El sábado pasado, el día que la Patria festejó los doscientos años de independencia, Jorge Andrés Maturano escoltó la Bandera Argentina del Centro de Ex Combatientes “2 de Abril”, en el acto que la Municipalidad hizo en la plaza Pringles. Como vocal de la entidad que reúne a los soldados de Malvinas podría haber portado la Enseña Nacional, pero la dejó en manos de un compañero. Siempre se ceden unos a otros ese honor, contó el presidente del Centro, José Ojeda, que participaba de otra ceremonia, en Quines.
El 9 de Julio del Bicentenario, alguien retrató a Jorge junto a la Bandera celeste y blanca, en el último acto público en el que participó. Esa imagen, que probablemente es la última que le tomaron en vida, resume apropiadamente lo que eran para Maturano la Patria, su máximo símbolo y las islas Malvinas.
Participar en la guerra de 1982 “me enseñó muchas cosas, desde lo más simple que puede parecer insignificante, que es respetar los símbolos patrios, valorar las palabras patria y nacionalismo bien entendido, donde se respetan las instituciones, de la familia para abajo”, le contó a El Diario, que lo entrevistó en 2013, en ocasión de un nuevo aniversario del conflicto bélico con Gran Bretaña.
Este medio ya había publicado, en años anteriores, el testimonio del veterano.
En 1982, Jorge tenía 20 años. No era un conscripto, sino “un soldado de carrera”, dijo Ojeda ayer. Para el 2 de abril, Maturano regresaba de la Antártida al continente, en el buque "Bahía Paraíso", cuando les informaron que debían atracar en el puerto de Ushuaia. “No sabíamos qué pasaba”, recordó. Era la guerra.


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