La cobertura viva tiene también sus desafíos
La ASV aporta beneficios en la actividad biológica, la fertilidad y la estructura del suelo, pero a la vez requiere de algunas pautas para no sufrir con el cultivo sucesor.
Maximizar el tiempo en el que el lote permanece con cobertura viva aporta beneficios en la actividad biológica, la fertilidad y la estructura del suelo, en el uso de recursos y también en el secuestro de carbono. Pero también trae desafíos en cuanto a insectos, enfermedades y malezas, que evolucionan y se adaptan a los nuevos sistemas. Por ejemplo, conforme crece la superficie de cultivos de grano y de servicios (CS) en invierno, la dinámica de plagas se modifica: algunas dejan de ser un problema, pero también aparecen nuevas.
En cuanto a malezas, como premisa, no alcanza con poner más cultivos si no hay diversificación de especies y estrategias. Esto es clave para evitar el "acostumbramiento" de las malezas y que, aquellas que no eran un problema, empiecen a serlo. Un ejemplo es el Raigrás, que avanza en zonas como Pergamino conforme crece la superficie de gramíneas de invierno. Lo mismo ocurre con la Rama negra –que suele llegar a la primavera pasada de tamaño y con un volumen de rastrojo que termina de complicar el control–; y con el Yuyo colorado, que prolifera en sojas sucesoras de trigo o CS.
Los planteos de agricultura siempre verde (ASV) se apoyan en los preemergentes. Pero estos productos no fueron desarrollados para aplicarse sobre altos volúmenes de residuos. Esto implica repensar criterios, buscando mayor solubilidad y estabilidad, fácil incorporación al suelo y prestando atención a las características del formulado, más allá del activo.
En el caso de las enfermedades, muchos CS funcionan como “puente” para la supervivencia de ciertos patógenos, que luego afectarán los cultivos de verano en sus primeros estadios. Las royas del género Puccinia usan al trigo, cebada, triticale y centeno como “puentes verdes” para pasar el invierno y provocar ataques explosivos al cultivo sucesor.
En el otro extremo, un CS de centeno puede reducir la incidencia de podredumbres de tallo en maíz, al actuar como barrera física para el inóculo y al proteger al maíz del estrés hídrico. La pudrición del tallo de soja por Sclerotinia puede reducirse con antecesores como avena, cebada y trigo, mientras que la pudrición de raíces se combate con centeno como CS antecesor.
En materia de insectos, los planteos verdes afectan las poblaciones. “Para dimensionar estos impactos, "la era del barbecho limpio" significó una reducción en los adultos de cortadoras capturados/noche de 100 a 4”, grafica el especialista Fernando Flores.
Hoy, la expansión de leguminosas de invierno como vicia ofrece refugio a las cortadoras, que luego atacarán a sucesores como maíz y girasol en implantación. Sumado a esto, los colchones de residuos limitan la eficacia del control químico.
Otro ejemplo son las chinches que, en busca de proteínas, han cambiado al trigo por leguminosas, encontrándose altísimas densidades en vicias puras o en mezcla a la salida del invierno. Los planteos verdes tienden a retrasar la siembra de los cultivos de verano, y esto puede aumentar los daños de estas plagas.
En los nuevos sistemas será clave el monitoreo y los sistemas de alarma regionales, que en el caso de cortadoras son muy confiables: “Los adultos capturados en trampas de luz en otoño son un buen indicio de las cortadoras presentes en lote y pueden ayudar a elegir estrategias: fechas de siembra, genotipos, etc.”, explica Flores.
También están las plagas que afectan directamente los CS, como pulgones o trips en vicia, que pueden reducir el stand de plantas y terminar por limitar el servicio por el que fueron implantados.
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