Manejaba ebrio, chocó un auto estacionado y acabó detenido

El de Joel Osvaldo Barahona fue el tercer caso de un conductor ebrio al volante en cuatro días. El domingo a la mañana, policías del Comando Radioeléctrico lo detuvieron en uno de los límites del centro puntano. Minutos antes, había chocado dos veces el vehículo que un vecino de 79 años limpiaba en la vereda de su casa. El estado en el que estaba el detenido ni siquiera le permitió explicarle a la Policía lo sucedido. En su lugar, huyó y se metió a la vivienda del otro hombre, actitud que le costó una causa por violación de domicilio, además de la multa que deberá pagar por manejar alcoholizado.

Barahona, de 29 años, había ido varias veces a la casa de un amigo, en el pasaje Almafuerte al 1400, sin poder hallarlo. En el último intento, cerca de las 10:30, encontró a Pedro Lucero, padre de su conocido, en la calle. “El damnificado estaba limpiando su auto particular en la vereda, un Chevrolet Aveo”, detalló el jefe de la Comisaría 6ª, comisario inspector Carlos Villegas. Afectado por unas copas de más, “Barahona hizo una maniobra y con su vehículo tocó al rodado de Lucero. Intentó irse mientras el dueño de casa le recriminaba la maniobra, pero Barahona volvió a tocarle el auto y comenzó una discusión”, agregó la fuente.

El alboroto motivó que un vecino llamara al 911. “Cuando llegaron los móviles de Comando, Barahona salió corriendo y entró al domicilio de Lucero por la cochera. El personal policial lo sacó de la vivienda por pedido del propietario y lo trasladó a la comisaría. Antes, convocamos a inspectores municipales para que le realizaran el alcohotest, dado el estado que presentaba”, contó Villegas. Lo que se notaba a simple vista fue confirmado por el alcoholímetro. Barahona tenía 2,68 gramos de alcohol por litro de sangre, una cifra cinco veces superior a la permitida (0,50 gramos por litro).

El infractor y su vehículo, un Citroën Air Cross blanco, fueron trasladados a la Comisaría 6ª. “Le iniciaron una causa por daños y violación de domicilio, que quedó en manos del Juzgado Correccional y Contravencional. Pero, por otro lado, está la multa por conducir en estado de ebriedad, que es competencia del Juzgado de Faltas de la Municipalidad”, informó el comisario.

En su denuncia, Lucero aclaró que su Chevrolet sólo sufrió algunos rayones en la pintura, pero al mal rato se lo llevó igual. Hasta ayer, Barahona continuaba en una celda, a la espera de que el juez Marcelo Bustamante Marone resuelva su situación.

El costo de la imprudencia

“Si el conductor no posee antecedentes o hechos previos asentados, la multa a aplicar es la mínima: 2.500 pesos. Si ya ha incurrido en la misma falta anteriormente esa suma puede elevarse hasta un 70%, e incluso se puede inhabilitar al infractor para conducir. Depende la gravedad del hecho”, detalló el juez de Faltas municipal, Alejandro Ferrari, consultado sobre lo ocurrido con Barahona. “En este tipo de casos al infractor le cabe la aplicación del artículo 2555/94 del Código de Faltas municipal y el 362/2006, como ordenanza complementaria”, agregó.

Ferrari dijo además que es sumamente importante que el sistema de control en rutas y calles funcione y que las penas que se aplican escarmienten al infractor. “Hacía más de dos años que a este juzgado no venían expedientes por este tema, pero en el último mes la situación cambió y ya hemos recibido más de 50 actas por alcoholemia. Eso se debe en gran parte al trabajo coordinado que la Policía de la Provincia está realizando en la calle y que ojalá se mantenga en el tiempo, porque si los controles no son periódicos y sostenidos en el tiempo, la cosa no funciona”, concluyó.