Fechas aniversarios (parte 1)

Desde las constelaciones familiares, miramos a las fechas de una forma especial. Les damos un lugar especial porque en nuestra memoria, y de manera inconsciente, estas fechas operan con mucha fuerza y movilizan mucha energía. También consideramos que cada persona lleva en su piel una extensa red de información y que cada niño que nace, lejos de ser “un papel en blanco”, es un libro cargado de anécdotas, historias, hojas escritas y, por supuesto, otras nuevas por escribir.

En esa memoria, que heredamos de nuestros ancestros, juegan un lugar importante las fechas aniversario. ¿Cuáles son? Las de nacimiento de nuestros ancestros, las de defunción, las de casamiento, aquellas que los inmigrantes dejan un país para llegar a otro, las de experiencias traumáticas. Están adheridas a las emociones más fuertes, más relevantes, esas que pasaron de generación en generación como un gran dolor, o una gran bronca. Quizá ya perdimos el hilo de aquella experiencia primaria, y solo hoy sentimos esa emoción. Desconocemos el porqué y tampoco entendemos qué hacer con estas emociones. ¿Nos deprimimos siempre en primavera, sentimos desesperación para la Navidad, con cada cumpleaños en el mes de agosto nos baja el estado de ánimo? Estas emociones que acompañan fechas tienen mucho para decirnos.

Te cuento una historia:

Un señor que vamos a llamar Raúl dice tener una experiencia que se repite a menudo, casi todos los años, y por esto mismo le llama su atención. Para el mes de julio, de los últimos años, se queda sin trabajo o tiene un problema serio con su profesión. Le ha pasado esto cuatro veces, y casi siempre de la misma manera.

Le pregunto por su padre, su abuelo y bisabuelo y las historias de ellos con su trabajo. Raúl cuenta que su abuelo, dueño de muchas hectáreas, perdió todo con una gran inundación. Quedó en la ruina económica de un día para el otro. Perdió campo, animales, cosechas. Luego de eso, entró en una profunda depresión y se suicidó. Le pregunto a Raúl si conoce la fecha en la que el abuelo fallece. Finalmente dice 9 de julio. Una fecha patria y significativa para todos los argentinos, y en especial para él, día en que su abuelo decide quitarse la vida. Raúl no conoció a este abuelo, al menos no físicamente. Pero lleva su mismo nombre, y en su memoria inconsciente y ancestral, lo conmemora sintiéndose mal y perdiendo su trabajo todos los inviernos.

Con el reconocimiento de las fechas y las historias dolorosas, podemos hacer visible aquello que se olvidó por dolor o vergüenza, pero que cargamos como una experiencia que puja por ser vista.

Esta vez le tocaba a Raúl darle a su abuelo un lugar en la memoria activa de la familia, y reconocer a este abuelo como un hombre importante, más allá del triste desenlace. La frase que sana este evento es: "Querido abuelo, te recuerdo con amor, pero sigo mi destino".