A sus 92 años, es primera figura de un ballet de folclore

Genaro Manuel Vallica empezó a  bailar folclore en los talleres del Club de los Abuelos en 1992, pero más allá de su desempeño como bailarín, durante la charla con El Diario de la República destacó que la asociación le dio la posibilidad de conocer buenos amigos.

Quizá por su amabilidad y talento, sus compañeros del ballet decidieron reconocer su trayectoria en las vísperas del pasado 9 de julio, durante el baile del pericón nacional. "Me hicieron un presente por los 25 años que llevo en el club. Me emocionó recibir los aplausos de todos", comentó Manuel.

Vallica recibió de manos del resto de los bailarines una artesanía en madera; con su nombre grabado y su figura tallada, vestido de gaucho. "En el  club paso muy buenos momentos, es como si tuviera otra casa para poder disfrutar. Sobre todo a mi edad, donde es muy importante estar acompañado y sentirse bien. Le agradecí a mis compadres de folclore por el presente que me hicieron. Después los reuní e hice una cena y pasamos unas horas muy lindas", afirmó el bailarín.

Manuel está en el grupo desde sus comienzos. Empezó juntándose con los demás miembros en diversos lugares, hasta que consiguieron su local actual. (Ver Un espacio). "Antes esa esquina era un bolichito de los ferroviarios. Lo compramos en el '88 e hicimos varias cosas para conseguir todo lo que necesitábamos para funcionar. Los talleres de folclore comenzaron por un matrimonio, los Oviedo, que vinieron a enseñarnos. Ahí yo me sumé", contó.

Vallica viajó muchas veces para presentar su arte junto a sus amigos de la asociación, en San Luis Capital y en Merlo. "Estuve con el ballet ahí, y también viajé a Villa Carlos Paz hace unos 16 años para  participar de un certamen con el coro, donde canto con mi esposa", relató.

Isabel Pavón, la esposa de Manuel, aseguró que su esposo es el "bailarín número uno" para sus compañeros. "Nunca se fue a bailar a otra academia, aunque pudo hacerlo. Siempre se quedó en el Club de los Abuelos", contó con orgullo, y agregó que para ella "el reconocimiento fue maravilloso, porque vi todo su camino dentro del ballet de folclore y disfruto mucho cuando él actúa", señaló.

Ambos bailaron juntos hasta el 2015. Pero algunos problemas físicos de Isabel impidieron que la pareja siguiera deleitando a los espectadores. Aún así, Manuel  sigue acompañándola en el coro.

Para Vallica no fue fácil animarse a mostrar su talento ante los demás. La primera vez se lo propuso su cuñada Julia, que fue presidenta del club, Manuel lo vivió como un desafío.

"Al principio fue muy difícil convencerme de subir a un escenario, y a mis compañeros también. Pero lo hicimos un fin de año en el Hogar Escuela, que nos prestó su salón de actos para mostrar los tres talleres que teníamos en ese momento", comentó, y agregó: "¿Sabe lo que significó para mí? Me acordaba cuando era chico y me mandaban a decir una poesía en algún acto del colegio. Nunca pensé que lo podría hacer de vuelta, pero con el tiempo me acostumbré", reveló.

Para Manuel lo más importante que le dio la danza a su vida fue la posibilidad de armar un buen grupo de amigos. "Los del ballet somos muy unidos, hasta festejamos los cumpleaños de cada uno ahí, o nos reunimos en alguna casa a divertirnos", declaró.

La mayoría de los integrantes son un poco más jóvenes que el matrimonio Vallica-Pavón. "Es gente de entre 70 y 80 años, nosotros somos los más grandes. Se puede decir que somos los abuelos de los abuelos. A veces hacemos un chiste y decimos: ‘¡Nos respetan, que somos los mayores acá!", dijo sonriendo Isabel, y contó que al haber pocos varones en el grupo, las mujeres se pelean para practicar con su marido. "Yo se los presto, solamente les pido que no me lo devuelvan muy gastado", manifestó la mujer.

Un ejemplo para la familia

La nieta de Manuel, María Alejandra Sinner, también expresó su admiración. "Estoy orgullosa de mi abuelo. No puedo creer que a sus años tenga esa vitalidad. Para mí es un gran ejemplo, uno de mis pilares más importantes", afirmó.

El matrimonio tuvo 5 hijos, 16 nietos y 14 bisnietos. Para Alejandra, sus abuelos son la base de la familia. Ni ella ni sus hijos saben bailar folclore, aunque Vallica quiso enseñarles.

"No lo seguimos mucho en eso. Pero él dice que tiene que ver con un tema de edad, que más adelante nos va a empezar a gustar", explicó.

La amabilidad de Manuel atraviesa las generaciones y llega hasta los más pequeños. "Con sus bisnietos también está muy presente. Le gusta mucho compartir la mesa de los domingos y jugar con ellos. Para mi hijo, su modelo de hombre es su abuelo", finalizó Alejandra.