Los juegos de mesa suman más fanáticos en San Luis

Un tablero. Fichas grises de pequeños soldados o bestias. Cartas y tokens o piezas de plástico y cartón. Son los elementos principales para embarcarse en horas interminables en mundos de bandidos, bestias mitológicas y zombies o de la construcción de ferrocarriles a combates espaciales. Los juegos de mesa retomaron su impulso a pesar de las nuevas tecnologías y en San Luis ya hay dos asociaciones que se reúnen todos los fines de semana para compartir y difundir la afición.

Fandom significa, según Jorge Giménez Roca, el presidente de la asociación “Reino del Fanático” en inglés. Hace cuatro años quiso, con un grupo de amigos, generar una asociación en San Luis que llevara adelantes actividades relacionadas a los cómics, las películas, la ciencia ficción y el terror. Llegaron hacer su primer encuentro anual abierto al público en 2017 y entre lo que difundían, también estaban los juegos de mesa. “En los últimos 5 años ha habido un boom. Hay bares que ya tienen juegos de mesa en San Luis”, aseguró.

El presidente de la asociación indicó que hay tres grandes grupos: el juego de rol, donde se interpreta un personaje; juegos de tablero que suelen tener un mapa, una cuadrícula  y dados, y juegos de cartas. “Un juego de mesa estándar te puede salir de 800 a 1500, los más grandes hasta 5 mil o 6 mil”, detalló. El fanatismo es tal, que a pesar de lo caro y engorroso, no les importa comprar juegos de Europa, de gran popularidad. También consiguen en Chile, donde suelen estar un poco más baratos que en Argentina.

La variedad es inmensa. Uno de los más populares es “Los Colonos de Catán”, de Alemania. “Es un juego de acumulación de recursos, de juntar puntos, cumpliendo objetivos: tener la mayor cantidad de pueblos, el que tenga más caballeros, el que haga el camino más largo. Se tiran dados al azar. Tenés que pensar la mecánica para juntar o para evitar que el otro junte lo que vos querés”, resumió. Está también “Citadel” y “Coup”, en el que el objetivo, mediante cartas es adivinar qué personaje se tiene en la mano; “Magic”, otro de naipes y uno de los de mayor antigüedad, que crea todo un mundo fantástico a través de sus ilustraciones y Bang¡ que transcurre en el viejo oeste norteamericano.

Pequeñas miniaturas, con gran nivel de detalle, forman parte de los “wargaming” o juegos de guerra. Hay una línea, de la marca “Heroclixs” que toma a personajes de superhéroes. “Acá se juega al Warhammer con casi 100 miniaturas. Moves tanques  y soldados”, afirmó.

Sin embargo, los encuentros no son sólo con productos extranjeros. Existe “Conejos en el huerto”, en el que el objetivo es acumular la mayor cantidad de hortalizas. Y San Luis no es un caso aislado. En noviembre del año pasado participaron del sexto encuentro nacional de Juegos de Mesa en Mendoza. “Busca acercar a personas y empresas que quieran hacer juegos en Argentina”, dijo sobre el evento que convocó a cientos de aficionados del país. Allí ganaron 6 competencias. Giménez Roca incluso consiguió un lugar para el torneo nacional de “Colonos de Catán”, que tendrá su “mundial” en Alemania.

El presidente de la asociación, que tiene 24 miembros y reuniones abiertas al público los sábados en el Centro Cultural José La Vía, afirmó que proyectan trabajar en una ludoteca para escuelas de la provincia. “Hay que poner el juego como una opción educativa. Con el juego fomentás la actividad mental”, aseguró. Además se han contactado con empresas extranjeras, que planean asentarse en Argentina. Y conocen a un estudiante que está creando en San Luis, el que sería el primer juego de mesa puntano.

Con  su personería jurídica conseguida en 2015, "Lúdico Geek" tiene a 35 afiliados y Andrés Micalizzi, su presidente, cree que es sólo el comienzo para los tableros y dados en Argentina. “La industria a nivel internacional es monstruosa. En Kickstarter (página web en la que se pueden hacer donaciones a proyectos de todo tipo), hay ideas que piden una cantidad y es superada por miles de dólares”, dio como ejemplo.

En Lúdico Geek también tienen juegos de cartas como “Starrealm”, “Asalto Imperial”, inspirada en la saga cinematográfica de Star Wars y el mítico, pero no tan difundido en el país “Calabozos y Dragones”. “Es un juego narrativo”, apuntó. Los jugadores arman diferentes personajes, dentro de unas reglas preestablecidas. Se puede ser un druida, bárbaro o salvaje. Hay un director del juego, llamado master, que narra una historia y los jugadores en base al personaje que crearon, van respondiendo e interactuando e intentando avanzar. La idea es que el master genere un conflicto y que los personajes logren resolverlo. “Una aventura puede durar de 2 a 3 horas. He dirigido campañas, con distintas etapas, que han durado tres años”, dijo con una leve risa.

¿Es infantil pasar horas agitando dados y moviendo fichas? “No es algo infantil, ni un vicio. El juego es una actividad altamente social, que permite conocer a muchas personas que tienen gustos similares al tuyo. Permite crecer en  cuanto a imaginación, matemáticas, historia. Hay una interrelación muy buena entre lo que te gusta y las personas que podés llegar a conocer”, contestó Giménez Roca.

“Cualquier juego en general es una pequeña simulación de una realidad inventada. Presentan un problema a resolver a través de mecánicas. Los objetivos son diferentes pero tienen los mismos valores cognitivos y sociales. En un juego cooperativo aceptás ordenes, priorizás, trabajás en equipo. En un juego competitivo, aprendés sobre la derrota y la victoria. Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado que jugar es algo para niños. Que divertirse está mal. Jugar transmite valores. Además te permite compartir un rato y desconectarse de esta vida acelerada”, concluyó Micalizzi, que todos los viernes se reúne junto a sus amigos en el Centro Cultural José La Vía y que invita a quien quiera a sumarse a la creciente afición.