"La pareja extraviada en Potrero vivió una verdadera odisea"

El caso de Jimena y Daniel dejó una moraleja doble. Que las sierras puntanas no son para cualquiera y que existe un serio problema en la regulación y el registro de las personas que acceden a las atracciones naturales en la montaña. Damián Gómez, presidente de los bomberos de Potrero de los Funes, explicó el operativo que montaron para buscar a la pareja y advirtió los peligros a los que se expone la gente que no conoce la zona.
El sábado a la noche, Gómez casi no podía bailar. Además del cuerpo de bomberos, el rescatista también integra un grupo de danza que se presentaba esa noche en un festival de Potrero, pero dos jornadas completas en el cerro había agotado casi toda su energía.
“Todos los rescates que hemos hecho, que deben ser unos 150 hasta el día de hoy, los hicimos en dos horas o menos. ¿Por qué? Porque conocemos la zona y los chicos en vez de caminar corren. Además, hay puntos específicos donde se pone cada uno y desde donde se los puede encontrar en minutos”, explicó. Por eso mismo lo que pasó con la búsqueda de Jimena y Daniel los desconcertó.
“Hay una cuestión lógica: la gente siempre baja a los claros, nunca se va para el monte. A nosotros se nos complica el rescate cuando la persona empieza a pensar de otra manera”. “Creemos que estos chicos comenzaron a subir sabiendo que estaban perdidos pero pensando en que iban a tener mejor visión”, hipotetizó Gómez.
Él y su personal se enteraron que los turistas estaban extraviados a las 15, cuando Fredy, la persona que cobra el acceso a uno de los ingresos al Salto de la Moneda, les dijo que acababa de recibir un llamado de la pareja. 
El presidente de los bomberos y dos rescatistas llegaron al lugar indicado por el guía en 20 minutos, cortando camino por el “cerro La Virgen”, pero no los hallaron. “Llamaron (Jimena y Daniel) por teléfono y esperaron ahí, pero hay una diferencia entre los horarios que dieron él y el guía”.
Daniel les dijo que el primer llamado a Fredy lo hizo cerca de las 14:20; Fredy que fue cerca de las 15. Esos 40 minutos de diferencia más los 20 que tardó en llegar el grupo de Gómez le dio a la pareja una hora para moverse. 
Gómez cree además que pudo haber otro dato erróneo. Fredy supuestamente caminó por el río hasta el cerro donde estaban los turistas y aseguró haberlos visto haciendo señas con una remera, pero el bombero cree que pueden haber estado un cerro más atrás de lo que les indicó el guía. Mientras más se demoraban, la pareja se adentraba más y más en la montaña hacia el este. 
A las 17 comenzó a sumarse a la búsqueda la Policía, gente de San Luis Solidario y efectivos de la División Canes. “Treinta y cinco personas estaban en el campo, pero en la logística había diez más, así que éramos 45 personas, contando al piloto del helicóptero y los mecánicos”.
Cerca de las 21 hubo una nueva comunicación de Jimena con Fredy. Le confirmaron que estaban perdidos y que estaban en una quebrada, pero no sabían dónde. Ese día la búsqueda cubrió el abanico comprendido entre el río Los Molles y el que desciende del Salto de la Moneda, hacia el noroeste. 
El primer grupo bajó de las sierras cerca de las 21 y subieron otros dos equipados con linternas y cilindros lumínicos. A los gritos, recorrieron la misma zona que a la tarde y un poco más, hasta las cuatro de la mañana, sin resultados.
Los rastrillajes se reanudaron a las 8 del sábado. El helicóptero sobrevoló la zona hacia el oeste, donde está el camino que va a La Punta, y a la noche fue hacia el este, rumbo a Los Molles. Se sumaron vaqueanos a caballo y “la búsqueda se abrió más. Había gente distribuida en todos lados”, pero la jornada terminó otra vez sin novedades. 
El operativo concluyó cerca de las 20. Casi cinco horas después, la pareja llegó por sus propios medios a la comisaría de Potrero. Estaban deshidratados, lastimados y con mucho hambre.
Por las pocas preguntas que pudo hacerles a la madrugada, Gómez cree que Jimena y Daniel recorrieron varios kilómetros hasta llegar al río Áspero, que se une con el río Los Molles a más de cinco kilómetros del pueblo cerro arriba. “Si es donde creemos, esa zona del río es muy peligrosa para bajar y transitar”. 
La única explicación que encuentra el bombero es que, con una hora de atraso al principio de la búsqueda y con un dato impreciso de cual fue la última ubicación de la pareja, Jimena y Daniel siempre se mantuvieron adelantados al radio de rastrillaje.
“Nos resta saber si hubo una margen de error nuestro, de información o de rastrillaje. Si realmente la información que surgió de las llamadas está bien, deberemos hacer una autocrítica de nuestro trabajo para situaciones futuras”, opinó Gómez.