Parece que Juntos por el Cambio no puede sacudirse su "cercanía" a las denuncias de espionaje. También parece no interesarle, porque se suceden sin pausa en todo el país. Ahora la acusación es jujeña. Y el que está en la mira es el gobernador Gerardo Morales, uno de los referentes de JxC.
La Comisión Nacional de Solidaridad con los Pueblos en Defensa de los Derechos Humanos denunció el jueves el funcionamiento de "una empresa de espionaje ilegal" en Jujuy, con participación de la justicia en el "armado de causas con hipótesis delictivas" y con infiltraciones de la Policía en las organizaciones sociales, con lo cual "están vulnerando las garantías y derechos constitucionales de la democracia".
Sabido es la "facilidad" de Mauricio Macri para rodearse de acusaciones de espionaje. Él y sus exfuncionarios de la AFI Gustavo Arribas y Silvia Majdalani enfrentaron causas por realizar tareas de inteligencia contra periodistas, políticos de la oposición, jueces y fiscales, dirigentes sociales... Incluso el expresidente enfrentó un proceso por espiar a los familiares de las víctimas del hundimiento del submarino ARA San Juan: fue sobreseído, pero la fiscalía apeló el fallo y la causa sigue.
El ADN del macrismo parece contener un rasgo inconfundible, el del espionaje.
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