Lo detuvieron por corrupción de menores; no declaró en indagatoria

Los acosos comenzaron cuando tenía 14 años, recordó una adolescente en marzo de 2018, cuando habló de esto con su mamá y ella hizo la denuncia. El responsable de las acechanzas era Joaquín Gutiérrez, un vecino con quien había un vínculo de confianza. Pero tanto la frecuencia como el tenor sexual de lo que Gutiérrez le decía se intensificó con el tiempo, al punto que la chica sintió miedo y resolvió contárselo a su madre. Toda la prueba recolectada hasta la fecha sostuvo la decisión de la jueza Penal 3, Virginia Palacios, de ordenar el arresto y el llamado a indagatoria del hombre.

Gutiérrez, de 37 años, se abstuvo de declarar ayer y solicitó una prórroga de la detención de ocho días, informó una fuente de la causa. Es investigado por corrupción de menores, es decir, porque se sospecha que tuvo “conductas de unívoco contenido sexual, idóneas para comprometer y desviar la evolución normal de la personalidad sexual” de la menor, dijo otra fuente.

La aprehensión fue cerca de las 23 en el barrio Mirador del Portezuelo, donde residen tanto él como la víctima, indicó una fuente de la Unidad Regional I. La jueza le encomendó a un equipo de policías dependientes de la URI la tarea de localizar al sospechoso.

Estos mismos efectivos fueron quienes lo trasladaron ayer a la mañana al Juzgado Penal 3, para la indagatoria. “Él ya tenía conocimiento de que había una causa en su contra, dado que tras la denuncia, la Justicia libró una prohibición de acercamiento de él tanto a la adolescente como a su familia”, dijo.

Cuando le corrieron vista, el fiscal de Instrucción 3, Esteban Roche, consideró que con los elementos probatorios que había —la denuncia de la madre y la ratificación de esta, la declaración indagatoria de la joven en la Cámara Gesell, el informe psicológico de ella y la declaración testimonial de la psicóloga— se había conformado el grado de sospecha suficiente para llamar a Gutiérrez a indagatoria. Y el lunes pasado la jueza Palacios ordenó la instrucción de sumario, la detención y el llamado a indagatoria.

Sin dudas, lo que la adolescente contó en la Cámara Gesell fue clave. La psicóloga concluyó que de su relato se desprendían claros indicadores de vivencia de abuso sexual e indicó que el análisis para determinar la validez del relato dio resultados positivos.

Comentarios y proposiciones obscenas

La adolescente narró distintas situaciones vividas con el acusado desde que ella tenía 14 años. Dado que el padre de la chica vivía en otro domicilio y ella solía viajar por una enfermedad, cuando su hija quedaba sola en la casa, la denunciante solía pedirle a Gutiérrez o a su esposa que fueran a darle una vuelta a la menor. Él habría aprovechado esta circunstancia y otras, en su propio domicilio, para perpetrar el delito.

Lo que empezó como supuestos elogios a sus rasgos y figura pronto se convirtieron en comentarios y proposiciones obscenas. Según lo que contó la joven, en cada ocasión que estaba solo con ella, Gutiérrez  iniciaba diálogos que la paralizaban y le causaban temor. Le preguntaba, por ejemplo, si le gustaría estar con un hombre mayor, si estaba depilada y se ofrecía a sacarle “fotos copadas desnuda”.

Los interrogantes fueron cada vez más explícitamente sexuales, e inclusive un día consiguió que la chica fuera a su casa —ella fue creyendo que estaban su esposa e hijas, pero en realidad habían salido—  y, después de mostrarle una foto de sus partes íntimas en el teléfono, él se bajó los pantalones y le tomó la mano para obligarla a que lo tocara.