Sergio Lucero y su madre, María Chirino comenzaron a subir el cerro Tinaja, en Villa de la Quebrada, para hacer el recorrido del Vía Crucis. Era un Viernes Santo gris, nublado, aunque por momentos se asomaban algunos rayos de sol. A paso lento, agarrados de las manos pasaron por las catorce estaciones. En cada una de ellas, se detenían unos minutos a rezar. “Somos de San Francisco del Monte de Oro y venir los viernes santo es una tradición, hace muchos años que lo hacemos con mi mamá. Ya ni recuerdo hace cuanto que venimos”, dijo. Las celebraciones continuarán el sábado y domingo con la Vigilia Pascual y la Santa Misa de Resurrección.
A las 15:15 comenzó tradicional peregrinación por las estaciones con las figuras de mármol de carrara que relatan las diferentes etapas o momentos vividos por Jesús desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión. Cientos de fieles, recorrieron unos mil cuatrocientos metros del camino que alcanza los más de trescientos metros de altura.
A medida que los peregrinos caminaban y rezaban, el sol comenzó a salir y la temperatura empezó a subir. Para cuando finalizó Vía Crucis, una hora después, se despejó y las familias aprovecharon para tomar mates en la plaza.
“Venimos todos los años para el Viernes Santo. Llegamos después del mediodía pero no pudimos hacer el recorrido del cerro. Tal vez lo hagamos más tarde”, dijo Victoria. Desde Juana Koslay, viajó con su madre, una hermana, su sobrina y su hija.
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