Hallazgo macabro: “Recién hoy papá vive el duelo por su hijo”

Carlos Agustín Pedernera está apagado. Casi no habla de su hijo Carlitos. Le hace mal. Desde que el juez Leandro Estrada, quien investiga la muerte del joven, le permitió irse de la Comisaría 9ª, el hombre de 65 años está al cuidado de una sobrina. La familia de su primera esposa arregló que, por lo pronto, como no tiene donde ir, se quede ahí. Así lo mantienen lejos del predio del ex Hogar Escuela de Villa Mercedes y de la casa que tenía allí, donde supo convivir con Carlitos, cuando el chico estaba vivo y, también, cuando se convirtió en un cadáver. “Mi papá recién ahora, a tres años de la muerte de su hijo, vive su duelo porque, para él, todo ese tiempo es como si hubieran vivido juntos”, dijo Marisa, una de sus hijas.

Contó que habló con su padre y, con total honestidad, le dijo lo que pensaba.

—“¿Vos te das cuenta de que lo que hiciste no es normal, que la gente no hace eso, no viven con una persona muerta?”, le remarcó Marisa.

Con voz baja y cabeza gacha, él le respondió: “Ya sé que no es normal. Yo voy a hacer todo lo que ustedes me digan…”.

—“Vas a tener que recibir ayuda psiquiátrica”, le planteó la joven.

—“Sí, es verdad…”, le reconoció.

El cocinero del ex Hogar Escuela permaneció en la comisaría del barrio Estación hasta el martes pasado. El juez explicó que lo mantuvo ahí, sobre todo, por una cuestión humanitaria. Tras el allanamiento de su vivienda y el hallazgo del cuerpo del joven de 26 años, la morada fue aislada y no puede ser habitada hasta que terminen las averiguaciones. Pedernera, entonces, no tenía dónde ir.

Los policías y el magistrado hablaron con las hijas del hombre, Vilma y Marisa, para preguntarles si alguna podía hacerse cargo de él. “Primero hablaron con Vilma. Pero ella no quiso”, comentó Marisa. Según trascendió, ni siquiera puede ver a los ojos a su padre.

Después le consultaron a la joven de 31 años, que vive en el barrio La Ribera. “Les dije que no podía llevármelo a mi casa, porque tengo cinco nenes”, afirmó Marisa. Aclaró que ella, en realidad, jamás tuvo mucha relación con el cocinero. Cuando él se separó de su madre y se juntó con Ema Chavero, con quien después tuvo a Vilma y Carlitos, perdieron el poco contacto que existía. “Si lo habré visto diez veces en mi vida es mucho”, dijo.

Pese al pasado, la familia no lo abandonó. Acordaron que, mientras la investigación avance, estará en lo de una sobrina. “Quedamos con el juez y la Policía en que no podemos decir dónde está, por resguardo, por cualquier posible reacción que pueda tener la otra familia (de Ema Chavero)”, comentó. Lo dice seguramente por Vilma y otros parientes que, ante las cámaras de televisión, manifestaron que iban a matar al cocinero.

El magistrado aclaró que la causa no está encuadrada en una figura penal. Dijo que tener un cadáver en la casa es, claro, una conducta atípica, pero no un delito.

Comentó que, por lo pronto, como Pedernera no está imputado, no puede solicitar que le realicen una pericia para determinar sus facultades mentales. Sólo podría requerir un estudio de esa naturaleza si el abogado defensor lo pide primero.