Un invierno más parecido a lo normal

Es inestable, indomable y a veces hasta caprichoso. Por esa razón la revista El Campo conversó con José Ignacio López Amorín, un especialista del Servicio Meteorológico Nacional, y con Walter Maza, de la Universidad de la Punta, para que dieran su visión del clima. Los expertos hablaron sobre los eventos extremos ocurridos en el norte provincial durante febrero-marzo y sobre el futuro del invierno inminente, una información clave para el sector productivo.

El 2 de febrero de este año llovieron 149 milímetros en la capital. La intensidad de las precipitaciones marcó un récord en el máximo diario registrado entre 1931 y 2015.

Heladas tardías, que llegarán recién en los primeros días de junio, los rangos de temperatura, los regímenes de lluvia de las próximas estaciones secas, el fenómeno del Niño y su comportamiento, fueron sólo algunos de los temas que los meteorólogos se encargaron de explicar con claridad, para despejar dudas sobre lo que pasó y lo que pasará con los designios del cielo.

Pero para entender un poco lo que va a afrontar la provincia, primero hay que revisar cómo empezó el año. Si bien fue un arranque con normalidad, la nota la dio febrero. En varias localidades del norte, centro y este del territorio puntano las precipitaciones rebalsaron el promedio histórico estipulado para ese mes y que decantaron en inundaciones que irrumpieron con ferocidad en la vida de decenas de sus pobladores.

En la Capital, por ejemplo, desde el 1º de enero a la actualidad llovieron cerca de 560 milímetros, de los cuales 314 cayeron en febrero. Villa Reynolds lo mismo: lleva acumulados 501 milímetros con 314, es decir más de la mitad, que precipitaron en febrero.

Revelador fue el caso de Santa Rosa del Conlara, que en los primeros tres meses registró 547 milímetros, el régimen de todo un año. “Y de ese total, 305 precipitaron justamente en febrero, el triple del valor histórico para ese mes”, detalló López Amorín.

El NSO – Niño Southern Oscillation por sus siglas en inglés— o simplemente “el Niño”, podría haber sido el causante de estas excepciones. Sin embargo, a pesar de las predicciones que aseguraban en un 80 por ciento que iba a pisar con fuerza en el interior del país, apenas pudo sentirse ya que finalmente se manifestó con suavidad.

 “El Niño se genera por un cambio de las temperaturas de las aguas del Pacífico a la altura del Ecuador, que provocan un aumento en la presión atmosférica y desencadenan las modificaciones en el clima que vemos en el hemisferio sur. Justamente hasta febrero, las temperaturas superficiales del Pacífico ecuatorial fueron normales, es decir que no estuvimos ante un Niño marcado y no pueden relacionarse directamente con las precipitaciones extremas”, aseguró el meteorólogo del SMN.

La explicación está más al sur del océano Pacífico, frente a las costas de Chile. Simple, conciso y claro, López Amorín desarrolló qué fue lo que sucedió: “Allí hubo una anomalía anticiclónica -contra las agujas del reloj- que propulsó pasajes de frentes fríos que entraron por la Patagonia y que por una dinámica particular que se generó en la atmósfera, llegaron al centro del país. Allí chocaron con las temperaturas cálidas y eso produjo las fuertes precipitaciones”, aseguró el experto.

Quizás esa sea la razón por la cual el verano 2015 no tuvo tanto sol, ni tanta pileta. El inicio del año estuvo influenciado por estos aires fríos que interaccionaron con una masa de aire cálida -típica de la estación- que, al entrar en contacto una con, otra generaron lluvias intermitentes. “Por eso se vivió un enero y febrero con temperaturas inferiores en toda la región. Sobre todo las máximas no fueron tan intensas por esta cobertura nubosa”, aportó. En definitiva, fue un verano fresco y lluvioso y para seguir en la contracorriente, marzo se caracterizó insólitamente por las altas temperaturas.

El tiempo dirá

Con estos cambios celestiales, el futuro parecería dudoso. Sin embargo, José Ignacio López Amorín, un climatólogo del Servicio Meteorológico Nacional tiró cifras, datos probabilísticos y fue contundente con su pronóstico para los próximos tres meses en San Luis. En principio aseguró que tanto en la provincia, como en sus vecinas, las precipitaciones y las temperaturas estarán dentro de lo normal, con algunos aspectos especiales.

“Se espera que en mayo las precipitaciones abunden más que en junio o julio”, comentó sobre el comportamiento clásico del clima de esta región, en donde las lluvias son estivales y la época seca es invernal. De ahí que los cultivos que predominan son los de verano.

Sin embargo, habrá un poquitito más de agua porque, según comentó el especialista, si en Villa Reynolds el promedio de mayo son tres días de lluvias, en este 2015 habrá 4 días; en tanto si en junio la media está en dos días, y en julio está en tres días, este año habrá uno o dos días más de lluvia para cada mes.

Además, no descartó eventos de precipitaciones localmente más intensos, sobre todo en lo que queda del abril. Pero a no ilusionarse, porque la estadística no marca abundancia sino un comportamiento un poquito más húmedo que lo normal.

Aunque del otro lado de la vereda, el meteorólogo Walter Maza, de la Univesidad de La Punta, aseguró que los parámetros serán similares a los normales y que oscilarán dentro de la media histórica para mayo, entre los 23.7 milímetros para la ciudad de San Luis y  33.7 para Villa Reynolds.

Y para junio, reiteró la tendencia y comentó una vez más que las precipitaciones estarán dentro de la media que para el mes, que es de 6  milímetros, y para Villa Reynolds de 13.1.  Según dijo,  sólo un 30 por ciento de los modelos pronostican una leve tendencia a que sean mayores a los normales.

El buen pronóstico está en las temperaturas, clave para el sector agrícola. Según López Amorín, en mayo y junio los grados estarán un poco más arriba que lo normal, por lo que “no se prevé que el otoño tenga heladas tempranas”, y el frío extremo del invierno llegará recién los primeros días de junio.

“Por eso se prevé que la estación invernal no será muy cruda”, agregó el miembro del Servicio Meteorológico Nacional y desglosó la predicción de temperaturas mes por mes: “Para mayo, la temperatura máxima media es de 20 grados y se estima que esté en 20.3 grados. Para junio si es de 17 la máxima, estará en 16.5, y para julio si es 16 estará unas décimas por encima”. En cuanto a las temperaturas mínimas, para mayo la media histórica es de 7.7, para junio 4 grados y julio 3.6, y “se prevé que irán a estar dentro de estos rangos”. En líneas generales, la segunda estación del año tendrá temperaturas un poquito más cálidas, pero se espera que el invierno se acomode y se desarrolle con normalidad de acuerdo a los parámetros que suele tener San Luis. 

En la misma línea, Maza comentó que se prevé que la temperatura responda a los valores normales climatológicos. “Para la ciudad de San Luis, el valor normal de temperatura media, para mayo, es de 12.9 grados y para Villa Reynolds es de 11.4. En junio se prevé que la temperatura sea levemente inferior a los valores normales climatológicos. Para la ciudad de San Luis, el valor normal de temperatura media es de 10.1 grados y para Villa Reynolds de 8.1“.

En cuanto al Niño, estuvo amagando con una aparición que terminó siendo imperceptible. Según los estudios, “se está viendo que la temperatura está más caliente en el mar del Ecuador -que es la que causa el fenómeno que luego llega nuestro país-, con lo cual es probable que en mayo podamos hablar de un Niño leve”, comentó López Amorín.

Así, durante el próximo cuatrimestre y hasta octubre, la Argentina estará bajo la influencia del Niño; en San Luis habrá un poco más de humedad y las temperaturas no tan bajas, con lo cual bajará la probabilidad de heladas y habrá que descartar sequías profundas para estos meses. En fin, el campo estará más que agradecido.