Producen un guiso "en polvo" para donar a un comedor barrial

Investigación, educación, solidaridad y apoyo a los horticultores locales, todo eso combina un proyecto de la Facultad de Ciencias e Ingenierías Agropecuarias (FICA) de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Un equipo de docentes y alumnos produce un alimento nutritivo y duradero que será donado al comedor Mis Peques, del barrio San José.

Una vez que esté terminado tendrá la forma de un guiso en polvo que solo necesitará de agua caliente y un poco de cocción para poder consumirse. Eso permitirá que las porciones puedan guardarse hasta un año y el centro comunitario pueda administrarlas como mejor lo considere para brindárselas a los ochenta chicos que asisten habitualmente en busca de un plato de comida.

El proyecto denominado “Productos Nutritivos y de Energía Renovable para la comunidad del barrio San José” tiene dos grandes áreas de trabajo. Por un lado, están los que idean dispositivos solares para cocinar, liderados por el ingeniero Guillermo Catuogno, y por otra parte están quienes se dedican a la formulación y elaboración del alimento, comandados por la doctora Myriam Grzona.

Este segundo grupo comenzó hace aproximadamente tres años a pensar una receta ideal que combine tres aspectos: "Que cubra los requerimientos nutricionales, que pueda ser conservado por mucho tiempo sin necesidad de refrigeración y que sea preparado fácilmente en el lugar donde se va a consumir", enumeró la docente e investigadora.

Para lograrlo, seleccionaron cinco hortalizas diferentes (papa, zanahoria, zapallo, cebolla y tomate), y las combinaron con arroz, lentejas y un triturado de proteínas de soja.

"Una vez que elegimos los ingredientes, comenzamos a buscar la mejor formulación. Y luego, durante la pandemia, hicimos nuestras primeras pruebas sensoriales", contó la especialista, y aseguró que quienes lo probaron quedaron muy satisfechos con el sabor del plato.

Ahora, gracias a una financiación de la facultad, arrancaron con la etapa más importante: hacer 300 kilos de su alimento, que equivaldrían a unas 3.000 porciones que serán embolsadas para que se consuman cuando el comedor lo desee.

En la planta piloto que tiene la institución trabajan en el deshidratado de unos 1.200 kilos de las verduras seleccionadas. "Requiere de mucha mano de obra y, en ese sentido, ha sido muy valiosa la presencia de los alumnos de las ingenierías Química y en Alimentos, que se han prestado gustosamente a ayudar, porque se sienten bien haciendo algo que es útil para la comunidad", destacó.

Los estudiantes, guiados por sus profesores, deben hacer tareas como lavar, pelar, cortar y finalmente secar las hortalizas, aplicando las buenas prácticas de manufactura que han aprendido durante ambas carreras.

Pero además del fin solidario con el comedor, el proyecto también funciona como un apoyo a la producción hortícola de Villa Mercedes, porque les compraron todos los insumos a los Solano, una familia boliviana que cultiva en el predio de la escuela agraria.

Con la producción ya en marcha, estiman que tendrán listas y envasadas las porciones para entregar en julio. 

"Pensamos terminar la actividad no solo entregando el producto, sino también tratando de concientizar sobre una alimentación saludable", adelantó Grzona.

 Redacción / NTV.