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El Dique Chico, un patrimonio

Es un espejo de agua cuyo caudal es utilizado para el riego. Es el más cercano a la ciudad de San Luis y fue construido entre 1887 y 1913. Además, cuenta con un murallón de piedra y su profundidad alcanza unos 18 metros.

Por redacción
| 05 de octubre de 2019
La foto tiene varias décadas y muestra lo que era la ciudad de San Luis. El murallón del dique se erige en el medio de muy pocas casas (otras en construcción) y una frondosa vegetación.

Uno de los espejos de agua más cercanos a la ciudad de San Luis, y el de menor capacidad de almacenaje en la provincia, es el conocido Dique Chico. Se ubica al sureste de la capital puntana y hoy está rodeado, al norte, por dos barrios: Virgen de Luján y Monseñor Tibiletti. Al sur se ve el increíble  complejo de Terrazas del Portezuelo. Y, de este a oeste, pasan las aguas del río San Luis.

 

El Dique Chico —relatan sus antiguos vecinos— ha sido escenario de innumerables anécdotas, sobre todo, de aquellas que terminaron en desgracias o tragedias. Por ello, pasó a ser un lugar peligroso para zambullirse, algo que era muy común en tiempos estivales, y bien aprovechado por las barriadas circundantes. 

 

"El lecho del dique es muy barroso, eso lo hace muy peligroso para bañarse pese a la advertencia que hay en el lugar", dice don Villegas, un vecino del barrio Virgen de Luján. Y agrega: "Este dique recibe agua de varios arroyos, del río Chorrillo, Cuchi Corral y del canal Vulpiani". 

 

 

 

El pequeño espejo comenzó a construirse en 1887, con la finalidad de brindar el servicio de riego. Fue edificado casi artesanalmente, ya que tiene un muro hecho de piedra y una especie de mortero de cemento con un desarrollo en el coronamiento de más de 135 metros. La parte transversal cuenta con unos 16 metros en la base, tres metros de ancho en la parte superior y una altura de más de 18 metros.

 

Es una de las primeras obras hídricas que se llevó a cabo en el hoy Departamento Pueyrredón y en las cercanías de la ciudad de San Luis. En su margen derecha se encuentra el edificio en forma de torre, en la que se haya una de las dos compuertas que modulan los caudales que van a los canales de riego. Tiene una superficie calculada en unas 15 hectáreas.

 

 

 

Don Fortunato Lucero (73) y su señora Isabel Villegas (77) trabajaron en el pequeño dique limpiando su lecho y sus orillas, ambos son beneficiarios del Plan de Inclusión Social. "En la margen izquierda, el dique tiene un vertedero, dos compuertas metálicas que son movidas por un motor que se ubica en la torre y, además, cuenta con un par de galerías bien anchas y altas", contaron.

 

"En su construcción se emplearon máquinas, herramientas y métodos modernos y muy útiles para la época, que hoy serían verdaderas piezas de museo. El fin era acopiar agua que sirviera para el riego de las quintas y huertas de la capital puntana; se administró con mucha solvencia y su estructura siempre fue bien cuidada", manifestaron.

 

El dique fue inaugurado en 1913 por el entonces gobernador de la provincia, Juan Daract, quien había asumido el 18 de agosto. Una placa en el recinto, donde están las compuertas, señala: "Anno Domini MCMIX, Ministerio de Obras Públicas de la Nación", lo que crea una confusión en relación a su inauguración. La historia dice que en su mandato también se construyeron el puente sobre el Río V en Villa Mercedes, un tramo de la ruta a Santa Rosa del Conlara y, en San Francisco del Monte de Oro, la Escuela Normal de Adaptación Regional "Sarmiento". En ese sentido, la gran preocupación del primer mandatario era que la educación primaria fuera gratuita y obligatoria para todos los niños.

 

Manuel Bustos es una de las personas que más saben del Dique Chico, lleva más de 34 años trabajando en el lugar y dice que ahí pasó los mejores años de su vida. "Los chicos venían a jugar a la canchita desde el barrio Los Hornos (los hornos de ladrillos le dieron el nombre ficticio), del Tibiletti y nosotros del Puente Blanco. Después, por esas cosas de la vida, comencé a trabajar en la Dirección del Agua y pasé a cumplir tareas en el dique reemplazando al guardadique don Juan Villegas, que era el marido de doña Nora Blanco de Villegas, la casera del predio. Muchos la llamaban simpáticamente 'la Tomera' o 'la novia del Dique Chico'".

 

Bustos se inició en la desaparecida Dirección del Agua y hace unos 10 años trabaja en San Luis Agua. "Tenía 16 años cuando ingresé, fue en 1975, y era el sustituto natural de don Villegas cuando él se tomaba las vacaciones o los francos. En esos años, había muchos canales de riego y el agua se mandaba por acequias hijuelas o algún canal revestido a través del canal Cero o de 'La 29'. Se entregaba agua al barrio Policial, Pucará, Tiro Federal y a los campos de la familia Munafo". 

 

"En la zona de las compuertas y de la división del agua para distribuir hay una placa que data de 1909 y está resguardada por el paso del tiempo. Esa podría ser la fecha en que se puso en marcha el suministro de agua medido, por  Cipoletti", agrega Bustos.

 

 

 

"El tomero era quien nos daba las indicaciones, el orden y el tiempo; muchas veces la actividad comenzaba a las cinco o seis de la mañana y  el trabajo era casi artesanal, con el aforador. Sabíamos cuánta cantidad de agua salía por segundo al regadío, ese era nuestro 'reloj' y la única manera de controlar". 

 

Manuel Bustos, además, fue un excelente jugador de fútbol y uno de los pilares defensivos del club San Lorenzo de San Luis. Comenta que cuando venía una tormenta grande se abrían las compuertas para que la crece no sobrepasara el nivel del muro". Y agrega: "Tiene una bomba para que dos personas puedan levantar la compuerta que lleva un mecanismo de relojería, nunca tuvimos grandes problemas y cuando hay algún desperfecto es reparado por personal de San Luis Agua. Ellos son los responsables de su normal funcionamiento y de la distribución del caudal".

 

Bustos entiende que el dique es fácil de embancarse al ser una zona casi plana y con una superficie que no pasa de las siete hectáreas. También sostiene que, cuando llegan las creces, el dique sufre las consecuencias por el arrastre de mugre, animales o árboles que trae el agua. Admite que el desembarque se produce solo, porque al liberar las compuertas comienza a ceder el sedimento: "Lo arrastra el mismo agua que busca salir, y va quedando todo limpio". 

 

Asimismo, puntualiza que ha visto muchas creces que llegan con inusitada fuerza pero muy pocas sobrepasaron el nivel del murallón. "Siempre tratamos de liberar las compuertas para que no se genere tanta presión y se dañe su estructura; mientras, quienes están de guardia observan el comportamiento del agua y la seguridad del dique", admitió. 

 

 

 

El Dique Chico fue y será una parte de la historia de San Luis, una provincia que históricamente sufrió la falta de agua. Su construcción marcó un antes y un después en el devenir de la agricultura sanluiseña. 

 

Hoy es parte fundamental del riego de la colonia policial, campo fiscal, cientos de quintas aledañas a San Luis, la escuela "La Agraria", los acueductos y el canal "La 28", que va directamente a una cisterna que alimenta el parque industrial norte de la ciudad de San Luis. 

 

El lugar promete un cambio y una renovación importante. Se están haciendo obras a través de "Sueños Puntanos" para fomentar el turismo en la provincia. "Ahora que se están haciendo obras en la costa sur, el dique tendrá otra imagen, seguramente se transformará en un lugar turístico", entienden los vecinos.

 

A modo de anécdota, Bustos contó: "En la zona donde hoy está el barrio Virgen de Luján había una tranquera que para pasar había que pedirle permiso a una señora de apellido Díaz, a quien le decían 'Coche Quebrau', nunca supe por qué. Ella y su familia fueron de los primeros vecinos de la zona, gente muy buena y trabajadora que aportaron lo suyo para este presente". 

 

 

 

Bustos recuerda que está prohibido bañarse pero muchos no hacen caso a las indicaciones. "La parte más peligrosa es la zona del salto viejo, que viene de las vías del ferrocarril. Es un recuerdo muy lindo, pero muy peligroso".

 

"Acá cerca hay una cisterna de un acueducto que parece un tanque australiano, y los vecinos se quejaban de su funcionamiento. Sin embargo, nosotros hicimos todo lo posible para  que quedara en ese lugar. Lamentablemente no pudo ser, los malos vecinos fueron rompiendo todo y echándole la culpa al dengue, igual se robaron todo y lo estuvimos que inutilizar, era parte del acueducto de la zona sur, una pena". 

 

Manuel Bustos, al ser operador del dique tiene como función abrir y controlar las compuertas para todos los canales de riego. "Antes, muchos venían a pescar y hoy no es tanta la concurrencia", menciona. Y añade: "Aunque no es apto para nadar, la gente no atiende a los indicadores que puso San Luis Agua".

 

Para él es un orgullo trabajar en un lugar en el que se siente muy cómodo. "Este dique es de todos, de chico trabajé en el agua y esto es patrimonio del pueblo. Acá aprendí a trabajar, nadar y me crié, es parte de mi vida", cierra.

 

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