Los puntanos se animan a los satélites y la impresión 3D
Dos emprendedores desarrollan un brazo mecánico, mientras que un docente trabaja en las cámaras que toman imágenes de la tierra.
Mathías Lavandeira y Héctor Hecker le ponen muchas fichas al brazo robótico que hace dos años desarrollan con una impresora 3D en el pequeño emprendimiento que decidieron llamar "Neo empresa". "Lo hemos robotizado para que se pueda utilizar en cualquier industria", indicó Lavandeira.
"El brazo se fabricó en plástico PLA. Largamos con el emprendimiento con los spinners el año pasado. En las pruebas que hicimos, llegamos a la conclusión de que era el más resistente. Agarrábamos y los tirábamos al piso y el PLA soportaba. Nos decidimos por fabricar las piezas del brazo con ese material", detalló Hecker. "Los costos son muy bajos y podes entrar a cierto mercado y encontrar varias soluciones a todo esto. Solamente hay que animarse a programar un poco", afirmó el joven inventor.
El brazo cuenta con una plaqueta llamada "arduino", como la que tienen los celulares, que se puede programar. "Tiene unos canales. Es como un pequeño mapa y son muy fáciles de conseguir en Argentina. Ni siquiera tenés que sentarte a diseñar la plaqueta. Compras el arduino, conectas los drives de cada motor y después es programación pura", detalló Lavandeira.
Tanto Hecker como Lavandeira indicaron que no son los únicos que se animaron a la impresión 3D, que en realidad existe una comunidad en las que comparten datos y códigos para trabajar mejor. "No hay competencia, porque cualquier proyecto o pieza que se trabaje dentro del código abierto (es decir que se puede utilizar gratuitamente y acceder en la web) está todo el tiempo para recibir mejoras", explicó Hecker. Los inventores también tienen en carpeta modelos de realidad virtual de habitaciones y departamentos, que mediante un celular y las viseras características de la tecnología, permitirán su uso para el mercado inmobiliario.
Con trabajo en el cielo
Andrés Airabella es de San Rafael pero estudió, trabaja y vive en San Luis. Es ingeniero electrónico y enseña en la Universidad Nacional de San Luis. Su biografía parece bastante común, hasta que cuenta que trabaja en Satelogic, una empresa que se encarga del desarrollo, ensamble, puesta en órbita y funcionamiento de satélites, que toman fotografías de alta calidad para empresas y gobiernos.
"Con la información de las imágenes se pueden tomar decisiones. En agricultura pueden ver los sistemas de cultivo, riego e inundaciones. También está el monitoreo de activos que se usa mucho en el mundo del petróleo, y logística para saber dónde están las tuberías, barcos en puertos, camiones en rutas y estacionamientos", aseguró Airabella. En siete años ya desarrollaron ocho satélites y quieren llegar a 300. No sólo participan argentinos, sino también especialistas en Israel, Estados Unidos, Uruguay y España.
Airabella trabaja en el equipo de electrónica, en el desarrollo de las cámaras que toman las fotos. "Me encargo de las interfaces de alta calidad entre el sensor que toma la foto y la computadora que tiene la cámara. Un satélite son muchas computadoras conectadas entre sí, con dos cámaras conectadas. El sensor no es distinto a las de las profesionales, solo que es un poco más avanzado. Yo tomo esa información y la envío hacía la computadora del satélite. En el equipo somos tres, en electrónica 11 y en la empresa 105", detalló.
Una vez tomada la foto, el satélite pasa por encima de alguna de las estaciones terrestres que tiene la compañía. Allí transmite la imagen, en tan solo un par de horas. Hay dos tipos de fotos: las multiespectrales de 1 metro (que equivalen a un pixel) de resolución y las hiperespectrales de 30 metros de resolución. "Las multiespectrales tienen distintas bandas de color, que se pueden reconstruir en una imagen a color. La cámara hiperespectral es de menos resolución y toma fotos que nos permiten detectar humedad en los suelos y el estado de las plantas. Uno puede ver la composición del material que está fotografiando mientras que las multiespectrales son para identificar objetos", diferenció.
"Todo lo que tenga que ver con el espacio, es del presente, el futuro ya llegó. Desde lanzamientos de cohetes a poner cosas en órbita, y satélites de comunicaciones", enumeró. Y alentó a los estudiantes a animarse a las ingenierías. "No son difíciles. Es un desafío, es intenso, hay que estudiar mucho, hay que dedicarle tiempo y sobre todo a aprender a razonar, a solucionar problemas de forma distinta. Es estudiar de otra manera, trabajar en equipo. Yo doy clases en la universidad pero no tomo exámenes de memoria, lo hago con libros, carpetas e internet, donde evalúo la capacidad del alumno de resolver problemas. Para mí no es imposible, las carreras han cambiado mucho", concluyó.


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