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"Avatar: el camino del agua"

Trece años después regresaron los humanoides extraterrestres azules, también llamados Na'vi, y lo hicieron con una película de más de tres horas, una trama más que familiar y una belleza fotográfica inigualable.

Por redacción
| 09 de enero de 2023

Qué tiene para ofrecer la película más cara, más taquillera y más esperada de la historia del cine? Tres horas diez de aventuras acuáticas, vínculos familiares y, algo que nunca se vio en las tramas de las películas estadounidenses (inserte ironía), la humanidad y su incansable intento de destruir civilizaciones para apoderarse de sus recursos.

 

Algo que le restó impacto a “Avatar: el camino del agua” fue la proximidad del filme con “Pantera Negra: Wakanda por siempre”, el tanque de Marvel estrenado en noviembre y que, al igual que Avatar, se centra en una cultura basada en el agua. Lo más importante a saber es que, con menos presupuesto y tiempo invertido, la trama no tiene nada que envidiarle a la película de las criaturas azules.

 

Aunque contaban con la facilidad de no tener criaturas recreadas por CGI, las escenas subacuáticas ofrecen el mismo nivel; incluso, en la película del UCM los personajes permanecen aún más tiempo en las profundidades. En cuanto a los demás las similitudes son aplastantes: un villano, la humanidad personificada en el ejército de los Estados Unidos o “La gente del cielo”; la comunidad inicial —Wakandianos o Na'vi— y una segunda especie que estaba en un lugar remoto y entra en escena —los habitantes de Talokan o los Metkayina—.

 

En lo que sí Avatar supera indiscutiblemente a cualquier filme es en la belleza de las escenas bajo el agua. Los principales protagonistas de las profundidades son las criaturas gigantescas y hermosas que rodean a los Na'vi, en especial los Tulkun una especie de ballenas gigantes y con aspecto prehistórico que juegan un papel clave en la trama. También hay unas plantas iridiscentes, con el mismo rol que el bosque sagrado en los avatar del bosque, que llenan la sala de colores con sus pintitas flúo y, al conectarse a través de sus colas se replican en las pieles de los humanoides extraterrestres azules.

 

 

El director James Cameron lo hizo de nuevo. Trajo a su actriz de las aguas, Kate Winselt, a la nueva película de CGI y con un rol decisivo.

 

Lo interesante, y lo que hace que todo el filme sea impactante, es que ni Pandora, ni los Avatar, ni ningún escenario dentro del universo del director James Cameron existe. Todo se grabó en una misma locación, un galpón con plataformas y pantallas mientras que los actores utilizaron trajes especiales, cascos con cámaras que les apuntaban el rostro y pequeñas marcas en forma de puntos en sus pieles para poder captar hasta la última emoción. Con base en eso, en la edición se creó todo el universo de Avatar con tal precisión que no se sabe qué es real y qué no.

 

Sin embargo, el mayor desafío fue lograr buenas interpretaciones y, aunque el director asegura que cada gesto es tomado por la tecnología, esa es, trece años después, la pata floja de los Na'vi. Aunque se aplaude y reconoce el esfuerzo digital, e impacta la inversión que realizaron en herramientas digitales para lograrlo, sucede algo similar que lo que pasa con los live action de Disney cuando replican animales como los del Rey León: ¿Dónde están las emociones? un ceño fruncido, los pliegues en los ojos por la edad o los hoyuelos en una sonrisa no logran ser captados con la misma precisión.

 

 

Lo que importa son los números ¿verdad?

 

En 2009 la primera película de Avatar rompió récords y superó a su hermana “Titanic”, que pertenece al mismo director, como el filme más taquillero con una recaudación de más de mil millones de dólares. Aunque fue superada momentáneamente en 2019 por “Avenger: endgame”, pronto recuperó el primer puesto por una reedición. Ahora, su secuela va por el mismo camino.

 

Pero el récord en recaudación no es el único logro alcanzado. Cameron eligió a otra reina de las aguas —esta vez de las hundidas— para uno de los personajes protagónicos. Kate Winslet (Rose en Titanic, por si hace falta la aclaración) encarna a Ronal la esposa del líder del clan Metkayina y según revelaron desde la producción, la actriz batió el récord de Tom Cruise en aguantar la respiración bajo el agua, con un tiempo de siete minutos y 15 segundos.

 

Ronal y Neytiri, interpretada por Zoe Saldaña, son los personajes femeninos más fuertes de la historia. A pesar de que sus compañeros son los proclamados líderes de cada clan, ellas toman las decisiones finales. Una de las discusiones más fuertes sucede cuando la familia Sully quiere resguardarse junto con la comunidad acuática y Ronal teme las represalias de “La gente del cielo”. Una mirada compasiva, o intimidante, de su pareja fue suficiente para convencerla. Varios minutos, y escenas después, se arrepentiría de esa decisión.

 

Si bien son consultadas para la toma de decisiones y también ejercen como curanderas o guías espirituales, se las muestra muy sentimentales, en extremo incluso. Neytiri desde el primer filme tiene escenas a los gritos y echa un brote de nervios.

 

Otro intento fallido de mostrar el “girl power” es con la general Ardmore, quien “comanda” al ejército y es la aparente líder de la misión que busca destruir a Sully e invadir Pandora para reemplazar a la destruida y contaminada Tierra. Spoiler alert: termina siendo opacada por la versión Na'vi del Coronel Miles Quaritch, villano de la primera película.

 

 

¿O lo que importa es la familia?

 

Ohana significa familia, y la familia nunca te abandona… en resumidas cuentas ese es el lema de vida de los Sully que en trece años aumentaron su población considerablemente. A los ya conocidos Neytiri y Jake se les sumaron Neteyam, Tuktirey y Lo’ak sus hijos biológicos y los adoptivos que son Kiri, hija de la doctora Grace y de padre desconocido, ella fue interpretada por la misma actriz que hizo a su madre en la primera película, Sigourney Weaver; y luego está Spider, el único humano que vive entre los Navis y que, en realidad, es el primogénito del Coronel Miles.

 

El concepto de unión con hermanos que se cuidan entre ellos y padres que dejan todo, hasta sus propias vidas, para proteger a sus hijos está presente desde los primeros minutos de la película, y por primeros se podría decir media hora, cuando secuestran a los niños. Otros temas —en apariencia demasiado mundanos para estos extraterrestres— que sobrevuelan constantemente la trama son el bullying, la discriminación y el racismo, entre humanos y Na'vi, y entre Na'vi del bosque y Na'vi del agua. Al final las tan evolucionadas criaturas pueden ser empáticos con la naturaleza y los animales que los rodean, pero no entre ellos; quizás a Cameron se le escapó demasiada humanidad en el guion.

 

“Avatar: el camino…” dejó varias incógnitas sobre cómo seguirá la vida de los Sully. A la inversa de la vez anterior, que los fanáticos esperaron 13 años, en esta oportunidad Cameron se apiadó de los fans y ya anunció que hay una tercera parte, con fecha de estreno estimada para el 20 de diciembre de 2024.

 

Además, el corte sin edición de la nueva película es de nueve horas. Esto se sabe porque, para ahorrar tiempo y presupuesto, Avatar dos y tres se filmaron al mismo tiempo. Aunque con esa cantidad de material, ya se rumorea que podrían llegar dos entregas más para 2026 y 2028.

 

Si bien la rompe en taquilla, el furor de avatar quedó atrasado en el tiempo, tanto que quienes no volvieron a ver la primera película se sintieron perdidos los primeros minutos de la segunda entrega que, lejos de recapitular la historia, apeló a avanzar en la trama con referencias a las dos horas cuarenta que duró Avatar uno, pero sin refrescar casi nada de la historia. Una de las actrices que aparece en la segunda película grabó hace tanto tiempo sus escenas que se olvidó de su participación y llegó a pensar que el filme nunca tuvo éxito.

 

Muy en el fondo “El camino del agua” parece ser el efecto de los espejitos de colores, mucha tecnología y CGI que sorprende y un golpe en la nostalgia para los fanáticos, pero con una trama repetida. ¿Se justifica pasar más de tres horas en el cine? Definitivamente, el azul nunca lució tan hermoso.

 

 

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