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El monóxido de carbono, un peligro silencioso en el invierno

Gasistas matriculados recomiendan revisar al menos una vez al año los artefactos que funcionan a gas.

Por redacción
| 20 de junio de 2022
Características. Señalan que es incoloro, inodoro e insípido; los especialistas aconsejan ventilar los ambientes. Foto: El Diario.

El monóxido de carbono es un gas incoloro y altamente tóxico que se produce por la combustión incompleta del carbón. Al no ser percibido inmediatamente por el ser humano, es capaz de causar intoxicaciones severas e incluso la muerte. Para conocer los principales cuidados preventivos, El Diario de la República consultó con gasistas matriculados. La mayoría coincidió en que es un “asesino silencioso” porque no es posible verlo ni olerlo. 

 

Para el gasista Ricardo Gabriel Repetti, los mayores riesgos derivan de la falta de control. “Los calefones son unos de los más peligrosos. Si no se controlan se ensucian los picos, se desregulan: entra menos aire y empieza a tener mal la conducción. Esa mala conducción hace que en vez de producir dióxido de carbono genere monóxido de carbono, que es altamente tóxico”, precisó.

 

Recomiendan controlar los artefactos que funcionan a base de gas como las cocinas, los calefactores, los calefones o las estufas por lo menos una vez al año, sobre todo en época invernal que es cuando se comienzan a utilizar. Otra de las sugerencias es ventilar los ambientes al menos quince minutos, dos o tres veces al día, para evitar la acumulación de gases.

 

“Si no hay ventilaciones o las tapan (que es habitual para que no entre aire o tierra) obviamente que el riesgo aumenta. Si uno controla periódicamente los artefactos, por decir una vez al año, se genera cierta garantía; todo estará en orden”, agregó.

 

Con respecto a los calefactores, lo recomendable es que antes de encenderlos les realicen un mantenimiento preventivo, de limpieza, para corroborar que todo funcione correctamente. Advirtieron que hay que tener mucho cuidado al encender el equipo porque puede causar explosiones.

 

“Pasan el verano apagados y uno no sabe cómo se encuentran. Todo ese tiempo se ensucia, se llena de polvillo y eso hace que al estar encendido cause olor a quemado, por toda la pelusa y la tierra. Esa característica también puede indicar un mal funcionamiento”, informó Repetti.

 

María Ana Natividad de los Santos, arquitecta y gasista, expresó que el monóxido de carbono provoca varios accidentes fatales. “Claramente podrían ser evitados si se mantienen los recaudos correspondientes. Hay que tener limpios los artefactos, de eso se trata. Es importante que estén a punto y que no se concreten conexiones clandestinas porque la mayoría de los peores accidentes se dan por ese motivo”, graficó.

 

“El mantenimiento es como el de la casa, si no se hace de forma continua se viene abajo. Lo aconsejable es que se concrete todos los años antes de empezar el invierno, no importa si el aparato funciona con gas natural o gas envasado”, explicó.

 

Puntualizó que otra cuestión a observar minuciosamente tiene que ver con la calefacción con instrumentos indebidos. Suele ocurrir que frente a la falta de estufas, la gente enciende el horno de la cocina para templar los espacios. Sin embargo, eso es incorrecto. No solo que provoca un gasto excesivo de gas (es equivalente a tener tres hornallas prendidas), sino que no posee la ventilación necesaria y ello deriva en más monóxido de carbono.

 

Para evitar cualquier tipo de inconvenientes, uno de los puntos en los que suelen fijarse los especialistas tiene relación con el color de las llamas de fuego en los dispositivos. Lo fundamental es que sea siempre azul; si se aprecian otros colores es porque algo puede funcionar incorrectamente por una mala combustión y es señal de alarma.

 

El gasista Mario Daniel Herrera, indicó que las rejillas que se colocan en las extremidades de las paredes de los domicilios son indispensables para evitar complicaciones: generan un buen ingreso de aire y ventilación. Los inspectores exigen esta cuestión y tienen que tener una medida concreta. Son de muchísima utilidad en el caso de uso de calefactores sin salidas al exterior (de convección directa). Estos emiten monóxido que debería evaporarse al exterior a través de las rejillas.

 

“Es importante saber que no están de adorno, deberían tener el paso libre para que fluya la salida de gas y la entrada de aire”, aseguró. Apuntó que ahora se fabrican calefactores que cada vez vienen con mayor precisión en la mezcla entre aire y gas. Esto hace que cuando hay presencia de monóxido, el artefacto se apaga automáticamente.

 

 

Valores

 

Calcular el valor de un arreglo no es una tarea precisa, al menos para una generalización. Asimismo, se pueden inferir algunos detalles referenciales. Los especialistas remarcan que un mantenimiento mínimo puede partir en $2 mil, siempre que se trate de algo básico como el cambio de un pico o interruptor. A eso hay que sumar el valor de los repuestos, que varían según el tipo y la calidad. Iniciar una conexión de gas natural puede arrancar en $30 mil, solo en mano de obra. El monto puede fluctuar según los metros a trabajar, materiales, entre otras cuestiones. 

 

Para cualquier inquietud es recomendable consultar con especialistas habilitados.

 

Redacción/ALG

 

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