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Crimen en un campo: un acusado negó haber matado a su patrón

Dijo que nunca supo por qué el otro imputado lo responsabilizó del homicidio. Solicitó un careo con él.

Por redacción
| 03 de febrero de 2021
Ramos. El hombre de 36 años aseguró que la última vez que vio a la víctima fue el 13 de enero pasadas las 13. Foto: Juan Andrés Galli.

Hace tres años que Florencio Ramos está detenido en la Penitenciaría Provincial con César Romero. Ambos están acusados de haber matado César Crispín Etchert, su patrón, en un campo cercano a Arizona. En estos años, Ramos jamás habló sobre lo que sucedió entre el 13 y el 14 de enero de 2018, cuando su empleador fue asesinado a golpes. Pero ayer, en el cuarto día de audiencias en el juicio que enfrenta por el homicidio, rompió el silencio. En resumidas cuentas, dijo que nada tuvo que ver con el crimen, porque en el lapso en que mataron al hombre, él trabajó y descansó, tuvo una jornada como cualquier otra en la estancia "Villa Luján". Y remarcó que jamás entendió por qué Romero lo incriminó al declarar que él supuestamente le confesó que había asesinado a su jefe. Ramos pidió un careo con él.

 

El acusado, de 36 años, hizo un relato cronológico de lo que hizo desde la mañana del sábado 13. Contó que Etchert, quien acababa de llegar de La Pampa, adonde tenía costumbre de viajar todos los jueves, lo llamó para encomendarle que encerrara los animales, fundamentalmente toros.

 

"Después cocinamos y comimos con mi compañero (Romero)", relató. Eso fue entre las 12:15 y las 12:30, refirió. Una hora más tarde llegó su patrón. "Vino con una heladera, que después bajaron, y me preguntó si ya había comido", afirmó.

 

Le consultaba porque tenía planeado hacer un asado para recibir a unas personas que estaban interesadas en comprar unos toros. Pero como él y Romero ya habían almorzado, se acostaron a dormir un par de horas, mientras Etchert estaba con la gente interesada en adquirir los animales, dijo.

 

"A las 15:45 me desperté con el ruido de un vehículo. Pensé que era la camioneta de mi patrón, que se iba con la otra gente", narró. Al mismo tiempo se despertó el otro acusado.

 

Ambos se dedicaron a hacer las tareas que les quedaban pendientes. Romero se fue a trabajar en un alambrado y Ramos intentó reparar un motor que tenía problemas con la regulación del agua. 

 

"Como a las 20:20 llegó mi compañero y yo me fui a encerrar a las ovejas", continuó. "Me bañé y después, como había quedado asado, comimos eso", agregó. Tras la cena, se fueron a dormir porque, al menos él, estaba muy cansado.

 

A la mañana siguiente se despertó entre las 7 y las 7:20, calculó.  "Como el patrón no me llamaba, le mandé un mensaje para saber qué hacíamos con los animales, si los tenía que largar", relató. Pero el hombre de 73 años no le respondió. "Entonces lo llamé tres o cuatro veces, pero no me contestó", añadió. "A la espera de lo que él me dijera, dejé dos caballos ensillados, por si nos mandaba a hacer algo", señaló.

 

Alrededor de las 11 dos policías se acercaron a la estancia y preguntaron por Etchert, dijo. Querían saber si había vuelto el día anterior. "Les respondí que no. Me dijeron si podían recorrer la casa y les contesté que sí", narró. Los efectivos echaron un vistazo en el establecimiento rural y se fueron. Media hora después regresaron. "Me pidieron si los podía acompañar a la comisaría, porque mi patrón había tenido un accidente", aseguró.

 

En el camino le mandó mensajes al dueño del campo, para avisarle que el encargado Etchert había tenido un accidente y que él estaba yendo a la comisaría por eso.

 

Explicó que después no pudo comunicarse más con él, porque si bien la Policía lo llevaba para hacerlo declarar, en la seccional jamás le tomaron declaración. "Cuando estaba en la comisaría me enteré de que no había sido un accidente, que le habían pegado. '¿Está internado?', les pregunté y me respondieron que no me podían dar muchos detalles", relató.

 

Después aseguró que los efectivos intentaron hacerlo confesar a la fuerza. "Me sacaron la ropa. Me dejaron desnudo. Me pusieron una toalla en la cabeza, para que les dijera lo que le había hecho a mi patrón", denunció.

 

Cuando el fiscal de Cámara Ernesto Lutens le consultó sobre el vínculo que tenía con la víctima, Ramos solo habló bien de él. Dijo que si bien hacía tres meses que trabajaba con el hombre, en ese tiempo le enseñó mucho de campo, porque "era muy sabedor de los animales y de la genética". Contó que Etchert tenía pensado llevarlo a trabajar con él a la localidad pampeana de Santa Rosa cuando "Villa Luján" fuera vendido, y hasta le había dicho que junto al dueño del campo le pagarían un curso de inseminación.

 

Aunque el defensor Endeiza no ha formalizado la solicitud, en dos momentos de la declaración Ramos le pidió al tribunal un careo con el otro acusado. "Dos meses después de ser llevado a la cárcel, me enteré por la tele y por el diario de lo que había dicho Romero. No sé por qué dijo lo que dijo, por qué me inculpó así", aseveró.

 

En su momento, el otro peón declaró que la noche del sábado 13, Ramos y la víctima discutieron,  como otras tantas veces. Dijo que aunque hacía unos días que trabajaba con ellos en “Villa Luján”, ya había presenciado varios enfrentamientos como ese.

 

Afirmó que esos cruces sucedían a diario. Pero ese sábado en particular se hartó y apenas vio que su compañero y Etchert peleaban de nuevo, los dejó solos y se fue a dormir. Después, a mitad de la noche, según él, Ramos lo despertó y le dijo: “Lo maté al viejo hijo de p… Me cansó de tanto hacerme renegar”.

 

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