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Juicio a 5 policías: "Me dijeron que me iban a pegar un tiro"

Lo declaró el joven que había robado los estupefacientes. Dijo que era más cantidad de la que los acusados informaron.

Por redacción
| 04 de octubre de 2018
Acosta Colautti, Lemos, Acevedo, Coria y Días (detrás de los dos defensores). los imputados eligieron no declarar este miércoles. Foto: Martín Gómez.

Los policías de la Brigada de Investigaciones de Villa Mercedes “me decían que les dijera dónde estaba la droga, si no, me iban a pegar un tiro y me iban a tirar al río”, declaró ayer Franco Meliton Aguilar, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de San Luis. La mercancía por la cual lo interrogaban era la que unos días antes él, en complicidad con otros dos, le había robado a un traficante. Y según la acusación del fiscal federal de instrucción Cristian Rachid, el propósito de los efectivos de seguridad no era dar con los estupefacientes para hacer un sumario y entregárselos a la Justicia, sino para comercializarlos ellos.

 


Lo que para la defensa de los oficiales investigados fue un procedimiento legal –a lo sumo con alguna desprolijidad menor en los papeles– y según el fiscal fue una maniobra netamente delictiva es lo que llevó a juicio oral a los cinco imputados: el comisario Juan Carlos Acevedo, el oficial principal Pablo Acosta Colautti, el inspector Guillermo Damián Lemos, el oficial William Alberto Días y el auxiliar Silvio Guillermo Coria.

 


Ayer tuvieron la primera audiencia ante el tribunal presidido por Gretel Diamante e integrado por los jueces federales mendocinos Roberto Naciff, del Tribunal Oral Federal 2, y Alejandro Piña, del Tribunal Oral Federal 1 de la provincia vecina.

 


Ninguno de los cinco imputados quiso declarar. 

 


“Un chico, Manuel, vendía droga. Yo me juntaba con él. Tenía una casa en La Ribera y sabía que guardaba la droga ahí. Así que una vez, como sabía que él no estaba, fui con dos más y se la robé”, contó Franco Aguilar en el juicio. Después detalló que fue a sacar la mercancía “con Oviedo y Guilmart”. 

 


Los dos jóvenes que Aguilar involucró en su testimonio, Cristian Gabriel Oviedo y Marcelo Ernesto Guilmart, también declararon ayer. Ambos negaron haber participado en el robo al tal “Manuel” o “Manu”.
Según Aguilar, él se quedó con una parte del cargamento que robaron, que incluía 'fasos’, ‘merca’ y ácido”. Es decir, marihuana, cocaína y LSD o ácido lisérgico.
El total, dijo, eran 32 ladrillos de hierba, 360 gramos de cocaína y 9 planchas con troqueles de LSD. 

 


Se dejó una parte de la mercancía en la quinta donde vivía, en las afueras de Villa Mercedes –en la zona donde está la fábrica Bagley– y al resto lo llevó su hermana, Tania Tamara Aguilar, para esconderla en la casa de su novio, en el barrio Obras Sanitarias.

 


Unos días después, el 28 de enero de 2015, cuando iba en moto con un amigo, Diego Bracamonte, policías de civil le cruzaron una camioneta Chevrolet C10 blanca, con vidrios polarizados, frente al club San Martín. 

 

"Se quedaron con la cocaína"

 


A Aguilar lo cachearon y le encontraron 115 gramos de cocaína, porque él se había dejado 120 gramos, pero había consumido 5, según dijo. Bracamonte declaró ayer que su amigo llevaba esa droga escondida en los genitales. “A mí me dijeron ‘vos quedate tranquilo que sabemos que no tenés nada que ver”, recordó.

 


“Los 115 gramos de cocaína se lo quedaron ellos. Me dijeron que si figuraba que me habían hallado cocaína iba a ser peor para mí”, declaró Aguilar. Ayer, en varias oportunidades, mientras él declaraba, Acosta Colautti meneaba la cabeza en señal de desaprobación de lo que afirmaba.

 


Aquel día de enero de 2015, a Aguilar lo golpearon varias veces con la mano abierta y lo apretaron para que dijera dónde tenía el resto del cargamento, según afirmaron él y Bracamonte ayer. Aguilar terminó diciéndoles dónde la escondía.

 


 “Yo escuchaba que decían que iban a pedir órdenes de allanamiento para buscar electrodomésticos robados”, declaró ante el tribunal federal.
Para el fiscal de instrucción Rachid, que dio crédito a esa versión del poseedor de los estupefacientes, ésa es la prueba de que los procedimientos que hicieron los hombres de la Brigada de Investigaciones fueron ilegales. Porque, a juicio del acusador, irrumpieron en varios domicilios para apoderarse de la droga, quedarse con una parte y recién después convocar a sus camaradas de Lucha Contra el Narcotráfico, a los que les habrían entregado menos cantidad de estupefacientes de la que en verdad había. 

 


El confeso autor del robo de la droga a “Manu” dijo que él calculaba que de marihuana tenía alrededor de once kilos, aunque luego los policías hicieron figurar que habían secuestrado sólo seis kilos.
Para Rachid, otra prueba de la ilegalidad de los procedimientos realizados por los sospechosos es que les hicieron firmar a los detenidos varias actas en blanco. Así estaban todavía, más de un año después, cuando efectivos de la Policía Federal (PFA) allanaron la sede de la Brigada de Investigaciones, en el barrio 828 Viviendas, secuestraron esos documentos y arrestaron a los imputados.
El entonces el subjefe –y jefe interino– de la Unidad Regional II de Policía, comisario mayor Gustavo Ortiz, admitió ayer ante los jueces que ésa no es la forma regular de proceder con los documentos policiales.

 


Aguilar, que más tarde fue condenado junto a su hermana, en un juicio abreviado, por la tenencia de la droga, aseguró ayer que al otro día de recuperar la libertad esa primera vez, porque los policías de la Brigada se lo llevaron detenido sólo por averiguación de antecedentes, pasó por un lugar y vio reunidos, hablando, al tal “Manu”, al que le había sustraído las drogas, y al policía de nombre Pablo, al que sus camaradas llamaban “El Narigón”, que había estado al frente del procedimiento en el que lo arrestaron y le quitaron la cocaína. Todos los datos que el testigo da indican que se trataba de Acosta Colautti.
Era de noche. “¿Qué iban a estar haciendo juntos?”, se preguntó ante los jueces. Para él, era obvio que había una connivencia entre ellos. Relacionó esa reunión con el hecho de que los policías sabían que él le había robado la droga a “Manu” y con la propuesta que le hicieron, según él: “Si nos decís dónde está el resto, te damos un kilo para que lo vendas vos y nadie te va a molestar”.

 

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