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Los postulantes deben mostrar flexibilidad y enorme tolerancia

Por redacción
| 14 de agosto de 2016

La primera característica que definieron las integrantes del equipo técnico del Registro Único de Adoptantes (RUA) es que la mitad de los 55 postulantes son mujeres solteras y el resto son parejas. Las tres coincidieron en que las personas que llegan al RUA por primera vez carecen de información fidedigna, no solamente respecto del procedimiento formal y legal, sino de cuáles son las implicancias desde lo social, emocional y psicológico de ser padres adoptivos.

 


Las profesionales tienen la responsabilidad de informarle a los postulantes cuáles son las estadísticas nacionales y provinciales, en qué etapa hay más niños en estado de adoptabilidad porque hoy está entre la segunda y tercera infancia (6 a 12 años), que no siempre es un niño solo sino un grupo de hermanos, que el Código Civil a partir de su modificación hace especial hincapié en que se mantengan los vínculos fraternos y que en caso de no concretarse, se debe mantener el vínculo con la otra familia que adopta al resto de los hermanos.

 


Soledad Salvi dijo que “cada familia que se postula para adoptar tiene sus particularidades, pero no obstante lo que sí es común a todas ellas es que se han tomado un tiempo antes de decidirlo. Muchos de ellos también han hecho tratamientos de fertilización para poder concebir un hijo de manera biológica como camino previo a la adopción. Eso quiere decir que son familias con largos recorridos, con cargas de frustración, con sufrimiento emocional y también físico”.

 


Liliana Marturano explicó que “lo primero que tienen que tener en claro es que ellos van a pasar a ser una familia adoptiva con sus características particulares y que tendrán que crear un vínculo con el que será en su momento su hijo. Y para eso deberán obtener los recursos, que nosotros tratamos de que visualicen y trabajen, para concretar así su proyecto de ser padres. Todos pueden tener la buena intención de serlo, pero también es cierto que no todos contamos con esos recursos internos para poder desarrollar un rol tan importante como es el de ser padres adoptivos”.

 


Otro característica común es que destacó Salvi fue “la voluntad adoptiva mayoritaria es que desean adoptar niños de 0 a 2 años, que en la realidad es muy bajo el porcentaje de niños en adoptabilidad con esa edad”. Por eso indicó que “desde ese punto de partida empezamos a trabajar con los postulantes para informarles cuál es la edad de los niños que necesitan ser adoptados. Porque ahora hubo un cambio en el paradigma y se buscan adoptantes para restituirle a los niños el derecho de vivir en familia”. Y recordó que durante muchos años “se creyó que el instituto de la adopción sólo le posibilitaba a aquellas parejas que no podían tener hijos, ser padres”.

 


Lucía Monsalva aportó que “la adopción es la que tiene más mitos a su alrededor como por ejemplo el tiempo de espera: que los trámites demoran años y que por eso no se puede concretar. Pero en realidad esto tiene que ver con que hay un desfasaje entre lo que se pretende, es decir sus expectativas, frente a la realidad que es nada menos que garantizarle una familia al niño. Los postulantes pretenden otra situación familiar que está más asociada a la biológica del bebé pequeño. No tiene que ver con la burocracia y los tiempos de espera, que ahora cambió y se denomina tiempo de preparación”.

 


Y aclaró que “los que no tienen que esperar son los niños. Los postulantes sí lo pueden hacer y hasta deben prepararse porque a lo mejor no adopten nunca. No es un hecho que las personas que se anotan en el RUA seguro van a adoptar, generalmente sí lo logran, pero sigue siendo una posibilidad. Por eso hablamos de tiempo de preparación, porque la paternidad adoptiva no es igual que la biológica”.

 


Salvi rescató que “las características más importantes que evaluamos son la flexibilidad y la apertura para andar este proceso que tiene un montón de situaciones a la hora  de incorporar un extraño a la familia. Poder brindarnos para que ese niño o niña deje de serlo y constituirse como familia en el tiempo. Para conseguirlo hay que alcanzar una enorme tolerancia que es básico para alguien que quiera adoptar. Esto es lo que en el tiempo les permitirá ir modificando su idea de familia”.

 


Marturano añadió que “hay situaciones donde amerita que un niño y sus hermanos sean adoptados por una mamá y un papá; y en otros, la relación es mejor que la tenga con un solo referente. Pero siempre tenemos en cuenta las características y necesidades de los chicos”.

 


Y Monsalva indicó que tuvieron el caso de un matrimonio “que adoptó a las dos semanas de quedar inscriptos y otro que lo hizo al mes. En estos casos eran familias que tenían una amplitud en las preferencias. Hay familias adoptivas que tienen un perfil que les permite renunciar a las primeras etapas del crecimiento del niño pero lo hacen en pos del deseo de ser padres. Esa tolerancia a la frustración les permite darse cuenta que a partir de ese momento están construyendo una familia con hijos”. 

 


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