Los vecinos de los nuevos barrios de la zona sur, entregados en diciembre y enero por el gobierno provincial, quedan anegados después de cada tormenta porque las calles de tierra se convierten en ríos y son intransitables. Aseguran que los colectivos y el camión recolector de residuos no pasan con frecuencia y que necesitan una solución definitiva de parte del Municipio. Indicaron además que el agua que desborda por las cloacas recorre toda la zona y el olor nauseabundo es inaguantable. Temen incluso por la propagación de enfermedades porque hay muchos niños.
Otro de los problemas que padecen es con el transporte.
“Los camiones estuvieron tirando tierra pero la lluvia barrió todo. Los autos no pueden circular y a veces quedan varados por el mal estado de las calles”, contó Martín, del barrio 500 Viviendas. Mencionó que cuando entregaron las casas la imagen era distinta, pero cuando empezaron las tormentas todo cambió.
Las primeras familias que se mudaron hace 6 meses aseguran que la situación se agrava con cada lluvia. “Se arman zanjones por el paso del agua y esto va a seguir a menos que hagan alguna obra definitiva”, afirmó Sonia, quien agregó: “Mi hija de 8 años se metió el otro día en uno de los pozos y le llegaba a la cintura. Es un verdadero peligro para los chicos”.
Otro de los problemas que padecen es con el transporte. Sostuvieron que los primeros días después del temporal la línea K, la única que pasa por el barrio, no entraba sino que los dejaba en la ruta. Debían caminar hasta tres kilómetros entre el agua y el barro. Remarcaron que recién el jueves el colectivo volvió a hacer el recorrido habitual.
Según Tomás, en las viviendas aún no habían pasado las máquinas para mejorar el aspecto. “Las banquinas están todas comidas y los autos no pueden estacionar. El colectivo tiene que parar del otro lado porque hace unos días uno se quedó con la rueda estancada en uno de los pozos”, contó.
En las últimas manzanas, que fueron otorgadas en enero y correspondientes al 150 Viviendas, la situación es peor. “No podés sacar la basura porque el recolector no pasa y se acumulan bolsas”, reclamó Gastón, quien añadió “mi señora llamó como tres veces al 0800 de la Municipalidad para que arreglaran el medidor de agua. Nunca vinieron, así que lo tuve que hacer yo”.
Los vecinos señalaron que ni el Municipio ni el gobierno provincial se hace cargo de la situación. “No sabés a quién reclamar porque se lavan las manos, uno te dice que es responsabilidad del otro y al final nadie viene a arreglar nada”, lamentó Martín.
Ríos de cloacas
La gente teme por la propagación de enfermedades debido al agua servida que recorre las calles, desde la manzana 154 hasta la 156. Sumado a esto, el olor hediondo de cloacas de hace más de dos semanas obliga a los vecinos a mantener las puertas y ventanas cerradas a pesar del calor. Dijeron que están cansados de tener que estar limpiando constantemente las casas con lavandina y que hay moscas, moscardones y mosquitos durante las 24 horas.
Aseguran que desde que se mudaron siempre tuvieron problemas con el servicio y que la empresa responsable no realiza los arreglos porque argumenta que no cuenta con los materiales para hacerlo.
LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casaMás Noticias
