Rompió la vidriera de un local y huyó: condujo ebrio 53 cuadras

Para Bartolomé Yáñez no existían límites. Ni las patrullas de la Policía que se sumaban y enfilaban detrás de su Chevrolet Corsa, ni el propietario de la panadería a la que le había roto la vidriera y lo perseguía para pedirle explicaciones, lograron intimidarlo para que frenara de una vez. Pero la mecánica sí lo consiguió. Una de las ruedas de su coche se pinchó en el camino y, cuando estaba a punto de salir de Villa Mercedes, no pudo continuar huyendo. Los efectivos de la Comisaría 8ª le hicieron la prueba de alcoholemia. De esa forma, corroboraron lo que a la vista ya era evidente. Yáñez estaba borracho, y así atravesó la ciudad, de sur a norte.

El automovilista condujo 53 cuadras, ebrio. Además de iniciarle una causa por daños al comercio, en paralelo, la Policía le labró un acta por circular bajo los efectos del alcohol. Por esta última infracción, el expediente fue girado al Tribunal de Faltas Municipal. Ese juzgado será el que, luego, se encargará de fijar la multa, explicó el comisario Guillermo Gil, jefe de la comisaría actuante.

El hombre de 42 años y las tres mujeres que lo acompañaban en el auto estarían en la seccional hasta las 7 de la mañana de ayer. Pues a esa hora se cumplirían las 24 horas que los policías necesitan para averiguar si tienen antecedentes y de qué forma se ganan la vida. Cumplido ese trámite, podrían regresar a sus domicilios.

Pero el Corsa, dominio NHH 597, color plata, quedó en la comisaría, a disposición del juzgado.

Según pudieron establecer los investigadores, Yáñez y compañía habían pasado la noche en el boliche La Llorona, en Belgrano 140. Un grupo de cuarteto de San Luis había ido a actuar al local bailable.

Pero a las 6 de la mañana la fiesta en La Llorona se acabó. Yáñez y sus amigas, entonces, comenzaron a merodear por la cuadra.

Eso lo notaron dos empleadas de la panadería La Boulangerie, que está al lado de la confitería, en Belgrano y Ayacucho. “Era un grupito, de seis o siete personas. Primero estaban en la esquina y después una de las chicas se fue hasta donde está el semáforo y se quedó ahí”, contó una testigo. Iban y volvían, por el frente de la panificadora.

Pero pasadas las 6:30, luego de que partiera la segunda camioneta que realiza los repartos para el comercio, un estruendo sacudió al personal de La Boulangerie.

"Nosotros estábamos atrás, trabajando y nos vinimos para adelante para ver qué había pasado", contó un empleado. Sobre el suelo del local vieron una piedra redonda. Había atravesado y roto uno de los vidrios de la vereda oeste. Y, cruzando hacia la Escuela N° 11 "Benito Juárez", advirtieron al hombre que la había aventado y las mujeres que lo acompañaban.

Francisco Petrel, el dueño del negocio, salió a la calle. Le preguntó qué le pasaba, por qué le había destruido la vidriera. Pero Yáñez se dio vuelta, lo miró y no le respondió. Se subió al Corsa, que había estacionado en el cruce. Esperó que se subieran también sus amigas y se fueron.

Pero Petrel no se quedó con eso. Puso en marcha su camioneta y salió detrás del hombre que, sin razón, le había arruinado el ventanal. Mientras lo hacía llamó a la Policía, y la puso al tanto de lo que había pasado.

En el camino, se sumaron móviles policiales a la persecución. Finalmente, en la estación de servicio YPF, de Los Álamos y Colectora Sur, los efectivos lograron aprehender al automovilista. La prueba de alcoholemia reveló después que por sus venas corría 0,75 gramos de alcohol por litro de sangre.