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Piden 12 años de prisión para un "trapito" que mató por 5 pesos

Por redacción
| 27 de mayo de 2015
Agosto de 2013. Cuando lo apresaron, "Nacho" Muñoz tenía la ropa manchada con sangre de Ponce.

Ayer, cuando un fiscal pidió que a Javier Ignacio Muñoz lo condenen a doce años de cárcel, el “trapito” acusado de matar a otro en Villa Mercedes habrá pensado, una vez más, lo costoso que resultaron los cinco pesos y el celular de dudosa calidad por los que había golpeado a Viviano Oscar Ponce. La Cámara del Crimen Nº 1 de Villa Mercedes va a dar hoy al mediodía el veredicto contra el procesado por homicidio.

 


Aunque en una audiencia anterior “Nacho” Muñoz  declaró ante el tribunal que había peleado con Ponce porque mientras dormía el otro lavacoches le había robado el teléfono y setecientos pesos, el fiscal de Cámara Néstor Lucero dijo ayer que recién en esa declaración el acusado mencionó la supuesta existencia de esa cantidad de dinero.

 


“En la causa siempre se habló únicamente de cinco pesos. Un testigo presencial de la agresión dijo que se peleaban por ese monto”, sostuvo el acusador.

 


Si bien una u otra cantidad de dinero no justifica más o menos la acción homicida que le adjudican a Muñoz, los escasos cinco pesos por los que atacó a la víctima reflejan lo precaria que era la vida de ambos, dos adictos al alcohol y a las drogas que dormían en una pieza abandonada, sin techo, puertas ni ventanas, en un baldío de la esquina de Doctor Mestre y pasaje Sarmiento, en el barrio Las Mirandas.

 


El acusado –tenía 22 años cuando lo detuvieron, en agosto de 2013– dijo ante los jueces que él no le había dado una paliza a Ponce, sino que habían peleado mano a mano. Y sostuvo que él no lo mató, porque cuando él se fue de la pieza, el otro quedó con vida. “Lo mismo dice el testigo Víctor Ogas”, afirmó ayer, en su alegato, el defensor oficial de Muñoz, Javier Vallejos.

 


“El testigo declaró que es enemigo de Muñoz, por lo tanto le he pedido al tribunal que sea prudente a la hora de valorar su testimonio”, agregó.

 


“Nacho” aseguró que solamente le dio trompadas a su contrincante. Pero las lesiones que el médico forense Horacio Sosa de los Santos le halló en la cabeza hacen pensar que Ponce fue golpeado con otro objeto contundente.

 


El lavacoches de 36 años murió por un traumatismo cráneo encefálico, según el dictamen que el perito le entregó en ese entonces a la jueza de instrucción Penal Nº 3, Mirta Ucelay.

 


La agresión fue el sábado 24 de agosto de 2013. A la mañana, Ponce y Muñoz habían tratado de hacerse de unos pesos limpiando parabrisas en la esquina de la avenida 25 de Mayo y Betbeder. A la tarde, cuando volvieron al improvisado refugio surgió la discusión por los cinco pesos. Pero Ogas se interpuso y los calmó. Se dedicaron a tomar, y al parecer también a consumir pastillas.

 


Más tarde, cuando Ponce ya estaba doblegado por el alcohol, Muñoz lo atacó a golpes y lo derribó en el suelo. Ahí aprovechó para seguirle pegando trompadas, patadas y codazos, hasta que el testigo lo apartó.

 


Ogas ayudó a la víctima a recostarse en un pedazo de colchón viejo que tenían en un rincón, mientras el agresor le robaba las zapatillas, una mochila y un jogging, declaró el testigo.

 


El hombre que había ayudado al herido volvió al otro día con otra persona y encontró muerto a Ponce. Pero no le avisó a nadie. Más tarde, unos chicos que jugaban en el baldío descubrieron el cadáver y le avisaron a una persona que llamó a la Policía.

 


El sábado a la tarde, cuando Muñoz y Ogas abandonaron la pieza a medio construir, Ponce todavía estaba con vida. Pero las lesiones que le había causado Muñoz evolucionaron y le desencadenaron la muerte. O el agresor volvió más tarde y repitió la golpiza más de una vez, sospecha el fiscal de Cámara.

 


De lo que Lucero no tiene dudas es que solamente el ahora detenido es culpable de la muerte de Ponce. “Hay prueba inobjetable de que él le dio trompadas, patadas y codazos. Y no tenemos constatado que haya sido golpeado por otras personas”, dijo.

 


“Las pruebas conducen a Muñoz”, aseguró el fiscal. El acusado fue detenido a la una de la tarde del lunes 26 de agosto, dos días después del crimen. Llevaba puestas las zapatillas “Fila” que le había robado a Ponce. La suela del calzado y las mangas de la campera con la que se abrigaba el sospechoso estaban manchadas con la sangre de la víctima.

 



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