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Día del Maestro: el momento de abrazar a quienes nos enseñan a pensar

Docentes y profesores locales coinciden en el sentir común de amar ese despertar que provocan en sus alumnos.

Por redacción
| 11 de septiembre de 2022
Siempre juntos. Una maestra de primaria muestra el camino hacia el aula a sus alumnos. La escena, que se repite por miles, día a día, ocurrió en la escuela Misiones, en el inicio de clases. Foto: Martín Gómez.

En el loco y vertiginoso ir y venir diario que ofrece la actualidad es difícil frenar y poner una pausa para valorar el rol de otros y así desempolvar la empatía. Pero a veces, el almanaque regala jornadas para mirar hacia atrás y decir gracias. Uno de esos momentos es el Día del Maestro o del docente o del educador. En definitiva, el día de todos ellos. De aquellas personas que enseñan a pensar, despiertan conciencias, fomentan sentires y de regalo muestran cómo sumar, restar, leer, escribir y hasta el Teorema de Pitágoras. En una jornada que es especial para San Luis, histórica cuna de educadores que salieron a cumplir esa misión en todo el país, El Diario de la República habló con algunos representantes de ese grupo para conocer sus experiencias y repasó aquellas luchas históricas que los colocaron en el sitio que hoy ocupan.

 

Al margen de sus labores y la gran virtud de tener una inconmensurable paciencia para enseñar y contener a niños, adolescentes o adultos, el 11 de septiembre los sorprende un domingo. Pero mañana, en sus lugares de trabajo, aunque sean virtuales, será fundamental que reciban el merecido abrazo que les servirá de bálsamo para sus mentes y almas.

 

"La educación es un acto de coraje, un paso al frente de la valentía humana. ¡Cobardes y recelosos, abstenerse!", escribió hace ya tiempo el filósofo español Fernando Savater. Y a cientos de maestros argentinos, sobre todo quienes sobrellevan la dificultad de lo rural, les sienta perfecto la frase del ensayista nacido en San Sebastián.

 

"Educar es algo muy bonito. Es hermoso ser maestro. Elegí esta profesión desde muy joven. Lo hice sin pensar en el sueldo que cobraría o si tendría mucho o poco trabajo. Sentí que me gustaba y apenas empecé a trabajar me di cuenta que es algo maravilloso. No solo porque enseñás, sino porque también aprendés. Y por la devolución de los niños, de tus alumnos. Cuando me cruzo con alguno de ellos por la calle, me paran y me preguntan 'seño, ¿se acuerda de mí? Soy Cristian, su alumno de tercer grado’. O ‘soy Mariela, su alumna de sexto grado’. Y me dan las gracias y me cuentan que me recuerdan; siento que cumplí. No solo porque aprendieron los contenidos, que es mi responsabilidad, sino porque dejé algo en ellos", contó Mercedes Nieto, actual directora de la Escuela Rural “Cabildo Abierto 22 de Mayo”, del paraje Los Puquios, y exdocente de primaria de la Escuela “Maestras Lucio Lucero”.

 

A tono con ese coraje va Rosa Elizabeth Amieva —más conocida como 'Eli de Donovan'—, quien impulsó junto a vecinos las gestiones para la instalación del tendido eléctrico, la red de agua potable y el alumbrado público, más la colocación de un silo comunitario en su localidad. Pero a su vez, en el merendero que administra, ayuda a chicos de nivel primario con sus tareas escolares.

 

En el comedor tiene una computadora conectada a internet y muchos libros que ordenó en una biblioteca casera, cuyos libros de Historia, Geografía y Lengua y Literatura consultan sus pequeños vecinos.

 

"Los ayudo todo lo que puedo. Ellos saben que acá pueden venir a estudiar o a hacer sus deberes tanto de mañana como a la tarde y que pueden contar conmigo. También estudian inglés. Por suerte pronto vendrá una chica que se recibió de profesora hace poco para ayudarnos. Será una colaboración voluntaria. Además de venir a merendar, llegan para estudiar", relató la mujer y productora rural.

 

Otra maestra, profesora y directora de escuela que contó sensaciones similares fue Alejandra Werchracki. "Mi escuela, la ‘Rosario Mercedes Simón’, es mi lugar. Así lo siento. Cuando entré a trabajar, me enamoré de esta profesión", destacó.

 

 

Alejandra Werchracki, profesora y directora

 

El destino le tenía guardado un sitio en la docencia. Al principio, buscó otros horizontes, pero la vida la puso en la escuela “Rosario M. Simón” y ahora es su lugar. Alejandra Werchracki es profesora de Matemáticas, sí. Pero lo que más ama es ser la directora de una de las escuelas más importantes de la ciudad capital.

 

"Estudié Estadística en la Universidad Nacional de San Luis. Hice trabajos en el ámbito privado. Pero al mismo tiempo, mi tío, Luis Werchracki, me insistía en que fuera docente. Él era profesor en la escuela Industrial. Cuando él falleció me fueron a buscar. Fue el vice de la por entonces EPET 14 'Mauricio Daract' quien me llevó. 'Hacelo por tu tío, a él le hubiese gustado verte en el aula', me dijo. Ahí empecé", contó Alejandra desde su oficina.

 

"Di clases de Estadística. Al mismo tiempo trabajaba en Radio Dimensión, pero poco a poco la dejé. En 2014 salió un concurso para cubrir cargos jerárquicos. Nos preparamos para integrar un equipo directivo y ganamos el concurso. Allí conocí a los más chicos, porque la 'Rosario M. Simón' tenía jardín de infantes y primaria. Cuando empecé con esa tarea, me enamoré perdidamente de esta profesión. Aunque me agrada mucho estar con los adolescentes, me fascina trabajar con los más chiquitos. Soy una enamorada de mi profesión", agregó.

 

"Estar acá son cosas del destino. Toda la vida me negué a ser docente cuando mi tío me invitaba. Y ahora me encanta trabajar de esto. La escuela es mi lugar, así lo siento, me encanta y amo esto. El trato con los niños, con sus padres, el generar un buen ambiente en la escuela y que todos vengamos contentos. Ese es mi objetivo. Es la mejor forma de meterle ganas a la tarea diaria", sostuvo la directora.

 

"Cada vez que llega un alumno nuevo lo recibimos con mucho cariño. Armamos una merienda reforzada con pizzas y gaseosas. Le damos una buena bienvenida para que se sienta contenido y sienta que llegó a su escuela. Y tengo unas docentes excepcionales, con mucho compromiso", reveló

 

"Para esto cuento con el apoyo de mi marido, Mario Matera. Él me respalda y acompaña en esta labor que me hace muy feliz", dijo.

 

 

Mercedes Nieto, maestra y directora rural

 

"La docencia es algo muy bonito. Es una labor emocionante. Elegí esto desde muy joven. Nací en Concarán, pero me crié en Tilisarao. Ahí estudié para maestra, en la 'Leopoldo Lugones'. Elegí esto de chica. No pensé en que era algo con salida laboral rápida, sino porque me atraía. No pensé en el salario ni en las horas que trabajaría. Y no me equivoqué", relató Mercedes Nieto, maestra y actual directora de la Escuela Rural “Cabildo Abierto 22 de Mayo”, del paraje Los Puquios.

 

"Cuando estudiaba veía la manera de enseñar de mis docentes. Allí pensaba ‘no, yo enseñaré de otra manera. Pensando en ayudar al alumno a aprender’. Es vital tener en cuenta la diversidad de los chicos en el aula. Me propuse enseñar en la generalidad, pero también a acompañar al niño en lo individual, a mostrarle el camino para que salga adelante. Esa es nuestra responsabilidad como maestros", agregó Mercedes.

 

"Cuando me recibí y empecé a trabajar, tuve la suerte de ingresar a la ‘Lucio Lucero’. Era 1989. Allí aprendí a trabajar de las grandes directoras que tuve. Y eso lo puse de manifiesto a lo largo de mi carrera. Lo mismo hago ahora como directora. Soy muy feliz en esta función. Llegué acá hace cinco años y empecé con 3 alumnos. Ahora contenemos a 32, tanto en nivel inicial como en primario. Además, en 2019 pudimos concretar el desarrollo del secundario como generativa. Gracias a eso, los chicos de la zona pueden tomar clases cerca de su casa. Estoy muy feliz por mi tarea", destacó Nieto.

 

"Uno, además de enseñar, aprende. Y la pandemia me puso a prueba, fue un desafío porque había que dar clases de alguna manera y tanto en 2020 como en 2021 nos organizamos y pudimos trabajar. Me pregunté '¿cómo hago?', pero salimos adelante", reveló la docente.

 

"Actualmente veo que sembré mucho y ahora estoy cosechando. Cosecho el cariño de mis chicos, algo que tiene gran valor. Hoy me cruzan por la calle mis exalumnos, ya adultos, de la mano de sus chicos, y me dicen 'seño Mercedes, ¿te acordás de mí? Fui tu alumno. ¡Cómo me gustaría que fueras la maestra de mi hijo!'. Eso es hermoso. Yo, si muriera y volviera a nacer, elegiría otra vez ser docente", reveló.

 

 

Enriqueta, esa corajuda maestra

 

Enriqueta Lucero de Lallemant nació en San Luis el 15 de septiembre de 1873. A los 16 años ya era maestra y a los años fue designada directora de la Escuela Superior de Niñas. Un 20 de noviembre de 1881, ocho docentes encabezadas por doña Enriqueta mandaron una nota en reclamo al gobernador de la Provincia, Zoilo Concha, con copia al “señor superintendente general de Educación, Domingo Sarmiento”. Exigían el pago de sus atrasados salarios. “Llevamos 8 meses sin que se nos hayan pagado nuestros haberes. De lo cobrado, una parte fue en vales a Tesorería, que no valen casi nada en los comercios”, decía la nota. Por entonces, Julio Argentino Roca era el presidente de la Nación.

 

Pero Enriqueta y sus compañeras también denunciaron la corrupción. “En las planillas figuran sueldos de un valor mucho más elevado de los que en realidad se nos paga”, destacaron. Esa es considerada la primera huelga docente de Argentina. Cinco días después de elevar la nota, las docentes fueron separadas de su cargo como castigo por su “proceder irrespetuoso”. Las valientes maestras que acompañaron a Enriqueta fueron Luisa Saá, Rosario Figueroa, Tomasa Fernández, Josefina Saá, Bernabé Moreno, Urbana Moreno, Gregoria Sarmiento y Rosario Adaro. Todas dieron una lección de vida fundamental e histórica.

 

 

Evita Compañera, con tonada local

 

Los aplausos todavía retumban en el Salón Azul del Senado de la Nación. El miércoles 24 de agosto, la Comisión de la Banca de la Mujer en la Cámara alta entregó las distinciones Evita Compañera a 25 mujeres de todo el país por sus destacadas labores en diversas áreas. Entre ellas hubo dos puntanas: la docente María Alcira Malamud y la productora rural Rosa Elizabeth Amieva, quien también hace las veces de maestra particular de los chicos y chicas que asisten al merendero que atiende en Donovan. La presidenta de la comisión, la senadora puntana María Eugenia Catalfamo, afirmó que "la distinción va dirigida a mujeres que, por sus labores, gestión en obras de bien o tareas comunitarias, representan el ideario de Eva Duarte como símbolo de abnegación, esfuerzo, solidaridad y renunciamiento a títulos y honores. Cada una de ellas lleva dentro el legado de Evita", destacó. Malamud es docente desde 1972. Fue profesora de Literatura en Buenos Aires y luego en San Luis.

 

Actualmente integra “La revolución de las viejas”, en San Luis, un espacio donde trabaja, junto a muchas otras compañeras, por los derechos de las mujeres, la resignificación de la vejez, contra el patriarcado y con el fin de construir una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.

 

MAM.

 

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