Diego González muestra sus fotos

A los diez años, Diego González andaba con una cámara fotográfica analógica y le sacaba fotos a todo lo que se le cruzaba. Hoy, a los 43, mientras ejerce la abogacía como medio para ganarse la vida y tiene otra cámara con rollo, expone por primera vez de manera individual una parte de su riquísimo archivo de imágenes.

La oportunidad que el fotógrafo aficionado encontró para mostrar sus obras fue el ciclo "Maldito miércoles", que en el bar Berlina de la calle Illia persigue el objetivo de cortar la semana con música chill out, tragos de nivel y artistas visuales.

González tiene su propio estudio fotográfico ubicado cerca del bar y en charlas con el DJ residente, Pablo Carmona, surgió la idea de experimentar  en las combinaciones. De allí, el ciclo que lo tuvo como iniciador. "Uso la fotografía como hobby y también como pasión", dijo el artista, quien el miércoles que viene volverá a exponer, pero para el próximo (el segundo de diciembre) se espera que otro artista local ocupe el área de las exposiciones.

"Queremos que los encargados de las muestras vayan rotando y aprovechen el espacio. Los miércoles son el día ideal para combinar el arte con los tragos", dijo Emmanuel de la Torre, encargado del bar.

En simultáneo, al inicio del ciclo, el lugar lanzó nuevos maridajes que combinan carnes como hamburguesas ahumadas, lomos completos y quesadillas de pollo y veganas con una cerveza especial para cada comida. "Además —agregó el administrador— tenemos una carta de aguardiente mezcla latinoamericana que es muy refrescante".

A cada visitante a su exposición, González acompañó con amabilidad y entusiasmo, como un anfitrión orgulloso de lo que tiene para mostrar. Y lo que tiene para mostrar es una veintena de imágenes que se dividen entre paisajes de la provincia, retratos a bailarines (es el fotógrafo oficial de la Compañía Puntana de Danza), tomas con efectos de luz, primeros planos de insectos y cielos nocturnos.

El expositor explicó que evita usar el Photoshop para sus trabajos y que el trabajo de edición posterior consiste en superponer imágenes para crear una sola. Una gigantografía que corona la exposición demuestra esa técnica sobre la noche del cielo puntano, uno de los escenarios preferidos de González.

Para cada foto, el autor tiene una anécdota que compartir, como la ocasión en la que durmió en una carpa en una sierra del interior provincial para esperar el amanecer y eternizar ese momento único e irrepetible.