Soledad Zalazar había contado que sufría violencia de género

Entre las compañeras de María Soledad Zalazar, quien fue degollada por su pareja, Luis Ramírez, la madrugada del domingo en Concarán, persiste el asombro por el crimen. Belén Amaya, compañera y amiga de la víctima, aseguró que los últimos días la joven había comenzado a confiarle detalles sobre diferentes episodios de violencia que padecía en manos del joven. Ayer, la jueza de Garantías 1 de la Tercera Circunscripción Judicial, Patricia Besso, procesó al imputado con 120 días de prisión preventiva por “Femicidio agravado por el vínculo y por ser cometido en un contexto de violencia de género”.

Consultada por El Diario, la fiscal Débora Roy Gitto, quien junto a la fiscal adjunta Lorena Ohanian está a cargo de la causa, señaló que durante la audiencia de formulación de cargos que Ramírez enfrentó ayer antes del mediodía también se hizo mención de la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Refirió que el imputado fue representado por la defensora adjunta Mirtha Moreno, quien subrogó al defensor oficial José Luis Guiñazú. “Se pidió una prisión preventiva por 120 días y antes de que venza ese plazo voy a realizar la acusación y el pedido de elevación a juicio oral”, explicó y agregó que como querellante participó la abogada María Guadalupe Sánchez, quien representó a la familia de Zalazar como particular damnificado.

Sobre las evidencias que fueron ventiladas durante la audiencia enumeró las declaraciones de algunos testigos; el informe de la inspección ocular que se hizo en la vivienda donde sucedió el hecho, la casa 46 de la manzana A del barrio Jardín; el acta de levantamiento y secuestro de elementos como prendas de vestir y del arma homicida (un cuchillo de cocina Tramontina), y quizás la más relevante: el informe del médico forense Gustavo Lafourcade, quien realizó la autopsia.

Lafourcade estableció como causal de muerte una hemorragia profusa aguda por un corte de los vasos del cuello, donde tenía una herida de 12 centímetros. Además, indicó que otras dos heridas contribuyeron al fallecimiento: una herida penetrante de unos cuatro centímetros en la zona lumbar derecha, que afectó el riñón, y otra superficial en el cuello, también de unos cuatro centímetros.

Ayer, Ramírez, quien fruto de su relación con la víctima tiene una hija de dos años, tuvo la primera oportunidad de contar y dar detalles sobre lo ocurrido, pero optó por guardar silencio y abstenerse de declarar. Roy Gitto aseguró que hasta el momento en la investigación no han surgido registros de la existencia de antecedentes policiales del imputado ni la existencia de denuncias realizadas por la joven por violencia. “Sí era víctima de violencia y amenazas, pero no lo había denunciado nunca, se lo había contado a amigos y a otros testigos”, resaltó la fiscal.

Mientras el hombre esté encarcelado, continuarán con la producción de pruebas, acotó, entre ellas las pericias que se realizarán sobre los celulares de la víctima, del imputado y de las últimas personas que se comunicaron con ella. Además, aguardan los resultados de las pericias realizadas por personal del Departamento de Criminalística sobre prendas de vestir y otros elementos secuestrados por la Policía.

Por otra parte, este medio le consultó a la fiscal si podrían formular cargos por algún tipo de delito contra la madre del imputado, quien estaba en la casa al momento del crimen junto a su nieta, pero la funcionaria prefirió no dar detalles. “No te puedo adelantar nada por el momento. Se continúa con la investigación y hay que recepcionar más entrevistas”, se excusó.

Este lunes, la Dirección de Prensa y Comunicación Institucional del Poder Judicial informó a través de un comunicado que el domingo a las 19, el juez de Familia, Niñez, Adolescencia y Violencia, Carlos Hugo Orozco, “ordenó que la beba permanezca en el domicilio de Carla Guzmán, hermana de la víctima, hasta tanto se lleven adelante una serie de medidas ordenadas por el Juzgado y que están relacionadas a informes y entrevistas de importancia para la causa”.

La vigilaba todo el tiempo

Amaya aseguró que Ramírez vigilaba a Zalazar todo el tiempo mientras cumplía su labor de moza en el restaurante Joaky’s Food. “Desde que ella se vino a vivir a Concarán este era su primer trabajo. Él la vigilaba todo el tiempo. Por lo que nos cuenta un vecino, la suegra se iba a trabajar y él quedaba al cuidado de la nena, pero la dejaba encerrada y se iba a verla (a Soledad). Se paraba en la esquina de la Municipalidad, del casino (ubicados frente a la plaza principal de la localidad a pocos metros del lugar de trabajo de su pareja) y la observaba. Había noches que se sentaba a tomar una gaseosa y estaba hasta que cerrábamos, cuidándola en el mismo local para ver qué hacía. La rondaba todo el tiempo, los chicos del delivery sabían verlo cerca”, recordó con angustia.

Por último, expresó que espera que se haga justicia y “que esa pobre bebé no quede en manos de esa señora”, en referencia a la madre de Ramírez. “Por lo que me dio a entender Soledad, su suegra lo apañaba a él en todo lo que decía”, cerró.

Ninguna señal de dolor

El domingo por la tarde, El Diario fue hasta el domicilio donde ocurrió el femicidio. Allí atendió la hermana del ahora procesado y si bien prefirió no brindar su identidad, refirió que jamás supo que su hermano fuera violento con Zalazar o que haya existido algún episodio de violencia anterior. Mientras tanto, en la parte delantera de la vivienda se podía observar a la beba de dos años, hija de Zalazar y Ramírez, jugando con una pelota pequeña sin saber o tener conciencia de que a su madre no la volvería a ver jamás.