Hace dos años denunció mala praxis; aún no tiene respuesta

Luis Sierra asegura que su vida cambió para siempre hace dos años, cuando su esposa Julie murió como consecuencia de una neumopatía, según reveló la autopsia. Pero el hombre nunca pudo hacer el duelo, se tuvo que mantener fuerte, dice, porque desde entonces pelea para que la Justicia investigue a la clínica y a los médicos que atendieron a su mujer, que fue diagnosticada y operada por un problema de vesícula, un cuadro médico muy distinto al que se llevó su vida. “En dos años que lleva este proceso no veo nada concreto, no veo una investigación profunda”, se quejó ayer en una conferencia de prensa que brindó junto a su abogado y a un médico forense que los asesora.

Julie Huamán Rivera tenía 47 años. El jueves 30 de octubre de 2014, tras padecer varios días un dolor abdominal que le llegaba hasta la espalda, su esposo la internó en la clínica Iltalia  de San Luis, prestadora de la obra social que tenía la pareja, OSPeCon.

“Ese mismo día a la tarde pasó a verla el doctor José Liendo. Le dijo que había dos posibilidades para intervenir: laparoscopía o con corte”, contó Sierra en una entrevista que le concedió a El Diario en marzo de 2015. El cirujano la operó y le extrajo 80 centímetros cúbicos de pus, de “una infección muy avanzada, muy grave, y pese a ello le dio el alta sin hacerle un tratamiento pos operatorio”, se quejó ayer.

En menos de dos días la mujer ya estaba en su casa, pero algo no andaba bien. “Comenzó a tener un comportamiento raro. Me miraba fijo. Miraba las cosas a su alrededor, pero no hablaba”, contó el viudo. Así que dos días después la volvió a ingresar a la clínica, solo que en esa ocasión la internaron directamente en terapia intensiva.

“En todo el tiempo que estuvo en la UTI (Unidad de Terapia Intensiva) nunca me dieron un diagnóstico, nunca me dijeron qué tenía. El doctor Roberto Cario, jefe de la UTI, nunca pudo controlarle la fiebre. Fueron pasando los días y, en la desesperación de ver que empeoraba, me metí a la fuerza a terapia a tomar fotos para mostrárselas a alguien de la clínica para que hiciera algo”, contó con las imágenes en la mano.

Fue tanta la insistencia de Sierra que en la clínica accedieron a derivarla a un centro médico de Buenos Aires, pero Julie murió en la ambulancia que la trasladaba, a 40 minutos de llegar.

En medio del dolor por la pérdida, Sierra tuvo que soportar una investigación de la Policía Federal, que fue quien ordenó la autopsia, que se realizó en Buenos Aires. “El resultado fue que había muerto de una neumopatía, algo que nada tenía que ver con la vesícula. Eso me llevó a iniciar acciones por vía judicial contra la clínica Italia, contra la obra social y contra los médicos que intervinieron a mi señora”.

El médico forense Néstor Vallejo, que asiste a Sierra y a su abogado, Eduardo Agundez, considera que en la copia de la historia clínica a la que accedió el viudo hay elementos suficientes que prueban que hubo irregularidades en la atención.

“Liendo les dice que posiblemente sea laparascopía, mínimamente invasiva, pero no hizo la evaluación que correspondía, con la profundidad que merecía, y en medio de la operación toma la decisión de hacerle una operación total”, explicó. “Terminó la intervención y le dio el alta prácticamente a las 24 horas, tal vez sin que la medicación hubiese hecho efecto aún”, resumió.

Además, el profesional dice que el anestesista que actuó en la intervención en realidad está registrado como médico cirujano, “lo que es un error gravísimo”. “Pero eso no sería nada, noten directamente que la hoja de la medicación prequirúrgica está en blanco, no se sabe nada”, sentenció mientras exhibía una fotocopia.

A su turno, Agundez expuso lo que consideró la irregularidad más grave en el caso. “Por pedido de mi cliente, los médicos le dieron una copia de la historia clínica. La original, que está secuestrada y se envió a tribunales, está adulterada, lo que implica un delito grave”, dijo.

Sierra denunció una mala praxis en diciembre de 2014, una causa que lleva adelante el juzgado Penal Nº 2. Agundez asegura que la causa no está paralizada, incluso el juez llamó a una junta médica para analizar el tratamiento que le dieron a Huamán, pero el letrado, Vallejo y Sierra coincidieron en que ese análisis fue parcial e impugnaron esa prueba. “Como el juzgado nos rechazó la impugnación, nosotros apelamos y la causa subió a la Cámara”. “Ahora tenemos que esperar que el expediente baje para cotejar las dos historias clínicas (la original y la copia) para determinar cuáles son las partes que han sido adulteradas”, y en consecuencia, posiblemente denunciar una falsificación de documento público.

El viudo dice que desde que falta su esposa, su vida y la de sus dos hijos es un desastre. Pero hay algo que tiene muy claro y en lo que es muy ordenado: quiere que los responsables paguen, y para ello juntó, en una carpeta que no suelta en ningún momento, pruebas que dan cuenta, afirma, de que hubo negligencia del equipo que la atendió. Y una de ellas es la desgravación de un audio en el que “una médica explica textualmente cuáles fueron los yerros médicos en el tratamiento y la cirugía de su esposa. Tenemos el audio y lo vamos a presentar en la Justicia, porque demuestra una irregularidad grave”, consideró Agundez.

“Considero que, hoy en día, una operación de vesícula es como extraer una pieza dental. Sin embargo, por un descuido, por una mala praxis, acabaron con la vida de un persona muy especial para mí, arruinando mi vida y la de mis hijos”, dijo Sierra.