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Natalia y Julián prueban que para el amor no hay barreras

Juntos desarrollaron su propio vivero, donde producen y venden plantas aromáticas, entre otras. Nacieron con Síndrome de Down y llevan adelante su proyecto de vida y de trabajo.

Por redacción
| 26 de enero de 2021
Compañerismo. Julián y Natalia recorren el jardín y controlan que las plantas estén en buen estado. Foto: Marianela Sánchez.

Natalia Guardia, de 41 años, y Julián Romano, de 27, son de San Luis y nacieron con Síndrome de Down, pero esto no fue un impedimento para que lleven adelante su proyecto de vida. Se conocieron hace un año y medio en el Centro Terapéutico “Ailén”, en La Punta, y desde ese entonces nunca más se separaron. Juntos llevan adelante el vivero “Mío”, donde producen y venden plantas aromáticas como menta, cedrón y burro; además cultivan suculentas y cactus.

 

El Diario los entrevistó en la casa de Natalia, donde viven actualmente. Pasadas las seis y media de la tarde, su mamá, Iris Cadelago, abrió la puerta. En un largo sillón estaba la pareja sentada, acompañada por la madre de Julián, Ana Goncalvez, y una prima. Ellos estaban radiantes: él le tomó la cara, la miró a los ojos y le dedicó unas palabras de amor. Ella, con una tímida sonrisa, le devolvió el gesto. Luego ambos levantaron las manos y mostraron con felicidad su dedo anular, donde lucían un anillo de compromiso.

 

“El amor fue a primera vista”, contó Iris, quien recordó que se enteró de su yerno cuando volvió de viaje. “Nati me dijo que había conocido a un chico que era bueno y que estaba enamorada. El paso siguiente fue ponerme en contacto con su familia. Nos juntamos con su mamá para ver qué pensaba. Dejamos que fluyera la situación y estamos felices”, dijo alegre. Contó que su hija heredó de su abuela el amor por las plantas. Y precisó que antes, en su anterior escuela, ya les vendía algunas plantas a las maestras y compañeras.

 

Esto los ayudó a estar ocupados durante la cuarentena. Hicieron cosas positivas y pusieron mucho optimismo (Iris Cadelago, mamá de Natalia)

“Al principio no me hizo mucha gracia lo de Julián, yo pensaba que nunca iba a volar, pero al final fue el primero de mis cuatro hijos que se fue de casa”, manifestó Ana, quien destacó que ellos se llevan bien, se quieren y que el cariño tiene que ganar.

 

Sobre el proyecto que llevan adelante resaltó que es motivador para muchas personas con discapacidad, ya que no tendrían que quedarse quietas, sino que deberían tratar de superarse dentro de las posibilidades de cada uno.

 

Quien quiera comprar plantas o bolsitas de yuyos puede contactarse al 2664206518.

Ante la imposibilidad de asistir al centro de día, los chicos tomaron clases online. Ambos estaban motivados y hasta armaron circuitos de gimnasia en el patio de su casa. En su tiempo libre se dedicaban a la jardinería y así surgió el vivero “Mío”. Tienen suculentas, aloe vera y distintos yuyos para el mate, como burro, cedrón y menta. También ayudan con el riego y el cuidado de una huerta, que tiene tomates cherrys y zapallos, entre otras verduras. “Tenían algunas plantas ya listas para vender, pero por el aislamiento no pudieron seguir. Luego le dije a la mamá de Julián que las publicara en el Facebook. A los 40 minutos ya tenía un montón de compartidos y la gente empezó a pedir. Fue sorprendente”, manifestó Iris.

 

La pareja caminó hasta una larga mesa, se sentó y comenzó a trabajar. Con mucho cuidado tomaba las ramitas y con sus manos sacaba las hierbas, las que caían dentro de una bandeja blanca. Luego pusieron un puñadito en una bolsita de papel y la cerraron con una etiqueta que tiene el nombre del vivero.

 

Con entusiasmo, Natalia y Julián se dirigieron al patio. Allí los dos, orgullosos, mostraron su jardín. “Esto los ayudó a mantenerse ocupados durante la cuarentena. Hicieron cosas positivas y les pusieron mucho optimismo. Preparan las plantas, cosechan y riegan”, comentó la mamá de Natalia, quien dijo que “la vida es un arcoíris. Tiene momentos malos y buenos. Mientras uno juega el otro ceba mate, que es infaltable. Otro hace la comida, lavan la ropa y se desenvuelven muy bien”, expresó.

 

Con el dinero que junten con las ventas del vivero, Nati y Julián tienen pensado viajar a Traslasierra, donde vive un familiar. Quienes quieran colaborar y ayudar a que esta ilusión se concrete pueden comprar algunas de las plantas que rondan entre los 200 y 300 pesos, o las bolsitas de yuyo para el mate, a 50 pesos. Pueden comunicarse al teléfono 2664206518.

 

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