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Marina Charpentier: "Replico el pedido de las madres"

 La trabajadora social especializada en adicciones, que habló ante el Senado, relata la lucha de las mujeres con hijos que padecen de la enfermedad de salud mental.

Por redacción
| 27 de noviembre de 2022
Mujeres Protagonistas. Marina participó, en agosto de este año, de un ciclo de charlas en el Complejo Molino Fénix con especialistas de diversos rubros. Foto: Fer Miranda.

 Ferviente creyente de que la energía femenina mancomunada es transformadora, Marina Charpentier se dedica a acompañar a madres y mujeres con familiares que padecen la enfermedad de la adicción. La trabajadora social, y madre del músico Chano, habla con calma, pero sus palabras gritan urgencias: el pedido principal, una Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones completa y federal.

 

En mayo de este año, a una semana de que internara a su hijo en una clínica de rehabilitación, Marina visitó el Senado de la Nación y expuso sobre las falencias de la ley, a 11 años de su sanción. Ahora, habló con El Diario sobre los conflictos que deben enfrentar las madres con hijos adictos y la labor social que realizan.

 

 

—Sos trabajadora social, especializada en adicciones...

 

—En realidad, decidí estudiar Trabajo Social para especializarme en adicciones, es algo que me conmovía y me interpelaba sin saber que iba a formar parte de una familia que tuviera que atravesar esa enfermedad. Ahora tengo 72 años, así que ya no trabajo tanto como antes, estoy más abocada a acompañar algunas familias atravesadas por la adicción y comunidades terapéuticas, coordinando y conduciendo a quienes atraviesan la problemática de la adicción.

 

 

—¿Ahora tenés un rol que va más desde la empatía?

 

—Esa fue mi labor profesional, pero, por otro lado, soy la madre de una persona que atraviesa la problemática de la adicción y por lo tanto todos estamos afectados por la enfermedad. Lamentablemente, estoy bastante en el tema y trato de transmitir desde la experiencia como para ayudar a otras mamás que, al saber mi historia,  hace que se sientan acompañadas y tengan interés en escucharme.

 

 

—¿Cómo fue el proceso de asumir que tenías un hijo con una adicción y decidir tomarlo para ser vocera?

 

—Ha sido duro, una experiencia muy difícil. Es una enfermedad muy dolorosa y realmente solo una madre que transita esta enfermedad sabe lo mucho que duele y lo difícil que es ver a un hijo autodestruirse y no poder hacer nada.

 

 

—¿Cómo es el vínculo con las madres que tienen hijos con trastornos de salud mental y se acercan a vos?

 

— Hoy hago muchas tareas con las madres pero yo no era una persona pública antes de que se conociera lo que le pasó a mi hijo. Por primera vez hablé del tema en el programa “Seres libres” de Gastón Pauls, eso hizo que un montón de gente supiera, me consultara, y a partir de ahí se abrieron muchísimas puertas de madres y, sobre todo, de madres solteras que luchan por sacar a sus hijos de enfermedades mentales y de las drogas. Nos estamos uniendo y tratando de aportar a un cambio en la ley existente o lograr que haya una específica de adicciones para ayudar a las familias que necesitan ser escuchadas y no encuentran las respuestas.

 

 

 Realmente solo una madre que transita esta enfermedad, a través de un hijo, sabe lo mucho que duele.

 

—¿Cuáles son esas tareas?

 

—Replico el pedido de las madres que no tienen voz, que dicen que a mí me escuchan y que ellas no saben cómo hacer. Me moviliza porque creo que es en grupo que puede transformar la actualidad, peleándola y poniéndole palabras a la realidad es la única forma de salir adelante. Eso es lo que intento hacer, ser inspiradora o abrirles algunas puertas para poder generar cambios y se sientan menos solas.

 

 

—Habló en el Senado ¿cuál es su pedido a la justicia?

 

—Fui convocada y lo quise hacer, sobre todo, después de que tuve que recurrir a pedir ayuda y me encontré con que no estaban las herramientas para internar a mi hijo, porque sabía que él no estaba bien. Ahí me di cuenta de que si bien conocía la Ley Nacional de Salud Mental y sus lineamientos, cuando lo viví en carne propia, reconocí las dificultades que presenta. La ley habla de la voluntariedad del paciente, el problema es que en el 90 por ciento de los casos los adictos no quieren internarse, no son conscientes porque cuando la persona es captada por las sustancias, su juicio es anulado. No tiene la posibilidad, ni la capacidad de entender que necesitan ayuda y solo, a veces, no se puede salir. Es intangible, ¿quién está capacitado para decidir en ese momento si debe internarse? Son víctimas y muchas veces no quieren ser abordados. Esa es la primera complejidad, ¿cómo internás a una persona que no quiere ser tratada? Después, otro problema es que el consumo ha aumentado de una manera exponencial, la pandemia generó consecuencias psiquiátricas y psicológicas que hicieron crecer la ingesta de ansiolíticos. La cuestión ahí es que no hay camas, y lo digo así porque la ley habla de camas y no de pacientes, las existentes no son suficientes. Por último, hay que analizar a los adictos en una situación aguda, están en hospitales comunes con un enfermo común. Un adicto para recuperarse necesita de un espacio amplio donde caminar. En una cama de un hospital no hay manera de pelearla.

 

 

—¿Cómo es el accionar en momentos críticos?

 

—Tal vez en Capital, o en una zona muy urbana, haya más recursos que en el resto del país. Pero en todo Buenos Aires y en las demás provincias no hay asistencia de urgencia especializada, yo he tenido que llamar a la ambulancia muchas veces y nunca logré que fuera un psiquiatra, el personal que asiste es generalmente un residente que no sabe cómo abordar la problemática puntual de la salud mental y las fuerzas de seguridad tampoco están preparadas para contener una situación como esa. Es difícil, hay mucho por revisar y sentarse a hablar.

 

 

—¿Y en el caso de recurrir al ámbito privado?

 

—Es imposible porque las clínicas privadas son muy caras y hay pocas prepagas que las cubren, algunas, un porcentaje. También hay becas, pero son con lista de espera. Hay madres que están hace mucho esperando un lugar para internar a sus hijos. Siempre les piden a las mujeres que esperen, pero no hay tiempo para eso.

 

 

—¿Cómo es la contención entre las madres?

 

—Estoy siempre reclamando que se hagan grupos donde, entre otras cosas, se ofrezca asesoramiento jurídico gratuito para madres que lo necesitan y están desesperadas porque tienen un enfermo en su casa y no saben cómo hacer para ayudarlo. Económicamente no pueden internarlos o les roban, les sacan las cosas y las venden. Hay mucho para hacer y las mamás están muy solas, no es fácil pero estamos empezando a hablar de esto. El paso que sigue es repensar qué estamos haciendo como sociedad.

 

 Redacción / NTV

 

 

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