Puntanas en España cuentan cómo viven la cuarentena
Aseguran que los locales de ocio están cerrados y los supermercados, desabastecidos.
Dos puntanas viajaron a España la semana pasada y se encontraron con un panorama que no se esperaban. El sábado el presidente del país ibérico, Pedro Sánchez, declaró el estado de alarma en todo el territorio y a partir de este lunes nadie puede salir de su casa por 15 días. Ambas están en sus hogares transitando la cuarentena con los víveres necesarios, pero con la incertidumbre de saber qué les deparará a la economía del país por esta medida y a ellas.
Daniela González vive en España desde 2006, estuvo de visita en San Luis y el jueves regresó a Benidorm, la ciudad en la que reside. "El miércoles aterricé en el aeropuerto de Madrid. Tanto ahí para entrar, como en Ezeiza para salir, no había un control, quizás sea por eso", comentó.
Mientras estaba en San Luis dijo que estuvo pendiente de lo que pasaba allá a través de la televisión y le contaba el novio. "Me decía que había bastante pánico porque el virus se estaba extendiendo, pero no habían tomado ninguna medida a nivel nacional. Desde que vivo acá he pasado la gripe aviar, la porcina, el Ébola y siempre cunde un poco de pánico, pero ahora con todas las redes y la información se dice un montón de cosas. La gente entró en una psicosis colectiva porque no sabés qué es verdad y qué no".
Como estuvo en el aeropuerto, Daniela tomó todas las precauciones para no enfermar a nadie en caso de que se haya contagiado. Señaló que está de acuerdo en que se declare el estado de alarma, pero opinó que afectará a la economía del país. "Todo lo que es ocio está cerrado y mucha gente se puede quedar sin trabajo y sin cobrar, pero las cuentas hay que pagarlas igual. Que las personas no salgan de sus casas para parar el contagio tendrían que haberlo hecho desde el minuto uno. Yo opino que Argentina debería cerrar todas las fronteras, suspender las clases y no salir por 15 días. Todavía están a tiempo de erradicarlo", indicó.
Mientras, en el otro extremo del país, en Barcelona, Patricia Marone emprendió un viaje en busca de nuevas posibilidades de trabajo, pero llegó en el peor momento. "Con mi marido nos vinimos porque había posibilidad de trabajo, ahora estamos confinados a una habitación esperando que todo esto pase. Igual estamos bien. Todo está cerrado, los hoteles, todos los lugares de dueños chinos están cerrados desde la semana pasada. Algunos colectivos funcionan, otros no, están todos asustados, pero sigue habiendo gente en la calle aunque toman todas las precauciones: barbijos, alcohol en gel y guantes. En los supermercados no hay nada, están desabastecidos. Vamos a esperar a que pase esta pandemia, mientras tanto, transitamos la cuarentena", relató.


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