Doce años de cárcel para un acusado de abusar y golpear a su ex

Dijo sentirse avergonzado por los videos que vio en el juicio, en los que golpea de manera salvaje a quien era su pareja; también, que no recordaba que las situaciones hubiesen sido así, aunque admitió que de vez en cuando había un “pellizcón”. Negó rotundamente haber retenido contra su voluntad y violado a la mujer, y dijo que “hay una verdad que está torcida para hacerme ver peor de lo que soy”. Divagó y lloró, pero su intento por desligarse de los hechos cayó en saco roto:  este lunes, José Daniel Gargiulo fue condenado a 12 años de cárcel por haber ejercido violencia y abusado de L.N.A., que en la primera audiencia dio un testimonio desgarrador sobre los años de maltratos que sufrió a su lado y contó que siempre pensó que iba a terminar matándolo.

Gargiulo llegó al banquillo acusado por “Abuso sexual con acceso carnal agravado por el daño causado, privación ilegítima de la libertad agravada y lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, todo en concurso real”. El pedido de pena era de 23 años, pero finalmente el fiscal Esteban Roche, quien también formuló la acusación que llegó a debate, pidió en sus alegatos condenar al hombre a 16 años de cárcel por el abuso y las lesiones, ya que consideró que no pudo probarse que la mujer era retenida por su pareja.

En cambio, Jorge Pereyra Malatini, el abogado que representó a la víctima, sí pidió que la privación ilegítima de la libertad fuera incluida como figura en la sentencia. Por lo demás, adhirió a lo solicitado por Roche, quien recalcó que la mujer sufrió “más de 20 años de violencia”.

El defensor de Juicio Esteban Sala alegó que no se pudo probar que la violencia que acusó L.N.A. se haya prolongado en el tiempo, tampoco que haya estado retenida contra su voluntad, aunque aclaró que, cuando se dio el caso, la sociedad aún cumplía aislamiento social por la pandemia y que de alguna manera las libertades estaban restringidas.

Leyó mensajes entre la víctima y el victimario en los que ella le decía sentirse mal por lo que le había hecho y pedía reunirse con él para tener relaciones, con lo que, a su entender, siempre hubo consentimiento en la pareja. También atacó el informe de la médica forense Marcela Gómez, que detalló las lesiones que tenía la mujer tras una golpiza que él le había dado días antes de la detención, aproximadamente el 20 de octubre de 2020.

Más temprano, Gómez declaró ante los jueces y dijo que, al momento de la revisación, la víctima tenía hematomas en ambos ojos, en el cuero cabelludo, en el labio superior, cinco moretones en el muslo derecho y cuatro en el izquierdo, en las caras internas, según su opinión, provocados con golpes de puño. También que tenía un desgarro en la zona genital, que para ella fue fruto de una relación forzada, no consentida.

Sala dijo que ese informe es incompleto, tendencioso, parcializado y con contradicciones con otro informe médico que hizo un profesional de Potrero de los Funes, que hablaba solo de escoriaciones leves.

Por eso solicitó que su defendido solo fuera condenado por las lesiones leves agravadas y que desestimara cualquier otra acusación.

“Yo la amaba”

El viernes, en la sala de juicio exhibieron dos videos cortos que están incorporados en un expediente de un Juzgado de Familia y que se agregaron a la causa penal. Fueron captados por el propio sistema de cámaras de seguridad que el imputado tenía en su casa, aunque fueron extraídos y guardados por L.N.A., quien pensó que podía usarlos de prueba si algún día llegaba al límite.

En uno de ellos pudo apreciarse cómo Gargiulo le pega con una herramienta similar a una pinza, en la terraza de la vivienda, primero en el rostro y luego en una mano. En otro se ve cómo le tira los pelos, la zamarrea y golpea en la cara con, aparentemente, el cabo de un cuchillo. Todo eso con sus hijos merendando a sus espaldas.

Fueron imágenes fuertes. Quizás por eso, al prestar declaración ayer, fue a lo primero que el hombre hizo referencia: “Eso me da mucha vergüenza. En ese momento no lo recordaba tan feo como se ve en el video. Creía tener alguna justificación. Sé que está mal eso. Me avergüenza”.

En un tono de voz bajo y de manera pausada, trató de articular su relato rebatiendo cosas que había escuchado de su hija mayor, cuyo testimonio en Cámara Gesell fue reproducido la semana pasada. La adolescente contó que una vez su papá le pegó con una pinza en la mano a su madre y que ella tuvo esa extremidad hinchada varios días. “Lo de la mano existió pero no fue así, era una pinza con mango de goma, le hice así, pero…”, y no cerró la idea. También admitió haber agarrado a la joven de los pelos en una discusión y no del cuello, como refirió ella. Todo, dijo, era por la mala influencia de su tía materna.

“No soy un monstruo, yo no me veo así”, soltó enredado en su propio relato, en el que sí negó los abusos y el encierro que su mujer dijo sufrir en sus manos. “Yo veía que éramos casi perfectos, con una relación envidiable, casi perfecta”. “Yo la amaba y estaba con ella porque ella me decía que me amaba”, dijo casi al final.

Pasadas las cinco de la tarde, los jueces volvieron al recinto tras el segundo cuarto intermedio de la jornada. Por unanimidad, condenaron a Gargiulo a 12 años por los delitos de “Lesiones leves agravadas por la relación de pareja y por mediar violencia de género en concurso real con abuso sexual con acceso carnal”. Al menos externamente, él no pareció inmutarse y solo se limitó a intercambiar unas palabras con Sala.

 Redacción / NTV