SAN LUIS - Sabado 04 de Mayo de 2024

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Balean a un pastor evangélico en un asalto en Juana Koslay

Por redacción
| 15 de enero de 2017
Peugeot 207. Lo encontraron abandonado ayer al mediodía. No tenía huellas ni ADN de los ladrones. Foto: Gentileza.

El modus operandi fue casi idéntico al de otro asalto ocurrido en Juan Koslay a fines del año pasado, solo que en esta ocasión los delincuentes fueron un paso más allá y balearon a una de las víctimas. Los ladrones usaban guantes y capuchas y estaban dentro de la vivienda cuando llegaron sus dueños, a los que golpearon, amenazaron y maniataron con alambres antes de huir con una importante suma de dinero y en uno de los vehículos del matrimonio. Ocurrió antenoche en una propiedad ubicada en Aguada de Pueyrredón y Fray Mamerto Esquiú.

 


Los damnificados fueron un pastor evangélico de 58 años y su esposa de 53. Pese a que los dos fueron golpeados y amenazados, solo él resultó herido, con un disparo que le ingresó por debajo de la ingle de la pierna izquierda. “El proyectil quedó alojado cerca de un testículo. Los médicos informaron que su vida no corre peligro, pero esta tarde (por ayer) iban a operarlo para extraérselo”, comentó el jefe de la Comisaría 5ª de Juana Koslay, subcomisario Cristian Sosa.

 


Todo comenzó cerca de las 22:40 del viernes, cuando el religioso, de apellido Echegaray, recibió un llamado de su empresa de seguridad privada, en el que le avisaban que un sensor de la alarma de su casa se había activado. Pero como él y la mujer estaban a tres cuadras de llegar, le pidió al operador que esperara en línea hasta que chequeara si había ocurrido algo.

 


La pareja estacionó su camioneta frente al domicilio e ingresó, pero al no notar nada raro el pastor le dijo a la voz en el teléfono que se trataba de una falsa alarma. Segundos después, cuando subían las escaleras hacia su dormitorio, se enteraron que no era así.

 


“Los delincuentes venían bajando del primer piso y el matrimonio subiendo, así que se encontraron en el descanso de la escalera. A ella la llevaron para abajo y al hombre a una habitación en la planta alta. Ahí comenzaron a increparlo para que les entregara dinero, que era lo único que le exigían, pero como se resistió le pegaron el balazo”, describió Sosa. “Después hicieron subir a la mujer y le pusieron el arma en la cabeza, así que el hombre se quebró y les dijo dónde estaba la caja fuerte y les dio el código de seguridad electrónico”, agregó.

 


El subcomisario solo refirió que los ladrones se hicieron de una “importante suma de dinero y varias alhajas”, sin precisar la cantidad. Según un trascendido, serían cerca de 200.000 pesos que Echegaray había recaudado entre los fieles de la Iglesia Pentecostal para construir un nuevo templo en Juana Koslay.

 


Antes de escapar en el Peugeot 207 gris que el matrimonio tenía estacionado dentro de su casa, los delincuentes maniataron a ambos con alambre y los dejaron encerrados en la habitación del primer piso. Fue la mujer, de apellido Rivero, la que logró zafarse y bajar al living para llamar al 911.

 


El móvil 1-718 llegó aproximadamente a las 00:10, y lo primero que hizo el inspector a cargo fue llamar una ambulancia para que atendiera a Echegaray. Un grupo de Bomberos de la Policía de Juana Koslay debió bajarlo del primer piso para subirlo a un interno del Sempro, que lo trasladó al Hospital San Luis. Allí recibió las primeras atenciones, pero cerca de las 8 de la mañana del sábado fue trasladado al Sanatorio Rivadavia, donde hasta anoche continuaba internado.

 



Sin rastros

 


El Peugeot fue hallado ayer al mediodía frente a un prostíbulo que supo funcionar junto a la estación de servicio Bella Vista, a la vera de la avenida José Santos Ortiz, detrás de la actual terminal de ómnibus. “Los peritos de Criminalística no encontraron huellas ni rastros de ADN. En la casa tampoco. Nada”, confió Sosa, cuyo personal trabaja junto a la división Delitos y al Departamento Informaciones de la Policía.

 


Echegaray no tiene vecinos inmediatos porque su propiedad está rodeada por un descampado. En la parte trasera del predio los investigadores hallaron un hueco en el alambrado perimetral por donde suponen ingresaron los asaltantes. Luego, “abrieron una puerta ventana de aluminio que da al patio sin romperla. No sabemos si estaba abierta o forzaron la traba para que se abriera, pero no había vidrios rotos ni signos de golpes en la abertura”, explicó la fuente.

 


En los tramos de alambre con los que ataron al matrimonio tampoco había indicios que permitan identificar a los autores del hecho. La única particularidad es que parecían haber sido cortados hace algún tiempo porque estaban totalmente oxidados, inclusive en sus extremos.

 


Rivero, la única que pudo ir a declarar a la comisaría, dio escasos detalles de sus atacantes. Dijo que vestían ropas oscuras y que ambos portaban armas. También que uno medía aproximadamente 1,60 metro y que llamaba a su cómplice, más alto que él, con el apodo de “Porteño”. No pudo precisar si los maleantes se cubrían el rostro con un pasamontañas, una media u otra prenda, pero sí pudo asegurar que quien le disparó a su esposo “fue el robusto, el más petiso”.

 


Sosa dijo que no hay cámaras de seguridad pública cerca de la casa del pastor, por lo que se dedicaron a revisar las que están en el trayecto hasta donde hallaron el auto, con la esperanza de que alguna haya captado la huida. Hasta anoche no habían obtenido resultados.

 


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