Néstor Garnica en San Luis: en medio de los ranchos

Debe ser duro para los amantes del folclore tener delante al violín viajero de Néstor Garnica y no poder expresarse con el baile. Con parsimonia santiagueña, el músico que giró el fin de semana por la provincia calmó a los ansiosos a poco de comenzar el recital que el domingo al mediodía brindó en Lo de Peky, en Potrero de los Funes: “Esto se tiene que terminar pronto”, dijo respecto a la pandemia.

Sobre el final del show, Garnica volvió sobre el tema y agradeció al público por apoyar a los artistas de su talante. “Esto es resistencia cultural —señaló—; de esta salimos todos juntos”. El día anterior, en el Boliche Don Miranda de Villa Mercedes, en el recital que marcó el inicio de su gira, se había manifestado en idéntico sentido.

Néstor vivió en carne propia y puntana las suspensiones. Su presentación en Villa Mercedes estaba prevista inicialmente para el primer fin de semana del mes pasado, en coincidencia con la fecha de comienzo de las restricciones nacionales ante la segunda ola de coronavirus que suspendió recitales y shows de todo tipo. Un mes después se pudo sacar las ganas de tocar por primera vez en la provincia.

Con un repertorio mayormente compuesto por chacareras, el violinista encabezó un trío típico del género, con guitarra, bombo y violín, que muestra una potencia inusitada en los temas instrumentales (en ese momento se convierte en algo así como “La aplanadora de la chacarera”) que tuvo su altitud máxima en “Chacarera del rancho”. Los decibeles bajaron, pero no la intensidad en los temas cantados a tres voces.

Fue en los segmentos bailables donde las ansias de un público expectante quedaron aún más en evidencia. Incluso entre la gente hubo muchos que alcanzaron a levantar levemente sus asentaderas de las sillas a la espera de una señal que les permitiera desatar sus ganas. Pero los dueños del lugar se mostraron inflexibles en el cumplimiento de todos los protocolos de cuidado. Y a los bailarines no les quedó otra que aceptar.

Cuando Garnica hizo “El olvidao”, el himno de resistencia de su primo Hugo Alejandro “El Duende” Garnica, el público experimentó una de esas invitaciones justamente aplacadas. Lo mismo pasó con otros éxitos del violinista como “Para los ojos más bellos”, de su adorado Onofre Paz; la triste zamba “Después de tantos años” y “La niña de ojos claros”.

Antes del santiagueño, otro trío se apoderó del escenario en Potrero de los Funes. Pellegrini-Ocampo-Orozco brindó un muy interesante set en el que hizo confluir a Ramón Ayala con Astor Piazzolla, gracias a un bandoneón suculento que marcó las melodías de buena parte del repertorio.

Algunas zambas y algunas pocas chacareras debido a la catarata que se vendría con Garnica hicieron que las siempre presentes ganas de bailar se expusieran de manera más explícita en el inicio de la tarde. También fueron calmadas por los responsables del lugar.

Como para demostrar que el percusionista del grupo es Juan Carlos Pellegrini, baterista de La Cautana e incansable difusor de la música cuyana, el grupo se despidió con una selección que incluyó “La refranera”, “El chulengo” —cantada con soltura por el baterista— y “La Calle Angosta”.