14°SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

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La banda que dejó su huella cinematográfica

Los delincuentes estaban comandados por un matrimonio ampliamente conocido por sus relaciones comerciales. Cayeron tras asaltar cerca de Fraga a un pagador del Estado. También habían robado casas de familia, una estancia y al personal de Salinas del Bebedero.

Por Johnny Díaz
| 12 de julio de 2020
Diciembre de 1970. El Diario de San Luis (Hoy El Diario de la República) titulaba a nueve columnas el millonario atraco al pagador del Estado provincial. Foto: Archivo.

Poco después de las 10 de la mañana de aquel 2 de diciembre de 1970, Jesús Alcaraz, chofer del Jeep Gladiator doble cabina patente 813-540, se dirigió como lo hacía habitualmente al garaje oficial del Ministerio de Salud para controlar y retirar la unidad que minutos después lo trasladaría a Villa Mercedes y Justo Daract junto al pagador Faustino Romero, la esposa de Alcaraz y un menor de edad. Tenían una misión; pagarles el sueldo a los empleados de esos centros asistenciales.

 

El viaje había sido diagramado días atrás y transportarían a esas ciudades la de suma de 6.842.180 pesos en efectivo y dos cheques, uno por $32.785 y el restante por la suma de 59.825 pesos.

 

Lejos estaban de imaginar que ese viaje se tornaría una verdadera pesadilla a poco de arrancar. La amena charla entre chofer y pasajeros se fue dando a lo largo del viaje que tuvo una detención en Fraga, donde decidieron ingresar a la localidad para encargar carne vacuna para retirarla cuando volvieran de Villa Mercedes.

 

Los viajeros estaban a punto de entrar en la historia de los hechos delictivos más espectaculares que se conozcan en San Luis. Pasando el kilómetro 750, observaron que a la vera de la ruta, una joven y bella mujer, de cabellos rubios y vestida con un guardapolvo blanco, le hacía señas para que detuvieran la marcha al tiempo que veían un auto blanco con el capot levantado con signos de estar averiado.

 

Fueron segundos —dijeron después— se acercaron lentamente a la mujer que le hacía señas indicando que le hiciera el favor de empujar su auto. Cuando estaban por iniciar la maniobra, aparecieron de una alcantarilla semitapada con unos matorrales dos individuos fuertemente armados.

 

Uno de ellos —decía El Diario de San Luis— amenazó a punta de pistola al impávido Romero, que no salía de su sorpresa. El otro, aprovechando el descuido de Alcaraz, se subió al Auto Unión (marca del supuesto vehículo averiado) e iniciaron un corto viaje por la misma ruta hasta un camino vecinal para detener la marcha.

 

"A unos 650 metros del atraco, los forajidos los hicieron descender y obligaron a Romero que les dijera dónde estaba el dinero. Ante la negativa uno de los cacos, el más violento le disparó al muslo de su pierna derecha, la cual comenzó a sangrar profusamente ante los gritos de dolor y desesperación del herido. No obstante lo sucedido, y ante una nueva negativa del pagador, el ofuscado delincuente siguió buscando hasta encontrar el maletín con la millonaria suma. Al tiempo que la mujer de Alcaraz clamaba que no les hicieran nada. Un nuevo disparo puso en alerta a los asaltados. La bala pasó cerca de la cabeza del herido, pero por apariencia habría sido efectuado con el ánimo de aplacar la tensión", relataba el matutino.

 

Los segundos eran intermina bles, parecía una cosa de nunca acabar. "Hasta que uno de ellos los hizo arrodillar en medio del campo y la tierra suelta para atarles las manos a la espalda y ponerle cinta adhesiva en la boca. En esa tarea estaban cuando escucharon que uno de los delincuentes decía: '¡Dale! que nos quedan 40 minutos para llegar a Desaguadero'. Después escucharon el sonido de un vehículo. Era un auto que pasaba a recogerlos por el lugar".

 

Nunca se supo cuánto tiempo pasó, pero la mujer de Alcaraz ayudó a que su marido y Romero pudieran desatar sus ligaduras y poner el Jeep Gladiator en marcha luego de que se le hiciera "un puente" en el cableado para encender el motor.

 

Como pudieron, los asaltados lograron llegar a Fraga donde fueron atendidos con suma urgencia y una ambulancia del Hospital San Roque de Villa Mercedes a cargo del doctor Luco los trasladó a esa ciudad. Al tiempo que la Policía montaba un operativo cerrojo.

 

El famoso atraco tuvo episodios cinematográficos y argumentos no faltaron. Posteriormente se conocería que la banda tenía un frondoso prontuario.

 

"Las declaraciones del pagador y sus acompañantes no arrojaban pistas, se ordenó cerrar accesos y salidas de la provincia y reforzar la vigilancia en las rutas. Obtenida la colaboración de la Policía de Mendoza que prestó al organismo de seguridad local el equipo de identikit, personal de la Policía Científica a cargo del inspector mayor Jacobo Majlis se dedicó a reconstruir los rasgos fisonómicos de los atracadores mediante los aportes que brindaron Romero y Alcaraz", decía El Diario.

 

Fue así que después de varios allanamientos en Villa Mercedes y San Luis, el trabajo policiaco comenzaba a dar sus frutos. Habían detenido a 12 individuos.

 

En Villa Mercedes detuvieron a "Tito" Vinuesa de 43 años domiciliado en San Martín 1771, (tenía una ferretería en Riobamba 24) y a "Pepe" del Cerro con domicilio en avenida Mitre 651, viudo, de 51 años, propietario de una pensión y de donde la Policía secuestró un Auto Unión patente D-10482 de uno de sus hijos (después se comprobaría que fue el auto utilizado por los malvivientes para cometer el robo).

 

En San Luis se detuvo a José "Rulo" Gómez, domiciliado en avenida Sucre al 1000, a Julio Papaño, domiciliado en avenida España entre Rivadavia y Chile —de profesión radiotécnico—, a Heguid Pérez y a Néstor Vargas, quienes habrían estado implicados en el robo al pagador de Salinas del Bebedero. Y a Santiago Rodríguez, empleado de Salud Pública de quien se sospechaba había actuado como entregador, difundía el matutino.

 

Mientras tanto, en una de sus declaraciones, la mujer de Alcaraz deslizó que había visto un auto de color rojo en las cercanías del lugar. La Policía amplió el operativo y en el límite con Córdoba por ru ta nacional 8, detuvieron a un auto de características similares para interrogar a sus ocupantes, pero después se supo que nada tuvieron que ver con el atraco.

 

También se dijo que Mario Firmenich, uno de los líderes de Montoneros, había estado en el lugar y que su presencia obedecía a que el dinero robado sería destinado a la guerrilla desatada en el país. Nunca se supo si fue verdad.

 

El 12 de diciembre de 1970, El Diario publicaba que abrumado por las pruebas en su contra "Tito" Vinuesa terminó confesando ser uno de los atracadores. De su domicilio se secuestró más de un millón trescientos mil pesos y dio amplios detalles de los demás integrantes de la banda. La confesión de "Pepe" del Cerro terminó de revelar a los cabecillas de la banda: el matrimonio Ruta que hasta ese momento era desconocido para todos.

 

Las declaraciones permitieron que la Policía provincial rápidamente allanara el domicilio de Bolívar 881 de San Luis donde Ruta residía junto a su mujer y sus tres hijos.

 

"La misión policiaca ingresó a la vivienda poco después de las 14:30 y fue una de las hijas de la pareja quien desorientó a los sabuesos diciéndoles que sus padres estaban en Mendoza. De igual manera las fuerzas del orden secuestraron numerosos objetos para su posterior análisis".

 

"El buen resultado que se estaba logrando por las pistas dejadas por los forajidos permitía que la Policía fuera allanando el camino hacia la detención de los Ruta. Una de esas pruebas fueron unas joyas encontradas en el domicilio de uno de los asaltantes y que fueron reconocidas por los dueños de la vivienda de Bolívar 942".

 

"Carlos Ruta y su esposa Rosa Vargas, al cual las declaraciones efectuadas por los confesos atracadores al pagador, los sindicarían como pieza clave en el hecho, han logrado hasta el momento eludir el ceñido cerco policial tendido", escribía El Diario.

 

"Esa noche el juez del crimen aseguró que había fuertes evidencias de que el cerebro de la pandilla era Ruta y que su esposa, 'La joven y atractiva rubia del guardapolvo blanco', habían tenido mucho que ver en el atraco".

 

Comisiones policiales de Mendoza y San Luis buscaban pistas que les permitiera llegar a los prófugos. Así se supo que el audaz matrimonio arribó a Mendoza a bordo de un Chevrolet 400 Súper Sport color rojo al que dejaron en una playa de estacionamiento. De ahí se dirigieron a San Rafael y por esa vía a Río Cuarto donde después se entregarían al juez acompañados de sus abogados y el padre de Ruta.

 

Habían pasado once días del atraco y la policía había detenido a casi todos los autores.

 

"La banda de los Ruta", tal como se la conoció, tuvo mucho que ver en los robos al pagador de Salinas del Bebedero, a las familias Aiello y Brutazzio -ambas de San Luis y a la estancia Atahualpa, cerca de Beazley, entre otros", publicaba el matutino.

 

"Estas revelaciones —que confirmaron las versiones dadas por El Diario— fueron hechas por el juez del Crimen, que no aportó más detalles referentes al caso, agregando que se procura la detención de otros individuos implicados en algunos de los hechos señalados".

 

"A las detenciones del matrimonio Ruta, Suárez del Cerro, Vinuesa y Vargas, se agregan las de otros dos cuyas identidades no habían sido proporcionadas oficialmente. Estos, a quienes se les ha comprobado autoría en algunos hechos —no se dijo cuáles—, son José Gómez y Julio Papaño. Pese a no informarse en qué asaltos habrían participado los nombrados, trascendió que ambos intervinieron en el atraco al pagador de Salinas del Bebedero", rezaba El Diario de San Luis.

 

Meses después y siguiendo varias pistas que la Policía mantenía, detuvieron a otro integrante de la banda de los Ruta: José Adolfo Bernabeu que, según se dijo, era quien se disfrazó de policía para asaltar a la gente de CIBA.

 

"El juez Ribas —agregaba El Diario— informó que a todos ellos se les dictó prisión preventiva ordenándose la inmediata libertad de Santiago Rodríguez, chofer de Salud Pública. Sobre este se habrían tenido sospechas de ser quien ofició de entregador en el asalto al pagador del organismo provincial".

 

A Carlos "Chiche" Ruta, a su mujer y a Juan Roberto "Tito" Vinuesa se los acusó de asociación ilícita y robos reiterados a mano armada en concurso real. José Ramón Suárez del Cerro, Hugo Néstor Vargas, hermano de la mujer de Ruta, José "Rulo" Gómez y Julio Papaño fueron imputados de robo a armada.

 

Con el tiempo, la Justicia condenaría a los émulos de Bonnie and Clyde y toda su banda.

 

 

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