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Güemes, el líder gaucho de la lucha por la independencia

Este lunes se recuerda su fallecimiento y es feriado nacional. El historiador Martín Baca evoca al jefe de la resistencia en el norte, que con 15 años participó en las defensas ante las dos invasiones inglesas a Buenos Aires.

Por Matías García Elorrio
| 14 de junio de 2020
El 15 de mayo de 1815 fue electo gobernador de su provincia, cargo que ejerció hasta 1820.

Martín Miguel Juan de la Mata Güemes —por cuya muerte, ocurrida el 17 de junio de 1821, este lunes es feriado nacional— nació el 8 de febrero de 1785, en la intendencia de Salta del Tucumán, que en esa época comprendía los territorios de Salta, Jujuy y Tarija (actual Bolivia), que a su vez integraba el Alto Perú. Su familia era de buena posición, ya que su padre trabajaba dentro del gobierno de la intendencia.

 

Según contó el historiador Martín Baca, “de muy joven ingresa en el Cuerpo de Infantería, asentado en Salta, con apenas 14 años. Hacia 1805, ese cuerpo a las órdenes del Virrey Sobremonte sabía que podía darse una invasión británica en el Río de la Plata, por eso es trasladado a Buenos Aires con Güemes como integrante. Allí comienza una carrera militar, no como San Martín, pero sí criolla de acción; podríamos decir”.

 

Ya en Buenos Aires, Güemes “participó activamente en la primera invasión inglesa de 1806 y luego, en la segunda, al año siguiente, intervino en la reconquista. Hay una anécdota de cuando él estaba montado a caballo a pesar de ser de infantería” (las tropas de a pie). Baca destacó que “el buque británico 'Justine', debido a la bajante del Río de la Plata, se acercó mucho a la costa de Buenos Aires y quedó varado. Entonces el joven Güemes se metió con su caballo junto a otros hombres y a fuerza de lazo fueron trepando, asaltaron ese buque y lo tomaron, en una acción heroica donde empieza a destacarse y a demostrar su valor”.

 

En 1808 murió su padre en Salta, entonces pidió licencia para volver y el año de la Revolución de Mayo (1810) lo encontró en su terruño. Cuando el nuevo gobierno creó el Ejército Auxiliar del Alto Perú, más conocido como Ejército del Norte, que sale desde Buenos Aires para llegar a Lima (Perú), Güemes forma parte en el primer momento de esa fuerza y participa activamente de la primera batalla por la independencia que se desarrolla en el margen del río Suipacha (Potosí, Bolivia) que por eso lleva ese nombre, el 7 de noviembre de 1810.

 

“Así comienza a destacarse en distintas batallas libradas en la Quebrada de Humahuaca y Tarija. Después ese cuerpo cambió de jefes: primero fue Juan José Castelli, más tarde Juan Martín de Pueyrredón, hasta que llega Manuel Belgrano”, relató el tradicionalista. Y agregó que vuelve a su provincia y conforma “lo que luego se destacará en nuestra historia como las famosas milicias gauchas. Esa es una característica muy especial de él”.

 

Cuando San Martín llega a Yatasto “comprende que por tierra no se va a poder llegar a Lima, y hace una comprensión del terreno perfecta porque recordemos que él era un militar de carrera y con mucha experiencia. Ese detalle no lo habían visto los otros jefes del Ejército del Norte. "El Libertador" deja al mando a José Rondeau y también mantiene un contacto con Güemes y se genera una afinidad entre ambos porque el General lo escucha y comprende que es un hombre que conoce muy bien el terreno de lo que hoy son las provincias de Jujuy y Salta. Y así entiende que en esa zona se podía hacer una guerra defensiva y no ofensiva. Es decir, no se podía avanzar, en cambio sí era posible con un ejército esperar al otro en actitud defensiva y bloquearle el paso. Por eso San Martín le encarga que se quede y cuide la frontera norte. Por esa campaña, años más tarde se transformó en el estandarte de la Gendarmería Nacional, que es la tarea que hoy realiza esa fuerza de seguridad”, analizó Baca.

 

 

 

La guerra gaucha

 

Güemes desarrolla en esos combates defensivos lo que se conoce como “guerra gaucha”. En marzo de 1816, cuando se firma el Pacto de Cerrillos para terminar con las divisiones en el norte y Rondeau reconoce a Güemes como gobernador de Salta del Tucumán, allí el militar salteño empieza el bloqueo del avance realista; a pesar de que el Directorio no le manda los fondos prometidos. Entonces comienza lo que se denomina 'guerra de recursos'. Eso lo obliga a tener que conseguirlos por su cuenta y como sea: entonces toma caballos, pólvora, alimentos, ponchos y abrigos de los realistas”.

 

Güemes asumió el gobierno de la intendencia de Salta en 1815 y al poco tiempo se casó con Carmen Puch en la Catedral local, pero no dejó de combatir al realista con sus valerosos gauchos. “La milicia es un cuerpo irregular que no es de carrera militar, pero Güemes utiliza una táctica que San Martín le contó por haberla visto en la guerra contra Napoleón; denominada 'guerra de guerrillas'. Al estar en desventaja en armamentos y hombres contra el ejército realista, no puede hacer un combate de frente; lo que hace es entrar y salir. Lo que hacían era sorprender al enemigo a los gritos, rompiendo todo, disparando y atacando con sus lanzas; todo bien desprolijo. Y enseguida salían sin darles tiempo a los realistas a defenderse. Y así los volvió locos”, contó el historiador.

 

Pero el mayor detalle de esos gauchos era que daban la vida por ese hombre. Y las mujeres y niños oficiaban de espías. “Porque tenía un atractivo especial con el que se había comprado a ese pueblo de la intendencia. En un momento el jefe realista tenía un cuerpo especial llamado 'Angelicales', entonces Güemes para darle bronca crea los llamados 'Infernales', que se visten de rojo y hace que la gente diga que vienen del mismo infierno. Que hoy siguen existiendo en el Quinto de Caballería de Salta”, recordó.

 

Con el tiempo, Güemes empezó a tener varias internas dentro de su propio territorio con varios jefes y el 7 junio de 1821, cuando fue a visitar a su hermana, Magdalena “Macacha” Güemes de Tejada, sufrió una emboscada donde un oficial salteño al mando del ejército realista, José María “Barbarucho” Valdés, lo hiere gravemente y a los diez días muere por el sangrado de esas heridas.

 

“Y en abril del año siguiente su esposa, Carmencita Puch, que era bastante más joven que él, luego de sufrir una fuerte depresión por esa pérdida, también muere, pero de tristeza por el amor que le tenía a Güemes”, narró el historiador.

 

 

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