SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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No declaró el hombre acusado de matar a su ex esposa

A los funcionarios judiciales les aseguró que no sabía que su esposa había muerto. Su defensa pidió una prórroga de ocho días.

Por redacción
| 10 de abril de 2018
Ochoa. El martes, en su lento recorrido hacia la sala de audiencias, donde solo estuvo media hora. Foto: Alejandro Lorda.

Al ver su figura cuesta creer que se trate de un asesino. Carlos Alberto Ochoa tiene una contextura física pequeña, la espalda levemente encorvada y un caminar sumamente pausado, quizá demasiado para una persona de 70 años, aunque entendible. Ayer, cuando una comitiva policial lo condujo hasta la sala de audiencias del juzgado Penal 1, el vecino de Candelaria vestía la misma ropa con la que lo sacaron de su casa el domingo a la tarde, luego de haber ultimado a su ex esposa de un disparo en el rostro. Cuando los funcionarios judiciales le preguntaron si sabía por qué estaba allí el hombre fingió cierta sorpresa y aseguró no saber que la mujer había muerto.

 

Ochoa llegó a la indagatoria a las 12:15 y permaneció en la sala de audiencias unos 30 minutos, el tiempo que tardaron en leerle la acusación en su contra.

 

Por recomendación del defensor oficial Carlos Salazar, el acusado se abstuvo de declarar y solicitó una prórroga de la detención de ocho días, en los que seguramente permanezca alojado en una comisaría de la capital para comodidad del proceso judicial y, además, porque las autoridades quieren evitar que alguno de sus nueve hijos o allegados sufra algún arrebato emocional que pueda trasladar a la comisaría de Candelaria.

 

Por eso, luego de que le dieran el alta médica del hospital del pueblo, donde permaneció en observación por un corte que se provocó en el cuello el día del hecho, la Policía decidió trasladarlo a la comisaría de Luján, desde donde viajó ayer a la indagatoria a la que lo había citado el juez Sebastián Cadelago Filippi.

 

Sobre lo plasmado en el expediente hasta ahora, el magistrado dijo que “en principio hay elementos físicos y testimoniales que indican que el fallecimiento de la víctima ha sucedido por un disparo de arma de fuego y que ese disparo habría sido efectuado por su marido”. No obstante, “de lo recabado hasta el momento voy a tener que escuchar yo mismo las declaraciones de todas las personas entrevistadas en el sumario policial para ahondar sobre algunas cuestiones”, comentó.

 

Marta Ofelia Olmos tenía 58 años y hace dos meses que se había separado de Ochoa, que quedó viviendo en la casa matrimonial junto a una de sus hijas y su yerno. Justamente, esa joven accedió a una vivienda nueva y el domingo le pidió a su madre que fuera a ayudarla con la mudanza.

 

Cuando llegó a su antiguo hogar, en calle Mariano Moreno casi esquina 25 de Mayo, su ex la invitó a pasar a una de las habitaciones para hablar por lo que su hija, la pareja de ésta y el fletero que hacía la mudanza quedaron en la vereda cargando algunas cajas.

 

Qué se dijeron en los minutos que transcurrieron hasta que Ochoa efectuó los disparos, por ahora es un misterio. Cuando el yerno de ambos ingresó a la vivienda, Olmos yacía tendida en la cama con el rostro cubierto de sangre y Ochoa pretendía cortarse el cuello con un cuchillo.

 

 

Falta un proyectil

 

El médico forense Luis Lucero Arienti determinó que la víctima tenía un solo disparo, que le ingresó por el mentón y quedó alojado dentro del cráneo. “Tienen otro orificio en la parte posterior de la cabeza que el forense describió con bordes irregulares, tipo estrellado, pero que no pudo determinar fehacientemente con qué fue provocado. Pudo ser un disparo que salió sin fuerza producto de una mala ignición, un culatazo o un golpe que la mujer pudo darse al caer”, opinó Cadelago Filippi, aunque aclaró que hay una serie de pericias en marcha para confirmarlo.

 

Sobre la cajonera de una mesa de luz la Policía halló un revólver calibre 22 largo que sería el arma homicida. El tambor, con una capacidad para seis proyectiles, estaba cargado en su totalidad pero sólo dos balas habían sido percutadas: una estaba dentro de la cabeza de la víctima pero la otra no fue hallada.

 

Si bien es algo que van a determinar los peritos de la División Criminalística, el jefe de la Comisaría Distrito 32ª de Candelaria, subcomisario Miguel Ángel Jerez, estimó que el plomo quizás esté dentro de la vaina por una falla.

 

Además de esperar los informes balísticos y las pericias químicas practicadas al imputado y las personas que estuvieron presentes el día del crimen, al juez le interesa indagar sobre el origen del revólver, ya que los hijos de la pareja que fueron entrevistados dijeron desconocer la existencia de esa arma.

 

“Quiero averiguar desde hace cuánto la tenía; si la adquirió hace poco, dónde”, explicó Cadelago Filippi, quien además confirmó que los investigadores secuestraron una segunda arma en la casa de Ochoa, una carabina calibre 22, que igual que el revólver, no tienen documentación.

 

Si bien ante el juez podrán ampliar su declaración con detalles que quizá no recordaron en su momento, los familiares entrevistados por la Policía no refirieron conflictos o peleas recientes entre Ochoa y Olmos que les hicieran suponer un desenlace como el que ocurrió.

 

“Lo que sí mencionan es que es una persona complicada, de carácter irascible. De todos modos, la violencia de género forma parte de la imputación que le hice y es algo sobre lo que quiero indagar bien”, adelantó el magistrado.

 

Ochoa fue imputado por el delito de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar cuestiones de género, y tenencia ilegal de un arma de fuego de uso civil”.

 

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