13°SAN LUIS - Martes 23 de Abril de 2024

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El corredor de transporte es clave contra el coronavirus

San Luis sabe que el ingreso por la ruta 7 representa el mayor riesgo sanitario. Por eso controla que el abastecimiento interno se haga con vehículos y choferes puntanos.

Por Marcelo Dettoni
| 14 de junio de 2020

La pandemia llegó para cambiarlo todo. Las costumbres, las relaciones humanas y también la realidad productiva del mundo. San Luis, que apenas contabilizó 10 casos positivos de coronavirus, todos importados y apenas se desató la crisis sanitaria, está sumamente preocupada por mantener ese estatus que le permitió flexibilizar muchas actividades comerciales e industriales a partir de no registrar nuevos enfermos.

 

Esto la llevó a extremar los controles en los ingresos a la provincia y además ideó un sistema por el que el transporte pesado debe hacer una transferencia de las cargas que provienen de otras regiones, bajo supervisión estatal y protocolos de seguridad, evitando que los camiones ingresen a los ejidos urbanos.

 

Por eso cuida de manera estricta la logística y el transporte de mercaderías de todo tipo, sobre todo teniendo en cuenta que está atravesada por una ruta como la 7, que es bioceánica, por lo que tiene un constante tránsito de camiones que van de los puertos atlánticos de Brasil a los del Pacífico ubicados en Chile, dos países que afrontan graves problemas sanitarios.

 

 

 

Con un trabajo continuo y coordinado entre las secretarías de Transporte y de San Luis Logística, el Gobierno instaló Centros de Transferencia en los que los camiones que provienen de otras provincias deben parar de manera obligatoria si es que traen mercaderías que van a descargar aquí. Los que solo van de paso por San Luis reciben una tarjeta que deben colocar en el parabrisas y tienen un máximo de seis horas para reportarse en otro puesto limítrofe para salir. En cambio quienes dejan sus cargas pueden permanecer hasta 24 horas, ya que se les brinda un lugar para que puedan descansar si así lo desean.

 

El Centro de Transferencia de la capital puntana está armado en el Autódromo "Rosendo Hernández", que salvo por la pista ha perdido su fisonomía habitual. También los alrededores, ya que los accesos están convenientemente controlados por la Policía para que ningún camión evite el ingreso. Los que vienen de San Juan son desviados de la ruta 147 y desembocan en el predio por Pescadores; mientras que los que pasan por detrás de la Casa de Gobierno desde Córdoba no pueden doblar a la derecha para ir a la ciudad: deben tomar la rotonda y entrar al autódromo. Y lo mismo corre para los que provienen de Mendoza, que ingresan directamente por el primer portón.

 

La administración fue reconvertida en la oficina desde la que Lucas Ros, el encargado del Centro, imparte las órdenes y canaliza los pedidos de los transportistas y las empresas, que no son pocos. El ritmo de trabajo allí es frenético. Ros va y viene con el Handy en una mano y el celular en la otra, recibe consultas sobre el Protocolo de Transporte Provincial, que a su vez se va ajustando a medida que la experiencia va enseñando nuevos caminos para facilitar los trámites.

 

Lo llaman desde cualquiera de las tres entradas por algún camionero díscolo que no quiere entrar en razón; no falta el empresario que consulta por una carga; o la guardia policial que requiere precisiones por casos puntuales. Todo lo debe resolver este funcionario joven, que registra pasos por Seguridad Vial y Vivienda dentro de la estructura de gobierno.

 

 

El predio del autódromo tiene baños limpios y duchas con agua caliente para que los camioneros que llegan cansados puedan quedarse a pasar la noche si lo desean.

 

 

“Es un ritmo de trabajo muy intenso, recuerdo un día haber entrado a las 8 de la mañana y haberme ido a las 4 del día siguiente, pero uno siente que es útil acá, intentando que la provincia siga siendo abastecida de todo lo que necesita y a la vez protegida contra el coronavirus”, cuenta Ros mientras invita a recorrer los pasillos internos del autódromo.

 

A la salida de su oficina, lo primero que se observa es la playa de descanso de los camioneros extranjeros, que ingresan por la entrada principal, la que tiene el arco. La mayoría de ellos son brasileros, pero también hay chilenos, paraguayos y uruguayos que hacen la ruta 7 completa hacia ambas direcciones y descargan algo en San Luis. Junto al estacionamiento cuentan con un sector de baños y vestuarios con agua caliente para ducharse, más un par de dispensers de los que pueden sacar agua para el mate o para tomar algo fresco. Son reacios a hablar, pero reconocen con señas que están bien atendidos y que cuentan con las comodidades necesarias en medio de tantos trastornos.

 

Son días difíciles para ser chofer de transportes de carga. En general no los tratan bien en las rutas, tienen pocas estaciones de servicio a disposición y están considerados factores de riesgo importantes. “Nos escapan, como si tuviéramos alguna enfermedad grave. Y la mayoría no tiene nada”, cuenta uno de ellos mientras acomoda la cabina del camión. Hay paradores que solo los reciben si cargan más de 500 litros de gasoil y los baños suelen estar vedados para ellos.

 

“Los que vienen con los semirremolques pueden hacer sus necesidades debajo del camión, ¿pero yo cómo hago con este?”, dice un chofer catamarqueño que trae autos en una batea doble, bien bajita y llena de caños que dejan ver todo. Lo toma con humor, pero se le nota el fastidio y el cansancio por una situación que trastocó su trabajo de toda la vida. De todas maneras asegura que “San Luis es uno de los pocos lugares donde nos tratan bien”.

 

El centro tiene otras dos entradas sobre la Autopista de las Serranías Puntanas que son para los camioneros que vienen de otras provincias y los que circulan internamente por San Luis y vienen a buscar mercaderías. Deben pasar por debajo de una estructura de caños que les arroja un líquido desinfectante y una vez adentro también hay un sector de baños y vestuario, e instalaron una carpa blanca donde fiscalizan las transferencias.

 

“Tengo unas 100 personas colaborando conmigo, entre personal especializado y gente de Inclusión Social que fue capacitada y se encarga sobre todo de pedir los datos en la entrada y solucionar problemas dentro del predio. Además hay una buena cantidad de policías para garantizar la seguridad, porque estamos abiertos las 24 horas, pero de noche solo habilitamos la entrada principal”, dice Ros durante la caminata, en la que su teléfono no para de sonar.

 

Según el encargado del predio, “la transferencia de cargas la tenemos bien aceitada, está funcionando muy bien”. Allí, el chofer que trajo el camión deja el semirremolque y lo retira otro vehículo, o bien luego de desinfectar la cabina (hay varias mochilas a disposición) hacen un cambio de conductor. Se sube uno que vive en San Luis y lleva el camión completo hasta la empresa destinataria. Luego vuelve y el camionero que llegó de afuera se retira de San Luis sin haber tenido contacto con nadie dentro de la provincia para preservar la sanidad. En otros casos de mercadería liviana, vienen con camionetas o autos particulares a llevarse la carga.

 

El movimiento es constante, aunque Ros dice que es difícil calcular cuántos camiones entran por día porque es irregular. “Hay días de locos y otros más tranquilos, pero podría decir que son 130 los choferes que se quedan a pasar la noche acá”, asegura.

 

En un paso más hacia un servicio más eficiente, la provincia está evaluando pedirles a aquellos que traen mercadería esencial que contraten seguridad privada para que los acompañe en el caso de que no quieran compartir el seguimiento satelital de sus camiones, algo a lo que en general son reacios. Mientras tanto, un móvil policial suele seguir su derrotero para asegurarse que no violen el protocolo sanitario.

 

Un punto clave es el examen de PCR para detectar coronavirus, que facilitaría mucho la operatoria si todos los que ingresan de otras provincias lo tuvieran. Es el famoso hisopado que brinda más garantías que el test rápido, que no es aceptado como prueba de negatividad en los centros de transferencia. Aquellos que lo traen permiten que todo sea más ágil, porque incluso los que son puntanos deben presentarlo para irse a sus casas, si no deben seguir el mismo protocolo que los demás, ya que se los considera factores de riesgo por provenir de otras provincias. “A veces las empresas pequeñas cumplen mejor con este paso que las grandes, que son reacias a gastar plata en sus choferes”, lamenta Ros.

 

Hay choferes que se enojan, porque exhiben uno que le hacen en Mendoza, pero no es el de validez nacional, por lo que no es tomado en cuenta. Sería bueno que las provincias que toman decisiones individuales las coordinen con sus vecinas, pero será cuestión de ir aceitando protocolos para seguir trabajando en conjunto. Mientras tanto, San Luis sigue trabajando para que el coronavirus no ingrese a su territorio y el abastecimiento de todo tipo de mercaderías siga su curso normal.

 

 

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