En tres localidades hace más de cinco meses que no llueve

La provincia clama por agua. Pero la época del año y el cambio climático que padece el planeta atentan contra esa imperiosa necesidad puntana. La falta de lluvias, con un mes de invierno todavía por delante, ya es preocupante y se nota a las claras en tres localidades: en Los Manantiales, La Tranca y La Botija hace más de cinco meses que no cae una gota de agua desde el cielo, pero a ese podio lo acompaña un largo listado de pueblos puntanos.

La información fue provista por la Red de Estaciones Meteorológicas (REM) que depende de la Universidad de La Punta (ULP), que calculó las precipitaciones mayores a 5 milímetros recibidas en 52 distritos.

El top 5 de los pueblos o ciudades más perjudicados por la falta de tormentas o chaparrones lo integran Los Mantantiales (156 días), La Tranca (156), La Botija (156), Quines (132) y Baldecito junto a Fraga, con 117 jornadas sin lluvias para cada uno.

Paso Grande (116), San Martín (116), Valle de Pancanta (116), Anchorena (89), Martín de Loyola (89), Unión (82) y Nueva Galia (82) son otras localidades con notorios contratiempos climáticos en torno a este comportamiento.

El promedio provincial, según calculó personal de la REM, alcanza los 79 días sin, al menos, una pertinaz llovizna y, al parecer, por el clima reinante, se encamina a cerrar los tres meses.

Si bien es cierto que en plena temporada invernal en San Luis y todo Cuyo las grandes nubes desaparecen del cielo, la tendencia se profundizó en los últimos años: otro dossier de la REM subrayó hace pocas semanas que julio 2021 alcanzó un triste récord, ya que, a raíz de la falta de lluvias que mostró, se convirtió en el mes más seco de los últimos 8 años, con 0,0 milímetros de precipitaciones.

 Solo julio de 2013 quedó un escalón más abajo, con una media de 1,4 mm.

No solo que la huida pronunciada de chubascos sobre San Luis obliga a optimizar y cuidar al máximo los recursos hídricos con los que se cuenta, sino que enciende alarmas muy preocupantes ante siniestros en los que interviene la mala mano del hombre: los incendios forestales.

Según la Nota del Domingo publicada ayer por El Diario, en 20 años se quemó el equivalente a más de la mitad de la superficie de la provincia. En el 95% de los casos, el fuego fue iniciado por negligencia o por intención del hombre. Ante la falta de lluvias, los pastizales y bosque nativo seco se convierten en el combustible perfecto para estos siniestros.

El año pasado, en incendios forestales se perdieron más de 162 mil hectáreas de bosques nativos y las llamas llegaron a las zonas cercanas a los cascos urbanos.

Otro escenario donde quedan materializados los números en rojo que subrayó el personal de la REM es en los diques, cuyas cotas están por debajo de sus medidas habituales. Solo con mirar sus imágenes la pobreza hídrica queda expuesta.

Uno de los lagos más afectados es el "Antonio Esteban Agüero", sobre el Río Grande, en cercanías a El Trapiche, que registra -10,35 metros bajo su cota, según publica la página web de San Luis Agua.

Los diques Luján (-4,60) y Nogolí (-4,03) también sufren la carencia hídrica, al igual que el San Felipe, que marca -3,34.

Al margen del momento climático que atraviesa San Luis, los especialistas no hablan de sequía, ya que el invierno es la época con menos precipitaciones del año. En abril y mayo la cantidad de precipitaciones disminuye; en junio las lluvias desaparecen y recién en septiembre los vientos cálidos comienzan a generar nubes y producen la llegada de los primeros chaparrones.