Sancionaron un hombre por manejar un vehículo alcoholizado unos 30 kilómetros

Un efectivo vio que una Chevrolet S10 avanzaba zigzagueante por la ruta nacional Nº 7 y resolvió hacerle señas al chofer para que parara. Éste acató la orden. Al tenerlo cerca y sentirle el olor a alcohol que su aliento despedía, el agente tuvo un segundo indicio de que el conductor no estaba apto para seguir. Decidió hacerle un alcoholtest. La prueba le confirmó que el hombre sobrepasaba ampliamente el límite que la ley permite a los conductores no profesionales: tenía 1,55 gramo de alcohol por litro de sangre, informó el jefe de la Policía Caminera, comisario inspector Sergio Quiroga.

Al parecer, el imprudente había conducido unos 30 ó 40 kilómetros en ese estado, dijo el jefe del Destacamento Limítrofe Nº 7, comisario José Nievas. Sólo por fortuna o milagro, no causó una tragedia vial, consideró.

A parte de la propia, el infractor “ha puesto en peligro la vida de otras personas”, dijo Nievas. Además, “si hubiera causado la muerte o la lesión de un ser humano, también estaría en riesgo el puesto de trabajo de los policías que estaban en el control y que no lo detectaron o pararon”, acotó. “Por suerte, el conductor entendió que había cometido un error grave al salir alcoholizado a la ruta. Quedó en ir mañana    -por hoy– a hablar con la jueza” de la Unidad de Juzgamiento de la Provincia de San Luis, María Ana Baretto.

El procedimiento se realizó a las 00:50 de ayer en inmediaciones a ese puesto fronterizo, a la altura del kilómetro 655 y medio de la mencionada ruta. Por ahí pasaba la pickup blanca identificada con la patente IWJ 986.

Al volante iba un trabajador agrícola de apellido Ressia, que vive en la zona rural de la localidad cordobesa de Washington. Según Nievas, él y los dos compañeros de trabajo que iban con él tenían como destino la ciudad de Villa Mercedes.

En algunas oportunidades, cuando la alcoholemia no es excesiva, se permite que alguno de los acompañantes conduzca el rodado, previa constatación de que está en condiciones de hacerlo, explicó Nievas. Pero éste no fue el caso. “Uno de los amigos no tenía alcohol en sangre, pero no disponía de carné”, detalló.  Por ello, después de hacer las diligencias, Ressia y sus compañeros regresaron a Washington en un remise.

A Ressia se le labró un acta de infracción, y el rodado quedó retenido. “Si a los infractores se les permitiera irse sin más, con seguridad que no pagarían nunca la multa y no tomarían ningún cuidado posterior. No escarmentarían. Por ello creo que cuando al infractor tiene más pasos que cumplir, como por ejemplo, ir a San Luis a hacer los trámites para disponer nuevamente del vehículo, pagar la multa, le aseguro que no pasa otra vez en estado de ebriedad”, opinó Nievas.