Les dieron prisión preventiva a tres acusados de robar en una casa

Los tres acusados de robar en la casa de una funcionaria provincial fueron llevados ayer a la Penitenciaría, con prisión preventiva ordenada por el juez de instrucción Penal 1 de San Luis, Sebastián Cadelago Filippi.

El magistrado procesó por robo calificado, en poblado y en banda, a Gerardo Miguel Orozco, de 22 años, vecino del barrio 140 Viviendas, Kevin Nicolás Velozo, de 24, del barrio 85 Viviendas, y Martín Humberto Benítez, de 24, residente en el 123 Viviendas, informó anoche una fuente de tribunales. Los acusa por la sustracción de un televisor de 48 pulgadas, un monitor de computadora y una notebook de la casa de la arquitecta Vilma Carossia, en la manzana 351 del barrio 157 Viviendas, a cuatro cuadras de la Comisaría 7ª.

Cadelago Filippi también indagó al menor de los tres por el robo de un gato hidráulico que la Policía halló en el baúl de su auto, pero al final determinó que no tenía ninguna prueba de que Orozco, pese a tener el elemento en su poder, fuera el autor de la sustracción, cometida en una casa de la manzana 335 del barrio 171 Viviendas.

El vehículo en el que andaba Orozco, un Fiat 147 blanco, es, en realidad, de su madre. Pero él lo usaba en forma habitual. Y según la Policía, la noche del viernes 3 de febrero –el robo a Carossia fue poco antes de las 4:30 de la madrugada del sábado 4– el Centro de Atención de Emergencias (911) recibió llamados de vecinos de la zona noreste que alertaban que un auto de ese color y modelo merodeaba las viviendas. Al parecer, buscaban una casa para saquear.

Según los policías que hicieron el procedimiento, a las 4:30 les avisaron desde el centro de operaciones que habían robado en la casa 2 de la manzana 351. Al llegar, vieron que la puerta de calle estaba forzada a la altura de la cerradura.

Listos para llevárselos

Entraron, vieron que en el piso del living había aparatos electrónicos fuera de su lugar, como si los hubieran sacado para llevárselos, constataron que no había nadie y juntaron la puerta.

Una vecina les dio el número de celular de la dueña, que estaba de vacaciones, pero no la podían localizar, ni podían dar con un familiar que inspeccionara la vivienda, les informara si faltaba algo más y se hiciera cargo de custodiar el domicilio.