Por lo general nadie en la casa de los Carmona suele estar a la expectativa de lo que Maitena, la perra más vieja de la casa, hace cuando sale a corretear. La galgo overa tiene la costumbre de entrar y salir cuando se le apetece de la vivienda, deambular por los tupidos baldíos de las inmediaciones y regresar a su domicilio con lo que sea que haya encontrado en sus recorridos; ya sea para comerlo al momento o para jugar con él un rato. Pero lo que el animal acercó ayer hasta el patio trasero de Chacabuco y Calle 63, en las cercanías de la zona residencial de Villa Mercedes, no se parecía a ninguno de sus anteriores hallazgos. “Cuando lo vimos, de lejos, parecía la cara de un bebote, un muñeco”, contó todavía con la impresión a cuestas Antonella, la dueña de la perra.
La autopsia, a cargo de la forense Alba Pereira, reveló que la cabeza tenía dos cortes. Uno en la parte frontal, a la altura del cuello, casi en la coyuntura con el cráneo. Esa primera incisión iba de adelante para atrás, no en sentido recto sino algo transversal. El segundo corte lo presentaba en la cara lateral derecha, reveló un informante.
Dado que hasta el cierre de esta edición los investigadores no habían localizado el cuerpo, no pudieron establecer aún de qué sexo es la criatura. Lo que sí pudo estimar la médica es que no tenía más de dos días de vida.
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