno actual, que tiene la mayor llegada y poder de decisión sobre el cordobés que hoy rige los destinos de San Luis.
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